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Gustavo Bueno

Curso de Filosofía de la Música · 1b

Primera lección, segunda parte, del Curso de Filosofía de la Música impartido en el Conservatorio Superior de Música de Oviedo (2007)

Gustavo Bueno, Curso de Filosofía de la Música · 1b

viernes 13 de abril de 2007 (1h 2m)

[ Transcripción de la lección CFM01b realizada por Pablo Huerga, verano de 2014 ]

Las ideas las entendemos como algo que desborda cada área conceptual. Por ejemplo, el término “estructura”. “Estructura”, hace años hicimos un curso sobre estructuras en la facultad. Llamamos a geólogos, a médicos, a cristalógrafos, a geógrafos. Cada uno hablaba de ello desde su perspectiva, pero la idea de estructura no era ni geológica, aunque era geológica, ni matemática, o era cristalográfica, sociológica, musical, entonces, qué es estructura. Pues una idea, porque desborda cada uno de los conceptos, el concepto de estructura de un músico está ya acuñado y dibujado para que sirva para diferenciar cosas de ese recinto pero en conjunto qué es. Este es el criterio básico de distinción entre conceptos e ideas. Los conceptos se mueven con mucha más seguridad. Y las ideas son mucho más indeterminadas en principio, y mucho más difíciles de tratar, esa es la cuestión.

El problema era si esta filosofía de, va referida a recintos profesionalizados, conceptualizados, como puedan ser la música, el derecho, el estado, &c., si va referida a estos recintos, entonces cuál es el criterio para determinar que estos recintos son o no son de interés filosófico. Hay un texto que hemos citado muchas veces, es un texto de Platón, del Parménides, cuando le pregunta Sócrates joven a Parménides ya viejo. Le dice Sócrates joven a Parménides: -Entonces si hay ideas de todo (y las ideas de las que habla Parménides son muy parecidas a las que aquí hablamos) ¿también habrá ideas de pelo y de basura?, porque ahí ya no puede haber ideas de eso, piensa Sócrates, y Parménides responde “es que tú eres muy joven Sócrates, y no has advertido que el pelo y la basura también tienen sus ideas y merecen la atención de la filosofía”. El problema es que en principio las ideas pueden estar en cosas muy diversas, concretamente en la basura. La basura es una idea. Por mi parte he hecho alguna excursión en un libro de televisión y basura (Telebasura y democracia), en donde cito esto de Parménides, claro, porque me dijeron: “hombre es que hablar de televisión (Adorno fue uno de los que empezó con esto nada menos) es indigno para un filósofo, porque es una “caja tonta”, sin embargo, la televisión basura también tiene una idea, como es natural, y efectivamente daba unas páginas para mostrar cómo sobre la idea de basura se puede hacer una filosofía tan importante como sobre la idea de belleza.

El problema está no ya en que haya que segregar o descartar un conjunto de instituciones concretas por aparente falta de interés, sino, por otras cuestiones; por ejemplo, lo siguiente: supongamos una serie clónica de alfileres de aquellos que hablaba Adam Smith. Vamos a suponer una serie de doscientos cincuenta mil alfileres (Adam Smith). ¿Se podría decir que hay una filosofía del alfiler número 350? Lo mismo diríamos de monedas. Podrá haber filosofía de la moneda, y la hay, pero si hay una acuñación de monedas de 250 millones de monedas, ¿se podría hacer una filosofía de la moneda número cuatrocientos cincuenta mil de la serie? Parece que no. Entonces ya se ve que todo lo que existe no encierra ideas filosóficas. En este caso sí, se ve claro, por la condición de clónico que le hemos puesto. Si este alfiler es indiscernible de otro por qué vas a hacer filosofía de este y no del otro, en todo caso tendrías que hacerlo de toda la serie, y a lo sumo, de todas las monedas, y claro que hay una filosofía de la moneda.

En el caso que nos ocupa: Realmente la música es un arte o lo que fuera que encierra o encarna o tiene que ver con alguna idea característica, sea porque emanan de ellas, sea porque se pueden aplicar a la música ideas de un modo característico, porque si no, la filosofía de la música sería como cualquier otra? Por ejemplo, si en la filosofía escolástica tradicional la idea fundamental es el ser, entonces, ser es tanto el alfiler, como la quinta sinfonía, como el Partenón, todo son seres y a todos podríamos aplicarle la idea general de ser. Pero entonces la aplicación al Partenón, a la quinta sinfonía sería indiscernible una de otra, sería aplicar la misma plantilla a todo. Hace falta entonces que aquellos núcleos en torno al cual se hace una filosofía de, tenga alguna conexión especial con esas ideas que decimos, hasta el punto de que esas ideas broten de esos núcleos, y no al revés, que emanen de esos núcleos, y no es tan fácil eso. De eso tenemos que hablar: de hasta qué punto todas las ideas proceden de núcleos de este tipo y no al revés. El concepto de arte, por ejemplo. Es un concepto taxonómico, en principio. Cuando alguien dice “es que yo soy artista”, pero artista de qué, es escultor, es músico. De qué es usted artista, porque considerarse artista es excesivo, será músico, pero entonces no tiene nada que ver con la escultura, entonces diga que es músico y no diga que es escultor. Si dice soy artista se eleva a un concepto taxonómico que no tiene una profesión determinada, ¿se da cuenta lo que quiere decir la institución? Hay un colegio de artistas, como hay una sociedad de autores, pero eso no tiene nada que ver, como hay sociedad de libreros, pero eso no tiene nada que ver. Son ideas mentirosas, fantásticas. Todo el mundo recordará lo que es la feria del libro. La cantidad de conferencias que nos ha tocado dar sobre el libro. Yo siempre preguntaba: ¿De qué libro? Porque si es la fiesta del libro como libro es distinto un libro de poesía, otro de cemento armado, &c., pero de qué libro habla usted. Usted como librero habla del libro, pero el libro como institución es muy distinto, tiene que ver con lo libreros, fabricantes, editores, &c. Pero entonces es un concepto distinto. Resulta que los contenidos de los libros quedan abstraídos. Tanto es un libro uno como el otro. Esto autoriza para considerar que todos los contenidos de los libros forman una sola entidad, por el hecho de que participen de un instrumento común que es el libro? -Pues no, en absoluto. Ahí vemos como bajo una apariencia de estructura común que no tiene nada que ver en principio con los contenidos, o muy poco, se encierra una diversidad total de unidad puramente taxonómica. ¿No ocurrirá lo mismo con la música?

Parece que se exige un poco que estos núcleos tengan ideas idiográficas (Windelband contraponía lo idiográfico a lo nomotético). Ejemplo de Ricker: nomotético es lo que ofrece leyes generales, universales. Ejemplo que ponía él: Lo que se dice de un embrión de pollo vale para todos. El estudio de un embrión de pollo es nomotético. Lo que se dice de un embrión de pollo se dice de todos los demás. Ahora, si decimos: “la serie de los papas del renacimiento”, la serie de los papas es idiográfica, no ha habido más que una sola serie, y esa serie es individual e irrepetible, por tanto es idiográfica. Aplicando esto a las ideas, aquí lo que se requiere, al parecer, es que las ideas fueran idiográficas (vamos a dejarlo). La distinción de Ricker está fundada en la lógica de Aristóteles, de las clases distributivas, y por eso es una distinción completamente engañosa porque está enmarcada dentro de la distinción de las clases de Aristóteles y los escolásticos, que contrapone lo universal a lo individual. Pero lo que llamamos individual, lo singular incluso, e irrepetible, es también un concepto tan abstracto como lo universal. Por ejemplo, el Escorial, es individual, no hay más que un solo Escorial, pero eso no quiere decir que sea singular e irrepetible, porque el Escorial lo ve mucha gente, por consiguiente tiene una universalidad noética, todos lo que han visto el Escorial, el Escorial es universal en cuanto lo han visto, las fotografías del Escorial, las perspectivas desde donde se ve el Escorial son distintas, las conexiones del Escorial con otras cosas, entonces resulta que el Escorial es un término de una relación que como se relaciona con otros muchos empieza a ser universal por respecto al dominio de esa relación. Entonces la distinción de lo idiotético y lo nomotético va por otro lado, y entonces lo que parece que se puede pedir a los núcleos en cuestión que justifican el rótulo de “filosofía de”, que sea una filosofía mínimamente organizada y sistemática pues es esta. Vamos a dejar aquí la cosa.

Suponiendo que la filosofía de la música tenga unos ciertos contenidos, el problema sería decir de qué trata. Cómo se puede definir. Voy a leer un ejemplo de definición de un autor muy conocido del Atlas de música del alemán Ulrich Michels que da esta definición de música, (porque el final de la historia que estábamos contando, cuando la “filosofía de” empieza en el siglo XVIII y va incrementándose y termina ya siendo reconocida académicamente como una disciplina más al lado de otras, incluso como vemos incorporada en los planes de estudio de los conservatorios superiores y empieza a ser reconocida ya como una disciplina académica). En este contexto el Atlas de Ulrich define así la filosofía de la música (agárrense con la definición, ¿eh?, que yo la he consultado con algunos y quedan tan contentos).

Dice: “La filosofía de la música interroga a la música acerca de su naturaleza esencial [¡ahí se ve que es un alemán, pero vamos!]. En este aspecto es totalmente autónoma pero refleja sistemáticamente objetivos y situaciones históricamente determinadas en la mayor parte de los casos o bien probablemente determinadas por la musicología sistemática”.

Esto sí que es un embrollo completo, esto no hay quien lo entienda. Totalmente ininteligible. Se puede saber por dónde va. Pero vamos a ver, dice: “acerca de la naturaleza esencial de la música”, claro como no ha definido qué es la naturaleza esencial, ¿qué quiere decir con esto? Supongamos que esto lo lee pues Atalí o Zerzan, entones la naturaleza esencial de la música es ser un instrumento del poder político del estado moderno; entonces esta definición tiene sentido, si es esa teoría, pero si se supone que la música es la revelación de la cosa en sí que decía Schopenhauer, pues excuso decir, y es seguramente va por ahí este hombre. Pero vamos a dejarlo. Y entonces, no se dice nada. Luego dice que es absolutamente autónoma. ¿Qué quiere decir con esto? Autónoma, ¿qué quiere decir? ¿Que puede alguien hablar de la música sin haber oído un solo concierto ni haber puesto las manos sobre un piano o un violín? Es idealismo puro. Es el idealismo que parece que está disuelto en la sangre de tantos pensadores alemanes. Lo de autónomo que parece que es otra metáfora política no tiene sentido. Esta definición no tiene sentido y sin embargo figura allí con la misma precisión y solemnidad como define luego lo que es la organología o la acústica musical, exactamente igual. Da la definición y allí está, pero no dice nada. Nos instruye, yo creo, para lo siguiente: para saber que es imposible totalmente decir lo que es la filosofía de la música si no se tiene ya una filosofía de la música. Es decir, que fuera de un sistema filosófico no se puede decir lo que es la filosofía de la música. O bien se entiende por filosofía de la música (que esto es muy interesante) lo que se entiende, yo creo, hoy habitualmente hoy día en España y en Europa y en el Mundo, cuando la expresión “filosofía” lejos de replegarse, diciendo que ya no hay filosofía –todo lo contrario, ahora la filosofía está más viva que nunca: la frecuencia del término filosofía en el lenguaje corriente e incluso periodístico es mayor que la de cualquier otra; son filosofía y cultura, las ideas que más se oyen. Por ejemplo, esto lo he oído yo, últimamente, con motivo de la selección nacional de futbol: “Esta selección tiene la filosofía del 2, 3, 5. O sea, dos en la defensa, tres en el medio, y cinco en la delantera. -“No, pues la filosofía del Betis es 3, 5, 2”. No digamos “filosofía del tren de laminación de Ensidesa”, “filosofía de las tarjetas de crédito”, estas navidades también oí la filosofía de un hostelero sevillano que decía literalmente (le vi a él decirlo con todo aplomo) “La filosofía de mi negocio se resume en tres palabras: Jamón, jamón, jamón”. Esa expresión de filosofía está muy extendida, todo el mundo. Como todo el mundo tiene su filosofía por eso no hace falta estudiarla. Y lo que yo tengo vale tanto como lo que usted tenga, y como todos somos ciudadanos, pues muy bien. Usted es tan filósofo como yo, o como cualquiera. Todo el mundo tiene su filosofía siempre que no sea un débil mental. Lo que pasa es que esa filosofía no es siempre la misma. Todo el mundo es músico, todo el mundo ha silbado alguna vez, o ha cantado algo, pero sin embargo unos cantan mejor y otros peor. Es evidente. Esta acepción de filosofía la he visto utilizada en el contexto musical en las siguientes formas: (estudios de campo por radio y por televisión). Una vez me sorprendió alguien que estaba en un programa de estos de música de la 3, que decía: “esta orquesta tiene la filosofía de la afinación de la orquesta en el primer movimiento. La filosofía de la afinación del cuarteto en el tercer movimiento. Algo querrían decir, habría que analizarlo. Si presento estos ejemplos es para diferenciar este uso mundano de la filosofía, popular, que es un concepto taxonómico de la palabra filosofía, que recoge un conjunto de referencias, de aforismos, de reflexiones sobre algo. Por ejemplo, si se dice que la música es el menos desagradable de los ruidos (esta es una filosofía de la música, de Napoleón, es una ocurrencia de Napoleón que a lo mejor tiene más transcendencia de lo que parece, pero bueno). Este conjunto de reflexiones, como la de Beethoven (la música es una revelación más alta que la filosofía) , muy bien, ahí si tiene mucha más miga, porque Beethoven está contraponiendo a la filosofía una revelación, y entonces está haciendo crítica de la filosofía, y está determinando los límites de la filosofía, cuidado la filosofía no es una sabiduría, por encima de ella está la música. En el fondo está ahí funcionando Schopenhauer de algún modo, la reflexión de Beethoven tiene más trascendencia que la de Napoleón, o quizá menos, no lo sé, pero en todo caso, son reflexiones, o ocurrencias o aforismos que están aislados, que no forman teorías. Una teoría, se supone, que es, por lo menos, para definirla ad hominem, un conjunto de ocurrencias o de aforismos, si se quiere, y de conclusiones de esos aforismos, que están trabados mínimamente en proposiciones. No puede ser un solo aforismo, tienen que ser varios, por lo menos, si usted quiere que sean aforismos o de ocurrencias, que sean ocurrencias, pero tienen que estar trabadas de algún modo, que estén concatenadas de algún modo. Y entonces ya se forma una teoría proposicional, en proposiciones, y entonces se podrá hablar ahí ya de una filosofía proposicional. Pero estas teorías pueden ser de muchas clases. El hecho de que sea una teoría no quiere decir que sea una teoría filosófica. Porque una teoría puede ser científica, metafísica, o teológica, y puede ser filosófica. Ejemplo: si yo digo “Teoría de la relatividad”, es una teoría científica. Si digo: “Teoría de la transustanciación” eucarística de Santo Tomás, teológica; teoría de las ideas de platón, es una teoría filosófica. Entonces resulta que el hecho de ser teoría no justifica que sea filosófica. Puede haber una teoría puramente científica de la música, puede haber una teoría metafísica de la música, como esta de Beethoven que decía, o la de los pitagóricos, y puede haber una teoría filosófica de la música. La dificultad es determinar, y esa determinación depende del sistema filosófico que se elija, esa es la cuestión. Porque si se habla de la filosofía en abstracto, no tenemos ningún criterio y aquí vine la labor de catarsis a la que me refería al principio. Todo el mundo dice, bueno es que yo tengo mi filosofía de la música. Bien, pues a ver en qué consiste. Aquello que decía Bergson: todos tenemos dos filosofías, la nuestra propia y la de Espinosa. Pues aquí todos tenemos dos filosofías de la música, la nuestra propia y la de Adorno o la de Schopenhauer, o lo que fuera. Esto es un modo de hablar, de un modo ligero que no sire para entendernos, sino para confundirnos, para creer que decimos algo y no decimos absolutamente nada. Porque yo parto del supuesto de que en este terreno de las ideas, si bien no se puede llegar, como sería el deseo de todos, a una especie de geometría de las ideas sí uno debe aproximarse en lo posible a ella. Es un terreno donde tampoco hay absoluta libertad para decir lo que se quiera, hay una serie de conexiones y segregaciones que son muy firmes, de concatenaciones que se deben perseguir y eso es lo que forma el sistema filosófico. Lo que nosotros intentamos es precisamente tratar de establecer un sistema, una teoría sistemática de la música. Una teoría sistemática, porque si no no sería teoría. Y no en abstracto, sino desde el materialismo filosófico. Desde un sistema especial que es el que mantenemos nosotros, el sistema del materialismo. No se asusten por la palabra materialismo, no es el materialismo grosero del que se habla por ahí. Si no que el materialismo se opone sobre todo al monismo y al idealismo. Para alguien que no esté metido en estos asuntos lo más parecido a la palabra materialismo puede ser Pluralismo racionalista, o algo así, para no asustar al público. No es un monismo.

El Monismo es, según algunos, la única filosofía, la de Espinosa, precisamente, que es la idea, para decirlo en una fórmula humorística: todo está en todo y viceversa. Esta idea es el ideal de la filosofía monista, el descubrir las leyes universales, si todo está relacionado con todo, por tanto la música está relacionada con las leyes de la cristalografía y del movimiento de los astros, y &c., todo está en todo. Frente a esta concepción monista de la filosofía se levantó precisamente Platón con su teoría de la simploké, cuando Platón dijo que si se dice que todo está ligado con todo, no se puede pensar nada y si se dice que nada está relacionado con nada, entonces tampoco se puede pensar. Es preciso establecer que algo está relacionado con algo pero no con todas las cosas, y algo no está relacionado con algo pero sí con otras cosas, es decir, la tesis de la simploké que es una tesis muy general pero que implica un principio de discontinuidad que se opone totalmente al monismo y este principio de discontinuidad es el materialismo, porque el monismo está sobre todo representado por la filosofía teológica en donde todo lo que ocurre se debe a un decreto divino porque no se mueve una hoja de un árbol que no sea por la voluntad de Dios. Este es el monismo teológico, es la forma de monismo más popular que podemos citar. Pero hay otras muchas formas de monismo, los monismos materialistas, llamados así, de Haeckel o de Molechow, ciertas forma as de monismo que son ateos pero siguen siendo tan monistas como los otros. El pluralismo es esto, la teoría de Platón de la simploké, y al mismo tiempo la tesis de que en estas pluralidades, en esta multiplicidad constante de cosas inagotable pluralidades hay ciertas conexiones racionales que son inteligibles y una de ellas puede ser la música.

Y de aquí ya pasamos al último tramo de esta exposición, saltando algunas cosas, el programa del curso que, en dos palabras, sería el siguiente. El curso estaría destinado a exponer esta teoría filosófica de la música, determinando qué sea filosofía y qué no lo sea, pero eso lo dejamos para más adelante. El curso se desarrollaría en dos partes, una parte general, es en la que estamos, una parte general que constaría de dos secciones, una de carácter gnoseológico y otra de carácter ontológico.

Esta es una distinción absolutamente general en nuestro sistema, que en el caso de la música no debe parecer extravagante a nadie, si se acuerdan de Baumgarten. Si yo cito a Baumgarten es para justificar con la autoridad de Baumgarten, el fundador de la estética musical, y de otras formas de estética, de utilizar la palabra gnoseología en este contexto. Quien dijere “hombre, es que hablar de gnoseología de la música”; bueno, pues entérese usted, y sepa usted que habla de la estética musical, que el fundador de la estética, Baumgarten, llamó a la Estética “gnoseología”, de manera que en principio no hay absolutamente la menor extravagancia sino el seguimiento más estricto de la tradición terminológica.

Cierto que al revés, dándole la vuelta, como pasa siempre, si Baumgarten consideró la estética como gnoseología inferior, es precisamente por ese dualismo que él establecía entre los sentidos y el entendimiento, entre el cuerpo y el alma. En cambio la idea que nosotros tenemos es que no hay tal dualismo, es decir, que los sentidos y el entendimiento no son dos entidades diferentes, sino que son lo mismo, exactamente lo mismo. Hay una frase de Galeno que citamos mucho que puede abreviar. Decía Galeno “no es el ojo el que ve sino el alma a través del ojo, no es el oído el que oye, sino el alma, o el cerebro, el que escucha”. El oído por sí solo no oye, es una serie de vibraciones de los nervios auditivos, de los huesecillos, &c., pero nada más. El que escucha es el cerebro que integra aquello, y por tanto cuando está escuchando ya está haciendo conceptos, ya está diferenciando unas cosas de otras. Y por eso el problema de hasta qué punto los animales ya hacen incluso silogismos, el problema de que el pensamiento no empieza con los hombres, en fin, todo el problema de la etología muy largo de hablar y que aquí tenemos que poner entre paréntesis. Es un problema de actualidad absoluta, en cuanto al problema de la “racionalidad de los brutos” que se decía antes: Hasta qué punto un animal puede razonar e incluso sacar conclusiones; el famoso caso del perro que resuelve silogismos: Cuando va un perro siguiendo el rastro de una pista, y se encuentra con el camino que se divide en tres partes, y entonces el perro huele un sendero, no hay pista, huele el siguiente sendero, no hay pista, y entonces, el tercero, sin olerlo, se lanza por la tercera pista. Se decía, ya desde la antigüedad, que el perro había hecho un silogismo disyuntivo, porque era: AvBvC; si –A&-B; entonces C. Ya había hecho un razonamiento. Y entonces, claro, el razonamiento de los animales es una de los temas que estudian hoy día los etólogos. Por tanto, la distinción entre sentidos y razonamiento, que supone la posibilidad de un alma que piensa sin imágenes y que tiene pensamientos sin posibilidad de tener contacto con los fenómenos, es una cosa fantástica, es imposible pensar al margen de los sentidos. Y cuando alguien, como decía Descartes, retira todo lo que tiene alrededor, se encierra en sí mismo, se pone a meditar y dice “cogito ergo sum”, ¿verdad?, sin pensar nada más, lo que hace es que se queda dormido. El que entra en esa reflexión profunda, casi parecida a la del día de la reflexión, se queda dormido. Esto es experimental, no es que lo diga yo. Experimentos hechos con gentes, metidos en una cámara, aislados, privados de sensaciones, se quedan dormidos, y si sigue un poco adelante, entonces el cerebro degenera completamente. Es imposible pensar sin imágenes, sin sensaciones, no hay forma de pensar sin sensaciones, y esta teoría también la sostuvo Santo Tomás, prácticamente, o sea, que tampoco es que sea una teoría que se pueda adscribir exclusivamente a pensamientos materialistas groseros. También Santo Tomás dijo aquella famosa frase que es la de Aristóteles: nihil est in intelecto quod prius non fuerit in sensu. Nada está en el entendimiento que antes no haya estado en los sentidos. Entonces la distinción está fuera de lugar y por consiguiente las teorías filosofías tienen que basarse realmente en fenómenos.

De aquí que la Gnoseología es el análisis de una realidad como pueda ser la música en cuanto a las metodologías o formas de tratamiento conceptual o ideal que puedan tener, privilegiando por tanto la gnoseología superior que decía Baumgarten, porque es desde la superior desde la que vemos la inferior, y no al revés y por tanto, rebasando la dicotomía de Kant: no hay primero unas formas a priori: espacio y tiempo, y luego las categorías. No, porque espacio y tiempo son ya categorías. Esta distinción de Kant es completamente postiza. Sin embargo, es el fundamento de todo su sistema.

Nosotros estamos instalados en una perspectiva lógica, lógico-material. Y desde allí llegamos mejor a la inferior que no al revés. Y entonces la gnoseología de la que hablamos es una gnoseología muy parecida a la que hemos utilizado, bueno, tiene que ser la misma, la que hemos utilizado para analizar las ciencias positivas, la música en lo que tenga de ciencia, porque la tradición de la música como ciencia también es muy larga, desde el quadrivium, como ustedes saben, las cuatro ciencias del quadrivium: la aritmética, la geometría, la astronomía y la música. Eran las cuatro ciencias del quadrivium, y la gnoseología es el estudio de las ciencias en general, de las ciencias, y nosotros vamos a aplicar esa metodología que es la que nosotros cultivamos con el nombre de gnoseología del cierre categorial. Pero la gnoseología es totalmente inseparable de la ontología, de los contenidos de esas ciencias, de esas estructuras de organización conceptual o ideal, y por eso, la división en gnoseología y en ontología es central.

De aquí que el programa contemple una parte gnoseológica, primera, que comprende hasta el título sexto y una parte segunda, ontológica que comprende hasta el final. Y este es el objeto de las lecciones de estos dos meses, abril y mayo. Y las otras será la parte especial donde ya tocaremos temas puntuales, diríamos, pero, claro está, desde el punto de vista de la parte general.

Y vamos a terminar aunque sea my brevemente con la exposición introductoria y general de lo que podríamos decir que es una clasificación de las teorías filosóficas de la música -de carácter introductorio y puramente taxonómica- fundada en esto (es para que se vea la fertilidad de la distinción entre gnoseología y ontología, que están involucradas, como hemos dicho. Es imposible hablar de gnoseología sin presupuestos o compromisos ontológicos o viceversa, es imposible hablar de la gravitación , por ejemplo, como ontología, sin hablar de la física de la gravitación de Newton. Tenemos que saber que la física de la gravitación, la gravitación, el sistema solar gravitatorio no es separable de los métodos de la física que lo desarrolló. El sistema de la gravitación no está ahí eternamente hasta que Newton lo descubrió. Aquel famoso epitafio de Pope a la tumba de Newton que dice: “Dios creó el mundo, pero no sabía lo que había hecho; y entonces dijo, Sea Newton, y todo fue luz”. La idea del sistema solar gravitatorio es una realidad indisoluble de las leyes de la gravitación de Newton. Las leyes de la gravitación de Newton, su origen y su estructura, es gnoseología, la gravitación real es ontología. La involucración es total, como vemos).

Se trata de ensayar una clasificación de las teorías filosóficas sobre la música fundada en esta involucración. Y casi voy a enunciarla, porque si no, no terminamos. El fundamento es el siguiente: Decimos, que todas las teorías que ya las hemos más o menos definido, como sistemas de proposiciones procedentes de ocurrencias, aforismos, de lo que sea, de observaciones, más o menos trabadas y que pueden ser científicas o filosóficas, entonces, desde el punto de vista gnoseológico la clasificación fundamental sería la clasificación entre teorías que gravitan (ya que hemos hablado de Newton) hacia los conceptos, aunque los rebasen, teorías que tiene una orientación vamos a llamarla positivista, y teorías que huyen de los conceptos, que creen que no son necesarios los conceptos. Que no son positivas, que son incluso anti-positivas, anticientíficas. Y en tercer lugar teorías que son filosófico-positivas, por así decirlo, es una concepción general pero que luego vamos a ver cómo tiene su fundamento.

Por ejemplo, teorías positivistas o definiciones de orientación positivista. Porque la clasificación está hecha desde la filosofía pero reconociendo que las ideas siempre vienen de conceptos, y que tengan más o menos tendencia a mantenerse en los conceptos aunque esos conceptos estén a su vez ya envueltos en ideas. Por ejemplo, he escogido dos definiciones de música de dos diccionarios recientes alemanes que dice así. Uno dice: “Música es la organización totalmente sistemática y conceptual de los fenómenos sonoros”{1}. Ahí se ve claramente el autor ha hecho el recinto de lo que suena, y entonces aquello es música. Y esa definición ya es filosófica. O bien, esta otra, que recuerda un poco a la definición que dio Eddington de la física, hace ya, qué se yo, 70 años, premio Nobel, cuando estaban con las discusiones de lo que era la física, si la física trataba de la materia, o de los observables, o del espacio, y entonces Eddington propuso una definición que cortaba por lo sano. Dijo: “Física es lo que se contiene en el tratado de Física”. Un poco esta definición va por ahí. Esta otra, dice: “Música es todo aquello que cae bajo las disciplinas del arte que consiste en sonidos”. Es lo de Eddington, música es todo aquello que cae bajo las disciplinas del arte musical, entonces es una definición como la de Eddington, es una definición positiva, pero claro también es filosófica porque supone lo que es el arte, y disciplina, y muchas más cosas.

Teorías filosóficas, en el límite, son teorías que no quieren saber nada con los sonidos, los sonidos reales, porque dicen la música es el orden universal que empieza por la armonía de las esferas. Esa definición es metafísica, o bien, “la música es la expresión de la divinidad”, claro ni siquiera suena, o suena pero no lo oímos, es una definición metafísica, y además no quiere saber nada en principio de los sonidos, e incluso prohíbe los sonidos. Multitud de ideas de San Ambrosio, de San Agustín, una tradición continua sobre todo desde el punto de vista de teóricos cristianos, san Jerónimo, San Ambrosio principalmente, hay multitud de textos en donde efectivamente advierte (san Juan Crisóstomo) advierte que la música es muy importante para la religión, pero que conviene no caer en el cultivo gozoso de los sonidos y de los instrumentos, porque esto ya es pura materialidad, es cosa de los sentidos, es un placer que está prohibido, el verdadero cristiano debe escuchar la música: “la Iglesia, se extendió cantando” que decía San Juan Crisóstomo, pero ¡atención! que si nos quedamos en los sonidos y en el placer que producen, perdemos el contacto con la divinidad y entonces la música debe ser una ocasión para – es un poco lo que pasa con la música, lo que está en todo el arte plástico musulmán con respecto al antropomorfismo, el iconoclasmo en una palabra, el arte es muy peligroso, porque puede atraer al plano sensible lo que es suprasensible. Es el iconoclasmo, en el fondo, la iconoclastia, la exclusión de las imágenes, de los símbolos, y por tanto también de la música, la muerte de la música como algo que se opone realmente a esto. Es una idea que está dentro, curiosamente, la iconoclastia, es de origen religioso, que es lo más curioso. En el caso de las artes plásticas es evidente. El iconoclasmo saben ustedes que fue un movimiento bizantino, León III, contemporáneo de Alfonso II aquí en Oviedo; es más, yo he sugerido como hipótesis puramente para los historiadores que la Cruz de los ángeles de Oviedo que los ángeles que vinieron eran dos bizantinos, dos artesanos bizantinos, que expulsaron de Bizancio y vinieron aquí buscando trabajo, porque allí no podían vivir de su oficio, porque habían arrancado todas las imágenes de Cristo y de los santos, y entonces este iconoclasmo es de origen religioso. Y lo mismo pasa en la música, leyendo textos de estos padres que he citado y otros muchos.

Y luego teorías filosófico-musicales, pues las que intentan más o menos estar en contacto con los conceptos, pero sabiendo que los están rebasando, &c.

Desde la perspectiva ontológica pues la clasificación principal que creo que está tomada sobre la realidad, también es una clasificación muy esbozada y muy grosera, pero define orientaciones muy claras, como van a ver.

Primero:

Un conjunto de teorías filosóficas de la música de orientación subjetualista. Nosotros hablamos de subjetual, y no de subjetivo, porque subjetivo tiene un componente que es impertinente para nuestro objeto. El subjetivismo supone un concepto de sujeto interno, inmanente, &c., que no tiene, en principio, nada que ver con el cuerpo, y el subjetualismo supone el cuerpo del sujeto, un sujeto corpóreo. Cuando un músico está tocando el violín está tocando con su cuerpo, entonces todo lo que se diga de su espíritu, de su alma; si se dice “es muy subjetiva su interpretación”, -“muy subjetiva” quiere decir muy personal, muy individual, pero su subjetividad es la de su cuerpo, ¿verdad?, el modo de poner el arco, o de pulsar las cuerdas o lo que fuera, es decir su subjetividad es su subjetualidad, es determinable desde su corporeidad, como sujeto corpóreo. Eso llamamos subjetualidad; y objeto, hablamos de objetualidad por la misma razón.

Entonces, las teorías ontológicas principales de la música serían teorías subjetualistas, que atienden sobre todo a los fenómenos subjetuales de la música; las teorías objetualistas, que atienden sobre todo a los fenómenos objetuales desligados del sujeto, como pueden ser los propios sonidos, propios de una grabación de música en una cinta o lo que fuera, pues la grabación está totalmente separada del cuerpo porque ya suena por ahí no sabemos de dónde, suena de una radio, que no vemos a un músico ni lo podemos ver, porque ha sido ya cristalizada en una grabación totalmente distinta del sujeto. Y teorías complejas que tienen en cuenta las dos cosas a la vez.

Pues ahora la clasificación se obtiene cruzando estos dos criterios, el gnoseológico y el ontológico, o hablando en términos de Boole, desarrollando una clasificación por medio de la otra. Desarrollando las tres clases primeras por las segundas, y entonces se obtiene esto -me voy a limitar a leerlo porque si no esto es imposible ya. Todo esto duraría otra hora para exponerlo. Simplemente un esbozo general. La clasificación sería:

Las teorías filosóficas sobre la música

Habría posibilidad de distinguir tres grandes grupos A B C de teorías filosóficas sobre la música.

Grupo A. Teorías filosóficas de la música de orientación positivista

Esto no quiere decir que sean científicas, porque entonces no estaríamos hablando de filosofía. Quiere decir que tienen esa orientación, que se acusa después en el estilo, en el modo de tratarlos, en los ejemplos, en lo que no se habla. Y dentro de las teorías de orientación positivista, concepto gnoseológico, distinguiríamos:

a. Teorías de orientación subjetualista. Con dos versiones. Una de orientación psicologista, y otra de orientación sociologista. El sujeto es individual o social, el sujeto social es tan sujeto como el individual. Es un sujeto.

Como teorías de referencia para citar ejemplos clásicos, para tener la seguridad de que abordan a todo el mundo. Psicologistas, yo he traído aquí teorías de referencia: la tradición de Epicuro y el hedonismo, para quien la música es sobre todo aquello que produce placer por medio del oído. La música es un arte destinado a producir placer, que es el objeto de los epicúreos, por medio del oído. Una filosofía de la música de tradición epicúrea nada menos pero que luego ene l siglo XVIII estalla. La música es esto y todo lo que no sea esto es completamente, está fuera de contexto, según estos autores esta es la filosofía de la música. La filosofía es placer obtenido por medio del arte musical.

Y después, por ejemplo, he recogido alguna distinción, una muy famosa de Adán de Fulda (1445-1505) siglo XV, en su tratado de Música en la Edad Media, en donde dice: “por muchas razones resulta que la música es de no poca utilidad para los estados del alma, suponemos que el primer fin de la música es el placer, y el segundo es ahuyentar el dolor”. Una visión de la música totalmente psicologista, subjetualista. Otro ejemplo muy famoso que he puesto es el deJean-François Marmontel (1723-1799). Marmontel es un enciclopedista autor de varios artículos de la Enciclopedia de Diderot, entre ellos el artículo sobre “lo Bello”. Marmontel es uno de los autores del siglo XVIII clásicos sobre la música. Y dice en el Ensayo sobre los tratados de la música tradicional: “El objeto de las artes que conmueven el ánimo no consisten sólo en la emoción sino en el placer que les acompañan”. Es el hedonismo, la famosa felicidad, yo la he llamado en un libro sobre la felicidad que escribí, la felicidad canalla, inventada en el siglo XVIII que está aquí condensada en la teoría de la música. La música de carácter hedonista.

La orientación sociologista. De esto ya hemos hablado. Particularmente, ha hablado mucho y muy bien Javier Neira en una entrevista en el periódico sobre este curso. Y donde nos referimos efectivamente a estas teorías sociologistas que son seguramente las más llamativas para el público en general. Las teorías que consideran que la naturaleza de la música está en el grupo social, son un reflejo social. Aquí el pionero yo creo que es Max Weber (1864-1920), el famoso sociólogo alemán, autor de un ensayo famosísimo Sobre los fundamentos racionales y sociológicos de la música, publicado el año 21 y luego incorporado a Economía y sociedad como un apéndice, &c., lo que hemos dicho al principio, me parece que hemos hablado de las interpretaciones sociológicas de la música. Aquí la música es una es una filosofía de carácter subjetualista, pero de orientación social más que psicológica. La propia psicología dentro de los cánones del positivismo estaría encuadrada dentro de la sociología, la psicología no existiría porque sería siempre un episodio del grupo social. El individuo sería una abstracción. Lo concreto no sería el individuo, el individuo sería una abstracción pura producto del medio social en que se encuentra. Aquí tendríamos las teorías de orientación subjetualista dentro del grupo a.

b. Teoría de orientación objetualista. También hay dos corrientes o creo que se pueden distinguir con claridad. Una es el relacionismo, así le llaman algunos, que son teorías filosóficas que entienden que la música es algo objetivo pero que no consiste en sonidos, sino en relaciones entre sonidos que no suenan. Del mismo modo que las relaciones espaciales entre dos cuerpos hay una relación de distancia que ya no es un cuerpo, es una de las paradojas que más sorprenden a los que todavía no se han internado en los problemas filosóficos, que es lo que nosotros llamamos M3, la materia M3, pero en fin, la relación de los sonidos no suena. Aquí yo he puesto como ejemplo, Diderot, las Lecciones para clavecín y principios de armonía de 1761 de Diderot y otros muchos, Diderot es uno de los autores que más han insistido en que la música son relaciones, dentro de toda la teoría matemática de la música.

Y por otra parte está el formalismo inaugurado por Hanslick, históricamente, pero he citado aquí algunos autores, como por ejemplo Verón, Stranvinski, La poética musical, &c.

c. Y luego teorías de orientación compleja, que quiere decir que son teorías objetualistas pero que no quieren saber demasiado tampoco con conceptos. Aquí he citado el libro de convarié, La música, sus leyes y su evolución, libro publicado a principios del siglo pasado, 1907.

Grupo B. Filosofía de la música de orientación metafísica

a. Teorías subjetualistas. Lo mismo, la misma división. Todo el idealismo romántico, el más radical, el caso del humanismo de Beethoven de la novena sinfonía. Wagner, la filosofía como expresión de la humanidad, la humanidad total. Claro, la novena sinfonía, el abrazaos millones, famoso, que ahora se ha hecho, el “abrazaos europeos”, tiene gracia, verdad. Cuando la Novena sinfonía se ha tomado como himno de Europa, el abrazaos millones, la oda de Schiller, resulta que es el abrazaos los hombres, millones, pero se piensa en los europeos, los demás que se pudran. Pero bueno, la idea de la música universal es subjetivismo.

b. Teorías objetivistas, son tipo pitagóricos, Stockhausen, &c.

c. Y teorías complejas pues cito aquí a Hegel, Schopenhauer. Claro, Hegel sabía mucha más música de lo que parece, y Schopenhauer era un experto, sabía mucho de música, de técnicas musicales. No se pueden considerar metafísicas aunque lo parecen porque cuando Schopenhauer está hablando de la música como la percepción en sí de los fenómenos, se está refiriendo a cosas muy concretas, y está analizando el significado del bajo continuo, está analizando estructuras musicales muy precisas desde su punto de vista. De manera que yo creo que son teorías complejas.

Grupo C. Teorías de la música filosófico positivas

Pues son filosofías muy difíciles de designar, no son tan precisas como estas otras, que están dispersas por muchos lados, que son muy distintas entre sí; yo he citado aquí algunos nombres para dar una pista. Por ejemplo, lo de Eduard Hanslick (1825-1904) el libro famoso de Hanslick De lo bello en la música, 1854, que es el fundador del formalismo. He citado también el libro de Boris Schloezer, Introducción al estudio de Bach. Ensayo de una estética musical, del 1947, los libros de Susanne Langer, Nueva clave de la filosofía. Un estudio acerca del simbolismo de la razón, del rito y del arte; una discípula de Cassirer. Libros incluso, cosas de Levi Strauss, o del propio Enrico Fubini (1935-). Lo que ocurre es que Fubini, como ustedes saben, es un autor prolífico, es un verdadero océano de sabiduría musical, y autor de una estética musical, por cierto. Que yo conocía a Fubini en su faceta de historiador, y digo, bueno pues la estética de Fubini por lo menos ya Fubini va a ofrecernos sus ideas estéticas, pero resulta que la estética de Fubini, que está publicada independiente del traductor de Fubini de los libros que están en Alianza editorial, pues es una historia de las ideas estéticas, de manera que se ve que Fubini otra vez se ha arrugado ante la estética musical y ha empezado que si san Agustín, que si san Ambrosio, y estamos siempre igual. Es como cuando en un curso de filosofía te empiezan con la historia de la filosofía, que si los presocráticos, muy bien, pero eso es historia de la filosofía, y Fubini hace lo mismo.

Dejamos por hoy y la próxima octava haremos una transportación. Me refería al transporte musical.

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{1} Gustavo Bueno está aquí traduciendo directamente del alemán [PH].

Programa del Curso de Filosofía de la Música

Filosofía de la Música desde el materialismo filosófico
Filosofía de la música en español