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Finalidad y Teleología (2)

Gustavo Bueno presenta la teoría de la Finalidad y de la Teleología del materialismo filosófico.


Gustavo Bueno, Finalidad y Teleología (2)

Tesela nº 30 (Oviedo, 23 de marzo de 2010)

Transcripción GTGB ⋅ t030
Finalidad y teleología (2)
1 ❦ 00:00

Hablamos ahora de la finalidad y de la teleología desde el punto de vista del materialismo filosófico. Lo que vamos a decir está expuesto de un modo fragmentario y coyuntural en diferentes trabajos, pero constituye una parte importante de una obra de próxima publicación sobre el universo. En él ocupa un lugar la finalidad y la teleología no porque afecten a todo el universo, ni a todas sus partes, sino a un dominio muy característico de él que más o menos tiene que ver con la biosfera, con los seres vivientes. La finalidad sería, ante todo, una categoría propia de las categorías biológicas, incluyendo en ellas a la antropología. De forma que entonces la distribución de dominios podría ser la siguiente. Todo lo que tiene que ver con la finalidad desde el punto de vista antropológico correspondería a la idea de finalidad. Mientras que lo que excede, o rebasa, o se aplica a dominios que no son propiamente antropológicos serían el dominio de lo que llamamos la teleología{1}.

2 ❦ 01:21

La relación entre ambas es sumamente difícil de establecer en principio, porque resulta que las ideas de la finalidad vinculadas a la conducta humana, por ejemplo, se aplican después a los dominios anantropológicos, pero también viceversa. Con lo cual, se repliegan las unas en las otras, y entonces la distinción de algún modo desaparece. Sin embargo, la distinción la consideramos como punto de partida casi obligado.

3 ❦ 01:50

La idea de finalidad (empezando por la idea de finalidad) puede o debe diferenciarse según las dos perspectivas que ordinariamente utilizamos en gnoseología, a saber: la perspectiva β-operatoria y la perspectiva α-operatoria. Y la misma distinción se aplica también a la teleología no antropológica. Para resumir rápidamente lo que queremos decir, la idea de finalidad antropológica β-operatoria se aplicaría principalmente a las conductas finalísticas de los hombres. Y la idea de finalidad α-operatoria ‒dentro de la antropología‒ se aplicaría sobre todo a las instituciones{2}.

4 ❦ 02:41

Por lo que se refiere a la teleología. La teleología β-operatoria se aplicaría a la conducta no ya de los individuos humanos, sino de los sujetos etológicos en general, que también se mueven según fines. Y la teoría de la teleología aplicada no a conductas β-operatorias, sino α-operatorias, se aplicaría a los organismos.

5 ❦ 03:07

De manera que los organismos en biología corresponden a las instituciones en antropología, y lo demás pues es evidente, porque incluso la continuidad entre conductas humanas y conductas de animales, zoológicas, es reconocida ampliamente, incluso con la pretensión de borrar la diferencia.

6 ❦ 03:25

Bien, es un poco el aspecto de la distribución de conceptos. Comenzando en general por la idea de finalidad y teleología, lo único que podemos decir en este espacio de tiempo tan corto es que tanto finalidad como teleología supone sustratos; es decir, no tiene sentido hablar de finalidad o de teleología en abstracto, sino de finalidad referida a un sustrato determinado. Y este sustrato tendría que tener necesariamente la característica de ser una multiplicidad concatenada de partes, o bien sucesivas, o bien simultáneas; es decir, la finalidad (o teleología) procesual, o finalidad estructural (o teleología estructural).

7 ❦ 04:19

En el caso de la finalidad antropológica β-operatoria, el caso más conocido es el de la llamada finalidad “proléptica”, o finalidad “propositiva”, que es simplemente cuando decimos que un individuo obra según fines, cuando se ha propuesto algún objetivo, y este objetivo luego lo cumple. Es la famosa teoría tradicional de la finalidad como algo que procede de una mente, de una conciencia que se propone un fin y que después lo realiza, aquello de, el fin es lo primero en la intención, lo último en la ejecución. Naturalmente, este análisis de la finalidad es prácticamente inservible, puesto que supone la sustantivación de una mente que tiene fines, y sobre todo que está pensando en el futuro, cuando el futuro es lo que hay que demostrar. Es el caso de cuando se habla de que Bergamasco o Herrera proyectaron, se propusieron como fin hacer El Escorial, como si estuvieran imitando de El Escorial que todavía no estaba hecho, lo cual es un simple espejismo, en donde la finalidad ahí no se puede analizar en esos términos. Lo que estaba Herrera, o los creadores de El Escorial, que se propusieron como fin El Escorial, no era El Escorial que hoy conocemos, sino otros templos anteriores cuyos planos ellos conocían y que ellos fabricaron. Por consiguiente, no hay tal proyección de un fin previo, de un entendimiento. Sino que el fin aquí aparece en respecto con el objetivo y la actividad del sujeto, como una conexión de identidad entre el comienzo del proceso, la concatenación de sucesos que terminan hasta un objetivo, que de algún modo es similar al principio –de ahí hablamos de identidad–. Y entonces el fin tendría este proceso. De esto hemos hablado más ampliamente al hablar precisamente de las ceremonias{3}, cuando se habla del fin de un hombre neandertal ‒por ejemplo‒ cuando inventa el hacha; cuando se propone fabricar una herramienta, que es un caso típico de actividad proléptica en donde la prólepsis supone una anámnesis previa.

8 ❦ 06:42

En cuanto al fin de las instituciones, podríamos decir que toda institución es por naturaleza finalística, puesto que la institución está siempre sobrepasando las propias conductas individuales, pero la relación de estas conductas individuales más allá de una generación ya no son subjetivas (o subjetuales), sino que son objetivas. Y entonces toda institución tiene por objeto precisamente la de reproducirse, de algún modo, y esta reproducción vuelve otra vez a insistir. Volvemos a encontrar la idea de identidad entre ciertos contenidos y otros que hay que analizar más en detalle, y que aquí no podemos naturalmente detallar.

9 ❦ 07:24

En cuanto a la finalidad desde el punto de vista no antropológico –es decir, a la teleología–, desde el punto de vista β-operatorio, el campo de aplicación de la teleología es sobre todo la etología, la conducta de los animales. El ejemplo más inmediato, o más rápido, que podemos poner es el análisis de la conducta de los castores cuando construyen diques, cuando hacen cabañas. Esta conducta es teleológica necesariamente, porque hay una concatenación de sucesos, de movimientos de troncos, de cortes, de arrastres, &c. En donde, desde el principio hay una concatenación hasta el fin, que se reproduce además en las diferentes generaciones de castores. Y entonces, la “institución” por así decir, (no institución, más que metafóricamente), el proceso –la destructuración– de construcción de diques de los castores, pues es claramente teleológico, y sin esa teleología no se podría explicar. Es cierto que multitud de estas conexiones teleológicas pueden intentar ser explicadas causalmente, pero la causalidad solamente elimina la teleología cuando hay necesidad absoluta entre la serie de causas y efectos. Y, entonces, la finalidad desaparece, porque la finalidad supone efectivamente que no hay un caos sino un orden. Pero que el caos no es unívoco, sino que tiene diferentes alternativas donde es posible escoger.

10 ❦ 09:08

En cuanto a la finalidad, o la teleología, de los organismos, la situación también se puede analizar en términos de identidad, puesto que, para poner un ejemplo rapidísimo. Puesto que también entre las secuencias, o multiplicidades secuenciales y orgánicas, de la biosfera aparece una teleología objetiva, que a mi juicio es evidente. Y que no implica en absoluto propositividad, ni ninguna mente planeadora, o programadora, como es el caso por ejemplo de la reproducción sexual en los mamíferos. Es decir, el hecho de que haya unos gametos masculinos y unos gametos femeninos que están, o bien en el mismo organismo, en el caso de los hermafroditas. O bien en organismos distintos, el varón y la mujer (por ejemplo, en el caso del hombre), o de un macho y la hembra. Entonces, quiere decir que estos gametos, en su fase haploide, naturalmente están, sin embargo, vinculados sinalógicamente, porque el hecho de que sea haploide en el proceso de meiosis (de reducción de cromosomas de la célula originaria de donde proceden). Está, sin embargo, destinado ‒y solamente se entiende así‒ a volver a reunirse en el cigoto. De manera que aquí hay una teleología objetiva que no se puede negar. Cuáles sean las razones de esta teleología es diferente, pero tampoco hace falta dar razones que están más allá de los fenómenos. La teleología se forma, según la teoría del materialismo, en el propio proceso de reproducción.

Final ❦ 10:48

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{1} Sobre Finalidad y teleología véase, además de la Tesela 29, la conferencia de clausura pronunciada por Gustavo Bueno en el marco de los XVII Encuentros de Filosofía (Oviedo, marzo de 2012) y las cuatro lecciones impartidas por Bueno en la Escuela de Filosofía de Oviedo (noviembre-diciembre de 2012).

{2} Gustavo Bueno, “Ensayo de una teoría antropológica de las instituciones”, El Basilisco, número 37, 2005, páginas 3-52. Tesela número 12 (Oviedo, 27 de enero de 2010).

{3} Gustavo Bueno, “Ensayo de una teoría antropológica de las ceremonias”, El Basilisco, número 16, septiembre 1983-agosto 1984, páginas 8-37.

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