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Teselas

Finalidad y Teleología (1)

Gustavo Bueno trata sobre la Finalidad y la Teleología, ofreciendo aquí una teoría de teorías sobre estas ideas.


Gustavo Bueno, Finalidad y Teleología (1)

Tesela nº 29 (Oviedo, 23 de marzo de 2010)

Transcripción GTGB ⋅ t029
Finalidad y teleología (1)
1 ❦ 00:00

Vamos a hablar hoy, en esta tesela y en la siguiente, de las ideas de finalidad y teleología. En la primera tesela, la de hoy, hablaremos de una “teoría de teorías”, por así decirlo, sobre la finalidad y la teología. Y en la tesela siguiente hablaremos de la teoría de la finalidad y la teleología del materialismo filosófico{1}.

2 ❦ 00:28

Nos referimos, pues, a esta teoría de teorías. En general, podría decirse que las ideas de finalidad y de teleología son muy afines, e incluso muchas veces son intercambiables y se pasa de unas de otras, sobre todo cuando nos mantenemos en el terreno de las definiciones generales. Sin embargo, yo creo que se puede afirmar con seguridad que desde el punto de vista del uso, es decir, de los contextos en los cuales se aplican estas ideas, hay una diferencia bastante notable en principio, que es la siguiente. Finalidad se utilizaría sobre todo en contextos antropológicos, vamos a decirlo así, contextos que tienen que ver con la actividad humana, con la conducta de los hombres, o lo que fuera. Mientras que la teleología se utiliza más bien en contextos no antropológicos, anantrópicos, cualquiera que estos sean. Y, naturalmente, cuando decimos por ejemplo, “impuesto finalista” o “tributo finalista”, decimos un impuesto que tiene un fin determinado, pero en cambio no decimos “teleología del impuesto” o “teleología del tributo”, no decimos esto porque resultaría pedante, aunque aquí la pedantería será puramente estética, no es un argumento en sí mismo. Total, que la idea de finalidad y la de teleología, como vemos, son muy afines, pero no es muy fácil encontrar la diferencia entre ambas, sobre todo desde el punto de vista de las definiciones y de las aplicaciones.

3 ❦ 02:19

Las ideas de finalidad y de teleología, por otra parte, son ideas tradicionales en toda la filosofía, y prescindiendo del análisis de la mentalidad primitiva, para hablar en términos Lévy-Bruhl, o en general de la perspectiva de la antropología en general, y ateniéndonos a la perspectiva filosófica, de la filosofía de área de difusión griega, pues las ideas de finalidad son tradicionales en toda la filosofía. Y aquí seguramente se puede, a grandes trazos, señalar las siguientes fases del estado de la cuestión. Primero una fase en donde la idea de finalidad se aplica sistemáticamente absolutamente a todos los dominios (o teleología, vamos). Y otra fase en la que se niega en todos los dominios. Estas fases podríamos representarlas en la filosofía presocrática hasta Platón, pues por ejemplo en las posiciones de los atomistas –de Demócrito, y después de Epicuro– en donde la idea de finalidad desaparece como idea puramente subjetiva, mentalista. O bien las tesis en donde la finalidad preside prácticamente todos los dominios del universo (más o menos los platónicos podrían andar por aquí).

4 ❦ 03:49

La segunda fase, a estos respectos yo creo importantísima porque dura siglos, es la de Aristóteles. La tesis de Aristóteles, la posición de Aristóteles, yo creo que marca un paso importante en el tratamiento de las ideas de finalidad y de teleología. Y, por cierto un Aristóteles que no está siempre interpretado, a mi juicio, como es debido. Porque Aristóteles elimina de hecho la finalidad y la teleología de todo lo que tiene que ver con el Acto Puro. Es decir, Dios no tiene finalidad; más que a lo sumo, es fin en sí mismo, pero eso ya es un grado límite de finalidad, no tiene finalismo. Y no tiene movimiento. Ni siquiera los astros tienen finalidad, puesto que son eternos. Y el propio universo tampoco tiene finalidad porque es eterno, es decir, no va a ningún lado, está desde siempre donde está. Entonces la finalidad para Aristóteles se restringiría al mundo sublunar; es decir, la finalidad tendría que ver con la causa final. Dentro de la teoría de las cuatro causas de Aristóteles, la causa final se ajustaría precisamente a la causa del agente: todo lo que deriva de un agente tiene fin, dice Aristóteles. Esto lo subraya muy bien Festiger. Y por tanto no se puede decir que todo lo que ocurre tiene un fin, sino todo lo que está hecho por un agente. Entonces, naturalmente, el agente tiene un fin que es la causa final, y por consiguiente la idea de finalidad se reduce a este mundo donde hay agentes, en una palabra.

5 ❦ 05:32

Ahora bien, el cristianismo cambia completamente la situación, porque al concebir al mundo como algo creado por un Dios que tiene naturaleza personal, pues naturalmente todo está sujeto a fin, porque todo está controlado por Dios. Esta idea ontoteológica de la finalidad es la tradición cristiana, escolástica, &c., que prácticamente es universal en filosofía y teología, y dura hasta la época moderna, en donde se subrayan brevísimamente los nombres de Bacon y de Descartes.

6 ❦ 06:08

Bacon, el canciller Bacon, naturalmente, emprende el ataque contra la idea de finalidad; la causa final hay que eliminarla, dice, y la compara con una virgen que es estéril, que no sirve para nada la finalidad. Y luego Descartes es muy interesante, porque está en el cruce de la idea cristiana y la idea mecanicista de finalidad. Descartes dice que hay que eliminar las causas finales, que no enseñan nada, y sobre todo, dice Descartes, porque pretenden escrutar los designios divinos que el hombre no puede conocer. De manera que en principio Descartes rechaza la idea de finalidad por estas razones de carácter también metafísico.

7 ❦ 06:49

Después viene la posición de los ingleses, el pragmatismo: la finalidad es simplemente una proyección mental, es una cosa útil, más o menos útil, y en esta postura es la que Kant incide, prácticamente. Lo que hace Kant, podría decirse rápidamente, es recoger la idea de la causalidad subjetiva de Hume, pero elevarla o darle una condición de cierta necesidad subjetiva (los “juicios reflexionantes” que dice él), y por tanto la finalidad es necesaria en ciertos campos, pero sin realidad objetiva, aunque sea finalidad objetiva.

8 ❦ 07:27

Por último cabe decir, para terminar, que ulteriormente, a finales del siglo XIX, y sobre todo a principio del XX, sobre todo con el desarrollo probablemente de la tecnología, y los desarrollos tecnológicos diversos (robótica, &c.), la idea de finalidad empieza a ser entendida y utilizada como algo necesario para entenderse en el mundo tecnológico, y reivindicarse por parte de los biólogos como un hecho. El caso más claro es el de Russell (no Bertrand Russell, sino un famoso biólogo Russell de los años cuarenta o cincuenta), autor de un libro muy famoso titulado La finalidad en los seres orgánicos, en donde presenta la finalidad como un hecho biológico, y desafía a cualquier biólogo que pueda describir cualquier fenómeno biológico sin acudir a las categorías de finalidad, y él pone multitud de ejemplos interesantísimos.

9 ❦ 08:25

El materialismo filosófico, de algún modo, se mantiene en una posición que no es pantelista, es decir, todo tiene su fin; ni tampoco es atelista, es decir, nada tiene fin, sino que más bien distingue lugares del mundo, o del universo, en donde hay fines, y en donde no hay fines. Por supuesto, el universo no tiene un fin, y por consiguiente la finalidad es propia de dominios especiales, en los cuales habrá que analizar.

Final ❦ 08:59

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{1} Sobre Finalidad y teleología véase, además de la Tesela 30, la conferencia de clausura pronunciada por Gustavo Bueno en el marco de los XVII Encuentros de Filosofía (Oviedo, marzo de 2012) y las cuatro lecciones impartidas por Bueno en la Escuela de Filosofía de Oviedo (noviembre-diciembre de 2012).

GTGB

Finalidad y Teleología (2)

Finalidad (Diccionario filosófico)