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Gustavo Bueno

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Cuestiones cuodlibetales sobre Dios y la religión

Cuestión 6. Reivindicación del fetichismo. Fetichismo y religión, pasando por la magia

Mondadori, Madrid 1989, págs. 229-271

I
La cuestión del fetichismo como cuestión filosófica

El fetichismo ¿es un hecho (quizá un conjunto de hechos), o es una teoría? Lo más prudente sería suponer que ambas cosas: pero la prudencia puede aquí estar de más, si efectivamente el fetichismo fuese una teoría, al margen de la cual, ni siquiera eso que llamamos fetiches –un poste totémico, un dije...– hubieran sido jamás considerados como tales. En cualquier caso, conviene que advirtamos que de la circunstancia de que el fetichismo fuese una teoría no se deduciría que el fetichismo fuese más irreal que si fuese un hecho –salvo que la teoría no fuese verdadera. La América que se descubrió en 1492 tampoco fue un hecho –no pudo siquiera ser percibida globalmente hasta que, en nuestro siglo, la han fotografiado, o ha sido vista por los astronautas. Pero en el siglo XVI y siguientes, América era sólo una teoría, que se nos dio a través de la teoría de la Tierra esférica (la teoría de Eratóstenes, por ejemplo), y no por ello América era menos real. Si esto ocurre con el fetichismo ¿qué no ocurrirá con la religión, en el sentido global según el que esta idea se utiliza en Antropología?

Pero entonces, cuando nos disponemos a comparar fetichismo y religión ¿qué es lo que estamos en realidad comparando? ¿Hechos o teorías? ¿Acaso teorías a través de hechos, o hechos a través de teorías? Y ¿qué tipo de teorías? Vamos a proceder, como si fueran hipótesis de trabajo, suponiendo que fetichismo y religión son géneros de instituciones dotadas de ciertos rasgos objetivos diferenciales, poniendo entre paréntesis, provisionalmente, la cuestión de si estos géneros son construcciones teóricas, de nivel Nk y verdaderas, en algún sentido, o bien si son realidades factuales (o simplemente fenómenos). Y, a este efecto, hablaremos de concepto teórico de fetichismo, sobreentendiendo que el concepto de fetichismo o el de fetiche, no puede reducirse a la condición de mero concepto empírico, trasunto de ciertos hechos concretos dados. No porque el concepto teórico no recoja hechos, sino porque los recoge necesariamente en el marco de determinadas teorías, más o menos desarrolladas, que contienen, además, determinadas conexiones con la religión y con la teoría de la religión.

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