Teselas
Partes materiales y partes formales
Gustavo Bueno expone brevemente la distinción que el materialismo filosófico hace entre partes materiales y partes formales, y ofrece algunos ejemplos y aplicaciones.
Gustavo Bueno, Partes materiales y partes formales
Tesela nº 19 (Oviedo, 16 de febrero de 2010)
Transcripción GTGB ⋅ t019
Partes materiales y partes formales
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Vamos a hablar hoy de la distinción entre partes materiales y partes formales. Un ejemplo que utilizamos siempre, porque es, a la vez, cotidiano, doméstico, y arqueológico, es el siguiente, es el del jarrón que se rompe. Un jarrón que se rompe en cien pedazos, cien trozos, cien fragmentos, pues estos fragmentos cuando, de algún modo, conservan o involucran la forma del todo, del jarrón, entonces se llaman partes formales. A partir de esas partes formales, por ejemplo, que se encuentran en un yacimiento arqueológico, o simplemente en la cocina de la casa, se puede reconstruir el jarrón. Cuando este jarrón se rompe en partes microscópicas, se hace polvo -por decirlo así- entonces estas partes son partes materiales. A partir de ellas no se puede reconstruir el jarrón, porque se ha perdido todo rastro de la forma del jarrón. Naturalmente, cuando decimos involucra, o mantiene la forma del jarrón, no queremos decir que mantenga la figura del jarrón. Es decir, las partes formales del jarrón no tienen la forma del jarrón, pero tienen una forma tal, que solamente se explica como derivada del jarrón.
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Ahora bien, esta distinción puede cruzarse (bueno, tiene que cruzarse, necesariamente con las que hemos expuesto en teselas anteriores como pueda ser, la distinción entre partes distributivas, partes atributivas, &c.). En general, los todos distributivos (los todos T gótica), pues son todos cuyas partes, en principio, no mantienen relaciones sinalógicas, es decir, cada parte participa del todo -por así decir- independientemente de las demás, en cuanto a la participación del todo. Y, naturalmente, estas partes de un todo distributivo, son partes, sobre todo, isológicas, son partes que se parecen, o son iguales entre sí. Mientras que en los todos atributivos, las partes del todo atributivo mantienen relaciones sinalógicas, y algunas son isológicas, y otras son heterológicas. El ejemplo, casi obligado, que nosotros solemos poner, está tomado de El Protágoras platónico, cuando habla de la barra de oro, que se divide en partes, que a su vez son de oro, y que a su vez divididas, son de oro; y así en principio ¿hasta dónde? Lo que queremos decir, es que las partes en las que se divide el oro, son partes formales del oro porque siguen siendo oro. Pero sabemos que un todo atributivo, como pueda ser el oro, no es divisible indefinidamente, sino que hay un momento en donde las partes de ese oro empiezan a consistir en electrones, en neutrones, en protones, &c., en nucleones en general; y entonces esas partes ya no son de oro, son partes genéricas que pueden ser partes de cualquier otra cosa. Recíprocamente, a partir de esas partes (que son partes materiales), no sale el oro, aunque sí al revés. Si bombardeamos una barra de oro con neutrones, por ejemplo, las partes que obtenemos son partes que se parecen a veces, por ejemplo, al mercurio (que son partes que los propios alquimistas ya tenían el sueño de convertirlas en oro), y sin embargo, el mercurio no es en absoluto oro, sencillamente, es parte material del oro a lo sumo, o se puede asimilar a la parte material del oro.
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Ahora bien, la distinción entre partes materiales y partes formales, tiene un interés extraordinario en diversas categorías, pues, por ejemplo, las categorías de este tipo (químicas o mineralógicas). Pero, sobre todo, en las categorías biológicas porque un organismo es, obviamente, una totalidad de partes atributivas, de partes que son formales. Por ejemplo, las partes anatómicas del organismo, si es un mamífero pues, los pulmones, el corazón, el aparato digestivo, &c., que son partes anatómicas de un organismo, partes formales, puesto que involucran al organismo. Pero que no necesitan ser partes anatómicas, sino, también, partes moleculares. A nivel molecular sigue habiendo partes formales del organismo, como lo demuestra el hecho corriente hoy día, de que para establecer la identidad de un individuo orgánico se recurre al análisis del ADN mitocondrial, por ejemplo, que son partes moleculares. Pero, sin embargo, si se sigue la división, volvemos otra vez a las partes moleculares de carácter atómico o nuclear, en donde ya desaparece por completo la idea de parte formal. Son partes materiales del organismo que, sin embargo, son necesarias a él, porque el organismo es un todo que no está separado de las partes como sostenían las concepciones holísticas desarrolladas, por ejemplo, por la teoría de la Gestalt (la época de Ehrenfels), el principio de independencia del todo respecto a las partes, sin distinguir materiales o formales.
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También tiene gran importancia la distinción de partes materiales y formales, por supuesto, en la Teoría política y en Filosofía política en general. Una sociedad política es un todo atributivo cuyas partes materiales a nivel anatómico pueden ser –pues qué se yo– las capas y las ramas del Estado tal y como las solemos entender en el materialismo filosófico. Es decir, los tres poderes, judicial, legislativo, ejecutivo, &c., son partes formales de la sociedad política. Pero también, a escala –diríamos– atómica, pero aquí tomando átomo como los individuos humanos que componen la sociedad política, son partes formales de la sociedad política. Estas partes formales, en general yo creo que corresponden, con lo que llamamos ciudadanos. Los ciudadanos son partes formales de las sociedades políticas. Pero en cambio, los individuos humanos, en cuanto tales, no serían partes formales de la sociedad política, sino que serían entidades protegidas, por ejemplo por los Derechos humanos, pero que no serían partes formales de la sociedad política; es decir, no serían ciudadanos, sencillamente, serían hombres, no ciudadanos. Y, por tanto, a partir de los ciudadanos se puede construir, o se puede regresar, hacia la sociedad política, pero a partir de los hombres no. A partir de los individuos humanos, no podría regresarse, frente a las doctrinas del pacto social, que suponen que a partir de los pactos entre hombres, que todavía no son ciudadanos, se pueden construir los ciudadanos.
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Es evidente que la distinción entre partes formales y partes materiales es una distinción ontológica que tiene multitud de implicaciones. Una de las más importantes para el materialismo es que reitera el principio de discontinuidad. Hay una suerte de discontinuidad entre las capas formales de una estructura de una totalidad atributiva y las capas materiales. No se puede pasar de la una a la otra, y estas rupturas de la continuidad entre la pluralidad de las partes materiales y formales, pues, es un ejemplo eminente de lo que llamamos discontinuidad de la ontología especial.
Final ❦ 08:22
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