Hemeroteca

Imprima esta página Avise a un amigo de esta página  

Fundación Gustavo BuenoFundación Gustavo Bueno


El Comercio
Gijón, domingo 19 de octubre de 2008
Sociedad
página 78

Gustavo BuenoEl Comercio adelanta en exclusiva un extracto del primer capítulo del último ensayo de Gustavo Bueno, en el que, con su contundencia habitual, se plantea el proceso de distanciamiento entre la izquierda y la derecha. En el libro, editado por Temas de Hoy, el filósofo vuelve a ofrecer su esclarecedora visión de la realidad. 'A qué llamamos derecha. Su génesis y su estructura' es el título del primer capítulo.

El mito de la derecha

¿Qué significa ser de derechas en la Espaņa actual?

Gustavo Bueno, El mito de la Derecha, Temas de Hoy, 310 páginas.

Gustavo Bueno, El mito de la Derecha

Exposición esquemática de la teoría propuesta en este libro sobre la génesis y la estructura del mito de la Derecha

En este párrafo ofrecemos al lector un resumen esquemático anticipatorio de las ideas desarrolladas en párrafos sucesivos, que sirva de guía de lectura. Reducimos este resumen esquemático a los puntos que siguen:

1. El término derecha, en sentido político, tiene como referencia el periodo de la historia de Europa comprendido entre 1789 y 1989.

El primer punto consiste en declarar que el sentido en el que utilizamos aquí el término «derecha» (como su correlativo «izquierda») tiene como referencia un sistema cultural humano desarrollado históricamente en Occidente en torno a las sociedades políticas parlamentarias que sustituyeron al Antiguo Régimen.

La idea de derecha está, según esto, enteramente circunscrita a este sistema, y fundamentalmente en sus componentes políticos, aunque con profundas involucraciones con otros conceptos no separables de estos componentes, pero sí disociables, como puedan serlo la llamada derecha social frente a la derecha política, la derecha filosófica (derecha hegeliana, por ejemplo), la derecha artística (la música de derechas), la derecha científica (Física de derechas) o la derecha religiosa (cristianos de derecha frente a cristianos de izquierda).

2. El término derecha comienza designando un concepto positivo, que asumirá más tarde un significado mítico.

El mito de la Derecha no estaría originariamente vinculado al que llamaremos concepto positivo (no mítico) de la derecha; la significación política original del término derecha, o del término izquierda, o de su relación, no tienen por sí mismas un carácter mítico o metafísico.

Con esto queremos decir que el mito de la Derecha lo entendemos en realidad como resultado de un proceso de mitificación o transformación metafísica de un previo concepto positivo (en su génesis) en una idea cuya estructura mítica desborda ampliamente las líneas en las que se recortan los conceptos técnico-positivos originales, aun cuando la estructura de estos conceptos permanezca tenazmente enmascarada en el fondo de una terminología asociada a los conceptos de derecha e izquierda que arrastran un sentido positivo.

3. Tres fases en la transformación del concepto positivo de derecha política en el concepto mítico de derecha.

El proceso de mitificación de la derecha (en gran medida, una invención de las izquierdas) permite, mejor aún, obliga, a distinguir tres fases en la evolución de la idea de derecha:

A. Una primera fase que engloba el periodo de constitución de las acepciones positivas del término derecha, en sentido antropológico (en el que están implicados los conceptos anatómicos y topográficos de la mano derecha y de la mano izquierda).

Esta fase positiva se extendería desde los primeros usos políticos del término derecha (en la Asamblea Constituyente francesa de 1789, y acaso, según algunos investigadores, en el Parlamento inglés, un siglo anterior) y abarcaría la totalidad del siglo XIX y primeros aņos del siglo XX, hasta la Primera Guerra Mundial. El gran peligro que acecha a quienes utilizan los términos derecha e izquierda de esta primera fase es atribuir anacrónicamente a estos términos los valores que alcanzan en su segunda fase (como es el caso de David Caute, en su libro ya antes citado, cuando distribuye a los diputados de la Constituyente francesa en tres grupos: la derecha, el centro y la izquierda).

B. Una segunda fase en la cual los conceptos positivos de derecha (y de izquierda) comienzan a reinterpretarse, sobre todo en los países de tradición católica (Francia, Espaņa, Italia) en un sentido metafísico-mítico. Esta segunda fase comenzaría en los aņos de la Primera Guerra Mundial, en la Espaņa de la II República, y culminaría en los aņos de la Segunda Guerra Mundial y de la guerra fría.

C. Una tercera fase en la que coexisten confusamente las acepciones positivas y míticas; confusamente, debido en gran medida a que el mismo concepto de derecha, por haber alcanzado una interpretación no teológica, suele ser entendido como concepto positivo y aun científico (en el sentido, por ejemplo, del socialismo científico de Engels), aun cuando requiere ser considerado, al menos desde una perspectiva materialista, como una idea metafísica-secularizada (no teológica), pero no positiva.

4. Las transformaciones del significado del término derecha no son meramente léxicas, sino que obedecen a profundas transformaciones históricas

La transformación de la fase primera a la fase segunda no se reduce a la condición de una mera transformación léxica, porque aunque tiene lugar sin duda esta transformación léxica (semántica, dirán algunos), ella está generada por procesos de transformación ideológica, social y política, de transformaciones sociales y políticas mucho más profundas, transformaciones que van acompaņadas de mutaciones en el mismo formato lógico de los términos derecha e izquierdas de la primera fase, de la segunda y de la tercera.

Las transformaciones ideológicas vinculadas a los cambios políticos, tecnológicos y sociales tienen que ver con la gradual sustitución, en el mapa del sistema de referencia, del lugar que ocupaba Dios por el lugar que ocupa el Género humano (o bien la Naturaleza) en tanto pretende además reducir a sus categorías la misma idea de Dios, aunque conservando, sin advertirlo, importantes componentes metafísicos suyos.

Como causas o testimonios de estas transformaciones ideológicas cabría citar, en primer lugar, al movimiento positivista, promovido por Augusto Comte, en cuyo mapamundi la Teología resulta englobada por la Sociología, o reducida a ella, si bien el Hombre pasa a ser elevado a la condición metafísica de Ser Supremo, objeto de un nuevo culto sustitutivo en el Nuevo Régimen del culto al Dios teológico del Antiguo Régimen; y, en segundo lugar, habría que citar también al movimiento marxista (que incorpora componentes fundamentales del idealismo hegeliano), que introduce el principio de la «alienación originaria» del Género humano en dos clases antagónicas, cuyo conflicto se identifica con el motor de la historia de este Género humano; un antagonismo propuesto como génesis de la misma idea de Dios y de la religión como «opio del pueblo» (bien éste hubiera sido preparado por las propias clases explotadas para aliviar el dolor debido a su opresión, bien sea administrado por las clases explotadoras para mantener a raya los impulsos de liberación de las clases oprimidas).

Las transformaciones ideológicas a las que acabamos de referirnos comportarían, en efecto, algo más que cambios léxicos en el término derecha (y correlativamente en el término izquierda); comportarían cambios en el formato lógico de estos términos (derecha e izquierda) y en el de su relación.

En la primera fase, el término derecha, en sentido positivo, asume el formato propio de los términos de una relación binaria, o diádica, que es en realidad un fragmento de una relación posicional ternaria (la relación entre, por ejemplo) y localizada en alguna región más o menos precisa del sistema de referencia.

La derecha designa, por ejemplo, a quienes, sentados a la izquierda del presidente de la Asamblea, se oponen a quienes se sientan a la derecha en cuestiones particulares precisas, como pudo serlo la cuestión del veto regio propuesta por el diputado Mounier en sesión del 4 de septiembre de 1789.

En este contexto, derecha, respecto de izquierda, es sólo un fragmento de una relación ternaria que implica un tercero entre los extremos (la llanura, por ejemplo), a la manera como la relación binaria padre e hijo es sólo un fragmento de la relación ternaria padre/madre/hijo, o acaso de la relación madre/hijo/hermano mayor de la madre.

En cualquier caso, la relación derecha/izquierda no es inmediata, sino que está mediada por un tercer término llamado término medio (a veces, con Guizot, justo medio, con ecos aristotélicos) o más incorrectamente centro, a secas.

En la segunda fase el término derecha deja de ser término de una relación binaria (fragmento de otras relaciones ternarias) para constituirse como término de una relación binaria que opone inmediatamente el término derecha al término izquierda, en una relación que además, por su materia, desborda el carácter localizado que mantenía en su primera fase, para asumir un carácter trascendental a todo el sistema de referencia.

La oposición derecha/izquierda comenzará a utilizarse como una oposición dualista (metafísica, mítica) entre las dos mitades o hemisferios que se suponen constitutivos dialécticamente del sistema de referencia, por ejemplo Espaņa, en las dos Espaņas de Machado, o incluso la Humanidad («la derecha y la izquierda son las dos concepciones posibles del mundo y de la vida», o incluso son «los dos modos posibles de ser hombre»).

La transformación de los términos derecha (o izquierda), y de la oposición entre ellas, desde la primera fase (positiva, localizada) en la segunda (metafísica, trascendental) implica la reinterpretación de la idea de derecha (juntamente con la de izquierda) como expresión de un dualismo trascendente, que en cualquier caso no se ha constituido históricamente en la época de la consolidación de la segunda fase, porque este dualismo mítico metafísico habría actuado ya masivamente en el campo político en la primera fase, pero al margen de la distinción entre derecha e izquierda, por ejemplo, como dualismo entre los partidarios de Cristo y los partidarios del Anticristo (encarnado, en la época, por Napoleón Bonaparte).


El mito de la Derecha
 

* * *
 
Recuerde que esta versión impresa
puede no corresponderse ya con el
contenido que se ofrece en internet:

Fundación Gustavo Bueno