ENTREVISTA
Gustavo Bueno:
«El programa 'Operación Triunfo' es el antibotellón»
Audiencia: «La audiencia es la que manda. El telemando es el instrumento de poder.»
Democracia: «Un individuo al que votan 5 millones vale menos que un programa que ven 15.»

Georgina Fernández. Oviedo
Foto: José Vallina

El filósofo asturiano Gustavo Bueno presentó ayer en Madrid su libro Telebasura y democracia (Ediciones B), un análisis de ese concepto tan usado hoy para definir a la mala programación televisiva. El pone los puntos sobre las íes y asegura que «sin basura no podríamos vivir, porque forma parte de la realidad».

—¿Usted defiende que la basura es imprescindible?

—Sí, hay que convivir con lo hediondo, pero hay que distinguir entre la basura desvelada y la fabricada. La fabricada es la que se produce adrede y se cuida como un género para agradar al público al que le gusta la basura, para tener audiencia. A las elites llamadas cultas también les interesa que exista, porque quieren que haya programas para la plebe.

—¿Y la basura desvelada?

—Un reportaje sobre Calcuta, con las ratas, la enfermedad y demás, no fabrica la basura, sino que la desvela; yo defiendo esa basura como un modo de ver la realidad; eliminarla de la televisión sería tratarnos como a niños.

—¿Es televisión basura la denominada 'del corazón'?

—Eso es basura completa y también los desfiles de modelos con su mirada vacía. Es basura capitalista, desfilan con unos trajes absurdos, y el modo de andar de esas chicas da pena porque están obligadas a exhibirse como vacas en una feria. Eso es detritus.

—Usted relaciona esto con la democracia

—La democracia parlamentaria se basa en el sufragio universal, así que declarar basura a un programa de televisión que ven 15 millones de españoles pone en peligro la democracia; así se cuestiona la mayoría parlamentaria porque se ve que, de acuerdo con esa democracia, un individuo al que le votan cinco millones de personas vale menos que un programa basura.

—¿Y qué le parece el programa Operación Triunfo?

—Yo recibí muchas críticas por analizar Gran Hermano, que se consideró como basura y, en cambio, Operación Triunfo les parece televisión limpia. Yo creo que ese programa es el antibotellón para los políticos. En Gran Hermano se juzgaban las virtudes éticas de los concursantes, en Operación Triunfo juzgan cuestiones técnicas, aunque eso el público no lo pueda juzgar, por que para ellos el que mejor canta es su vecino. Es un programa con una unidad de audiencia que deja en ridículo las disputas autonómicas.

—¿Por qué desaparecieron los programas de tertulia?

—Porque el público no los veía. Yo acudí a alguno y me decían: «por favor, no cite usted a Kant y Aristóteles, porque nos baja la audiencia». La audiencia es la que manda. El telemando es el instrumento de poder.

—¿Y usted qué ve de la televisión?

—Veo lo que dan por satélite, de historia, de la reconstrucción de las épocas de Carlomagno, Alejandro Magno... Lo que hago es explorar un poquitín y ver los telediarios. Los programas de tipo cultural los van relegando a partir de las 12 de la noche porque no los ve nadie.