Manuel Atienza
Entrevista a Gustavo Bueno
Publicada en la revista Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho, nº 20, Alicante 1997, páginas 489-505.
Facsímil en pdf: agosto 2010
Manuel Atienza.– ¿Cuál sería, a grandes rasgos, su biografía intelectual, poniendo énfasis en los puntos de contacto con el Derecho?
Gustavo Bueno.– El primer punto de contacto es que estudie Derecho, aunque no terminé la carrera. En Zaragoza, año 1941 o 1942, me matriculé en la Facultad de Derecho, juntamente con la Facultad de Filosofía y asistiendo a clases de Medicina, porque estaba dudando en la alternativa a seguir. El Derecho me interesó muchísimo, por lo menos en los primeros cursos. Me parece que llegué hasta tercero o algo así. El Administrativo me espantó.
M. A.– ¿Y el Derecho natural?
G. B.– El Derecho natural me gustaba mucho. También estudié Derecho Civil; confieso que me interesaba muy poco. En cambio, me interesó mucho después, a posteriori, al cabo de los años. Recuerdo que me compré los famosos tomos de Castán a los cinco o seis años, para leerlos por puro interés, por pura curiosidad, por meterme un poco en el juego. Luego, me despegué enteramente de los intereses por el Derecho en general, aunque siempre mantuve un interés grande, que ha sido muy intermitente, claro. En los años 50, tuve bastante contacto a través de Antón Oncea, que era catedrático de Derecho Penal en Salamanca. Con él conviví tres o cuatro años en un Colegio Mayor. Todavía tengo yo en casa obras suyas sobre Dorado Montero: tenía trabajos sobre el asunto y artículos que me dejaba; era un hombre mayor que yo, hijo del famoso Antón, el antropólogo, y tenía una perspectiva muy curiosa, se ve que estaba influido por su padre, por la antropología y demás. El otro punto de contacto, que recuerde, fue en Oviedo con el profesor Atienza y Elías Díaz. Se trataba de una Facultad de Derecho muy en auge. Por los años setenta pudo ser aquello...
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