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Eutanasia

23 agosto 2002

Eutanasia: lección ofrecida por Gustavo Bueno en La Montaña Mágica el viernes 23 de agosto de 2002.

Gustavo Bueno, Eutanasia

23 de agosto de 2002 (57 m)

Transcripción GTGB ⋅ c001
Eutanasia
1 ❦ 00:07

Vamos a hablar de la eutanasia, y el objetivo de esta exposición, de este análisis es mostrar hasta qué punto el concepto de “eutanasia”, tal como se utiliza en nuestros días, es mucho más difícil de lo que parece. Incluso que muchas de las soluciones que se dan, que parecen sencillas y aun triviales, pues no lo son. ¿Por qué? Pues seguramente porque eutanasia es un concepto que está atravesado por ideas totalmente generales, como puedan ser la Idea de Vida, la Idea de Muerte, la Idea de Naturaleza, la Idea de Cultura, la Idea de Delito. Es decir, tal cantidad de ideas se concentran en esta operación (o como se quiera llamar) de la eutanasia, que parece necesario irlas desbrozando, un poco para saber en qué mundo nos movemos. Este es el objetivo de la exposición, tratar de plantear la cuestión de un modo no trivial o simplista, sino mostrando la complejidad de las cuestiones que a través de ella se cruzan.

2 ❦ 01:28

Lo mejor quizá es empezar por la misma composición del término “eu-tanasia”. Eutanasia, todo el mundo sabe que es una palabra inventada, bueno, construida del griego (parece ser que es ya muy antigua la construcción como término, aparece por primera vez en Suetonio, en Vidas de los césares, concretamente en la de Augusto). Pero eutanasia es una palabra construida, según esto, seguramente por los romanos, de “eu”, que es “bueno” en general, y luego “thánatos”, que es “la muerte”. De manera que entonces eutanasia significaría etimológicamente buena muerte. Y, además, esto es lo que todo el mundo, más o menos, sobreentiende por ello; eutanasia es “buena muerte” o cosas muy similares, como “muerte tranquila”, “muerte dulce”, &c.

3 ❦ 02:28

La primera dificultad está ya en la composición de estos términos, “eu-tanasia”. Pasa un poco, solo que al revés, como con la palabra televisión, que parece una cosa tan sencilla, porque es ver a lo lejos. Pero, claro, el concepto etimológico de televisión es un concepto por sí mismo (una palabra inventada ad hoc) complejísimo y confuso, porque es redundante. En el caso de la televisión, la visión es siempre ver de lejos, por lo tanto la televisión no añade nada a la visión. Esto quiere decir que el concepto de televisión ordinario, que parece tan sencillo, realmente está mal formado, por así decir, desde el principio.

4 ❦ 03:11

Algo así yo creo que pasa con el término eutanasia, que no digo que esté mal formado, pero no está bien formado en principio. Y esto quizá se puede mostrar de muchas maneras. Por ejemplo, vamos a hacerlo mediante un dilema, mediante una disyuntiva, rápidamente. Primero, suponiendo que el concepto de muerte que manejamos sea un concepto malo, que implique un mal por excelencia y, además, el más radical, y según muchas tradiciones el mal por antonomasia. Concretamente en nuestra tradición cristiana –pero entre otras muchas– en la que nosotros nos hemos educado, el mal y la muerte aparecen precisamente como efecto del pecado de Adán, que lleva como efecto inmediato la muerte; es decir, la muerte está en función del pecado. Esta idea de la muerte como mal, que además está vinculado a la angustia, la idea de los protestantes, de Kierkegaard, luego de Heidegger, el ser para la muerte. Todo esto tiene una tradición se dice, judeocristiana, pero que es mucho más amplia, porque no solamente es ya digo, cristiana, es la nuestra. Entonces, en este supuesto del dilema, si la muerte es el mal, entonces eutanasia es un concepto contradictorio (es como círculo cuadrado), por mucho que le adornes al concepto, la buena muerte no tiene sentido, porque la muerte siempre es mala. El otro miembro del dilema es éste. Supongamos que la muerte es buena, tesis defendida también por muchísimas tradiciones, entre nosotros están desde los famosos versos clásicos, y luego repetidos por muchos, Calderón, Lope de Vega, Ven, muerte, tan escondida, / que no te sienta venir, / porque el placer de morir / no me vuelva a dar la vida

5 ❦ 05:20

Aquí resulta que la muerte es buena. ¿Por qué? Porque la muerte nos libra de la vida, que es un mal, la vida es el mal. Y estas tesis han sido defendidas, por supuesto, por tradiciones, sobre todo orientales, muy diversas. Han sido expuestas, por ejemplo, en la tradición griega por Hegesipo, llamado el Peisithánatos, precisamente el “abogado de la muerte”, que incitaba a suicidarse a sus discípulos y, al parecer, tenía una gran clientela de discípulos. Y ha sido también reproducida varias veces por actitudes modernas, por ejemplo, Schopenhauer es el caso más notorio, tratando de reiterar con tradiciones orientales. Es decir, en la famosa obra de Schopenhauer El mundo como voluntad y representación allí aparece la vida como el velo de Maya, como un oscurecimiento de la propia realidad, y entonces la muerte es la única forma de volver a reencontrarnos de nuevo en la Voluntad, en la Voluntad pura, puesto que la vida es una pura apariencia, entonces la muerte no es un mal sino que es un bien. En este supuesto, decir eutanasia sería lo mismo que decir una redundancia; es decir, buena muerte, la muerte siempre es buena.

6 ❦ 06:46

De manera que, entonces, estoy más o menos subrayando o proponiendo este dilema para mostrar la dificultad del concepto eutanasia. Dicho ahora en resumen. Si la muerte es mala siempre, entonces eutanasia es círculo cuadrado. Si la muerte es buena, entonces eutanasia es una redundancia y, por lo tanto, no estamos hablando de nada. Pero esto al mismo tiempo indica, yo creo, inmediatamente lo siguiente, cuando hablamos de eutanasia, como concepto muy trivial, probablemente estamos moviéndonos en otro nivel distinto de este nivel filosófico que acabamos de plantear, que es el nivel que podríamos llamar “metodología de la muerte”. En el sentido de que ahora no estamos diciendo si la muerte es buena o mala, sino el trance de morir, el momento de morir. Entonces, la eutanasia se referiría no a la muerte, y por tanto no sería eutanasia, sería un “proceso” de morir.

7 ❦ 07:52

Entonces, ¿qué es lo que queremos decir cuando decimos eutanasia? Realmente es muy difícil saberlo. Desde el punto de vista práctico. Pero claro, el punto de vista práctico muchas veces es muy reducido, y no se alcanza, y sobre todo las consecuencias que ello tiene no están ni siquiera vinculadas ni a sus principios ni a sus consecuencias. Entonces, ¿qué queremos decir con la eutanasia? ¿Qué queremos decir con atacar la eutanasia o defender la eutanasia? Evidentemente, yo creo que esto es necesario ir regresando un poco al concepto de “bondad”, de “lo bueno”, y al concepto de “muerte”, que son los dos pilares del concepto de eutanasia que estamos analizando.

8 ❦ 08:36

Todo el mundo sabe que el concepto de bueno es sumamente multívoco, tiene muchísimas acepciones, porque puede haber una bondad de carácter ético, de carácter moral, de carácter jurídico (es decir, lo que se acomoda a la ley, lo que es adecuado a derecho, lo que es ajustado a derecho como se dice). Entonces, las bondades pueden ser distintas, lo que es bueno en un lado, puede ser malo en otro. Hay que determinar qué tipo de bondad. Puede incluso muchas veces confundirse la bondad con la estética, con la belleza. Precisamente en este contexto es donde seguramente aparece la primera vez, la primera mención de eutanasia, lo que hemos citado antes de la muerte de Augusto. Augusto, según cuenta Suetonio, se siente morir, demacrado, con la cara demacrada, y entonces llama a sus amigos, a sus colaboradores, por decirlo así, pregunta que qué sabe el pueblo de su situación, le informan, y entonces él les dice algo así como: Esperad porque ahora estoy próximo a morir –dice– lo único que os ruego es que si yo he cumplido bien la tarea de mi vida, entonces me aplaudáis. Entonces, le aplaudieron, y él se tapó con el manto y murió. Y dice Suetonio, murió con una buena muerte. Aquí la buena muerte es una muerte teatral; precisamente de Augusto, que, como persona, se ha puesto la máscara del actor, ha cumplido su vida, entonces (una buena muerte) se quita la máscara y, si lo he hecho bien, me aplaudís como se hace en el teatro. Esto es, una muerte teatral es una buena muerte. Y aquí, ¿qué quiere decir bueno? Pues, quiere decir muchas cosas. Por de pronto, está aquí la Idea de Persona funcionando. Y que Augusto está sintiendo, o está siendo reconocida su muerte, su trance de morir, su metodología del morir –diríamos. Está siendo reconocida como buena, precisamente porque tiene detrás la vida. Entonces, tiene detrás toda su vida que es la que justifica la buena muerte. Por consiguiente, si la vida hubiera sido miserable o mala, por mucho teatro que hubiera puesto en el momento de morir, no lo hubiera hecho, porque está todo en función de la vida anterior.

9 ❦ 11:15

Entonces, naturalmente, el concepto de bondad que tengamos, ya digo que la metodología de la muerte y el trance de morir a veces significa –yo creo–, y es lo que significa ordinariamente, me parece a mí, sobre todo en el “kitsch yanqui”, por decirlo de algún modo, es sencillamente no sufrir al morir, que la muerte no sea dolorosa. Buena muerte es, en ese sentido, que sea buena en el trance de morir, que no haya sufrimiento. Y por consiguiente, una buena muerte se refiere más bien, repito, al momento de morir, pero no a nada más. Y claro, esto es una trivialización, a mi juicio, completamente indecorosa tratándose de los problemas que estamos aquí teniendo entre manos. Y por tanto hay que afinar un poco qué se quiere decir con bueno en cada momento y qué puede ser morir con honra, una muerte digna, como se dice.

10 ❦ 12:21

¿Qué quiere decir, una “muerte digna”?, que es uno de los conceptos más utilizados por los bioéticos, por los políticos cuando sale el testamento vital, queremos una muerte digna. Yo creo que eso es pura retórica. La muerte digna, ¿para quién?, dignidad, ¿para quién? Hay una frase clásica, muy castellana, que dice, murió con tanta dignidad como Don Rodrigo en la horca. Don Rodrigo Calderón es un prototipo en español de hombre que muere con dignidad. ¿Qué quiere decir esto? Pues, quiere decir que es una dignidad otra vez teatral, porque, por lo menos durante el siglo XIX, todavía había en el código penal español tres clases de muerte civil. La muerte con garrote, era el garrote vil, el garrote ordinario y el garrote noble. La muerte con garrote vil era una muerte vil, indigna, claro. ¿En qué consistía esto? Pues que al criminal se le cogía en un serón, se le llevaba de cualquier manera, arrastrando, sin acompañamiento ni nada, y allí se le ahorcaba, simplemente, a solas, esa era una muerte vil, indigna. La muerte ordinaria es cuando un personaje no era especialmente injuriado, simplemente se le llevaba en un burro y se le ahorcaba. Y la muerte noble es cuando el reo iba a caballo, con todo acompañamiento, llegaba al tablado y él mismo daba la orden al verdugo, que es lo que hizo Don Rodrigo Calderón. En el tablado, en presencia del rey y de todo lo demás, Don Rodrigo Calderón dice al verdugo, ejercitad vuestro oficio, y entonces, lo ahorcan. La muerte digna, como vemos, tiene sentidos totalmente diferentes, totalmente distintos. Otro ejemplo que se puede poner. La muerte digna para un oficial prusiano es morir fusilado, no morir ahorcado o con un tiro por la espalda. Un soldado que muere con un tiro por la espalda se supone que está huyendo y entonces la muerte es indigna, pero una muerte con fusilamiento, no por horca, es una muerte digna.

11 ❦ 14:45

De manera que entonces la dignidad es un concepto tan absolutamente ambiguo, como vemos, que es mejor, yo creo, prescindir de él, porque oscurece totalmente el asunto. Es decir, la eutanasia es una muerte digna, pero esa muerte digna no sabemos lo que es. Porque yo creo que lo que se confunde es que la muerte digna es la muerte digna para el que contempla la muerte. La muerte digna es para el que contempla el trance de morir, que no quiere ver una muerte indigna, es decir, con sufrimientos, con torturas, con retorcimientos, y con la degradación, la deformación del cuerpo, del organismo. Y entonces la cuestión es una muerte digna estética, es decir, por eso se procura maquillar, envolver, &c., y ahí hay contenidos estéticos. La dignidad está, sobre todo, en los que ven la muerte porque, naturalmente, el “moriturus” realmente ni se entera del asunto de la dignidad. Por tanto, el concepto de dignidad es social, es lo que quiero decir, esencialmente social. No es un concepto individual, sino que es social, tanto en el proceso de morir, contemplado por los demás (escénico), como en el sentido ya moral, en donde la dignidad está en la biografía del propio moriturus. Y esa biografía, claro, si tiene una dignidad es por razones sociales, no por razones tampoco individuales, que, naturalmente, si fueran puramente individuales nadie las conocería, no sería ni digno ni indigno, ni sería.

12 ❦ 16:13

De manera que, entonces, por la primera parte, del eu (muerte tranquila, muerte eufórica incluso mediante un euforizante, muerte digna) de momento no sabemos nada, yo por lo menos no sé nada. Y por parte de muerte seguramente sabremos menos aún, porque la muerte ¿qué es? La muerte en su definición tradicional, también de las tradiciones espiritualistas, pero no todas. La tradición espiritualista clásica, la cristiana, la tomista, la muerte es la separación del alma y el cuerpo. Por tanto, esta separación es la que produce realmente la muerte. El alma, al marcharse del cuerpo, hace que el cuerpo muera. Pero, sin embargo, no hay que olvidar que nada menos que la tradición cartesiana, de Gómez Pereira, precisamente, cuyo centenario se celebró hace dos años. Cuando Gómez Pereira, y después Descartes y sus discípulos, y Malebranche, y La Mettrie, &c., sostienen que el hombre es una pura máquina, el hombre o los animales somos puras máquinas, autómatas, y que el alma espiritual está actuando en otro plano, y a través de ello, a través de la glándula pineal, o lo que sea. Entonces, la exposición que hace Descartes de la muerte, pero en general (y Gómez Pereira y demás) es que la muerte no se produce porque el alma se marche del cuerpo, sino que el alma se marcha del cuerpo porque el cuerpo ha muerto, que es muy distinto. Incluso, Descartes hace una comparación más o menos prosaica –dice– exactamente igual que nos desprendemos de nuestro traje cuando está gastado, el alma se desprende del cuerpo cuando el cuerpo está gastado. Sencillamente, la muerte sería el proceso de un autómata, de una máquina, que se deshace, que se degenera, como se puede degenerar una máquina cualquiera de la industria, y entonces la muerte afecta al cuerpo. Por consiguiente, la muerte no es algo que sea ni siquiera cuestión, en principio, de carácter ético o moral; es una cosa que afecta puramente al cuerpo, porque el alma queda intacta. El alma es inmortal, en una palabra. Como el alma es inmortal, propiamente no hay muerte, la muerte es una apariencia, diríamos. Idea ésta que, de algún modo, está también recogida en toda la tradición cristiana (aquí sí que es el cristianismo, sobre todo) por el dogma de la resurrección de la carne, que es uno de los dogmas típicamente cristianos, porque ya no es que resucite, no ya es que el alma sea superviviente (tradición, excuso decir, de todo el animismo, el alma sobreviviendo al cuerpo). El cristianismo no solamente sostiene esta supervivencia del alma, sino que sostiene, precisamente, la resurrección de la carne.

13 ❦ 19:15

Y esta resurrección de la carne todavía hace más difícil imaginarse al Hades de los griegos, por ejemplo, como el mundo de las sombras, porque ya no son almas en sombra que están vagando, sino que son almas que están esperando a que el cuerpo se restituya a ellas; y entonces la muerte no existe en absoluto. Desde este punto de vista, la muerte no hay por qué temerla.

14 ❦ 19:45

Y es muy curioso que esta frase que voy a decir es de Séneca pero, sin embargo, es una frase que los cristianos han recuperado totalmente. La muerte –dice Séneca– es un nuevo natalicio, una frase muy bonita en latín, no hay que entristecerse por la muerte, porque en la muerte tenemos un nuevo natalicio.{1} Claro, esta es una idea que desde el punto de vista cristiano se entiende perfectamente. Desde el punto de vista estoico, de Séneca, que no creía propiamente en la supervivencia del alma y que, además, aconsejaba el suicidio, constantemente (como generalmente los estoicos aconsejaban el suicidio), el suicidio era una maldad, según Séneca, cuando uno estaba sano. Pero cuando uno estaba ya enfermo y viejo, era una estupidez, una necedad, dice Séneca, el aguantar con un cuerpo que no sirve para nada, entonces es mejor desprenderse de él.

15 ❦ 20:50

De manera que, entonces, la idea de la muerte como algo, o que no existe, porque es un nuevo natalicio, o que es un trance transitorio, obligaría a plantear totalmente todo en relación con la eutanasia, por consiguiente, ¿qué es la muerte?

16 ❦ 21:09

Pero abundo en que, con estas exposiciones, con estas consideraciones, lo que estamos haciendo es ver la serie de cuestiones difíciles, intrincadas y profundas que están contenidas en esta operación tan sencilla como es la eutanasia.

17 ❦ 21:24

Entonces, la muerte, ¿qué podemos entender por muerte? La muerte es algo que afecta a los seres vivientes. Naturalmente, aquí el concepto que podamos ofrecer es totalmente distinto si mantenemos una posición espiritualista o animista, o una posición materialista, por supuesto. Yo estoy hablando aquí desde coordenadas materialistas, por consiguiente, yo sé que todo el que no admita estas coordenadas, todo lo que diga no tiene ningún valor. Pero, sin embargo, habrá que reconocer que es preciso tomar unas referencias, porque si no de esto no se puede hablar, es decir, aquí hay que tomar partido necesariamente. Entonces, para el que mantenga las creencias animistas en la espiritualidad del alma, incluso en la resurrección de la carne, la situación es totalmente diferente.

18 ❦ 22:11

Yo estoy completamente de acuerdo con quienes dicen que la muerte no tiene por qué producir dolor, que la muerte es una liberación. Es Santo Tomás, Santo Tomás más o menos viene a decir lo siguiente, la muerte –dice Santo Tomás– en la medida en que hay una unión sustancial entre el alma y el cuerpo, es odiosa secundum quid(es odiable secundum quid), pero sin embargo es amable porque nos da acceso a la beatitud, es decir, porque es el paso a la resurrección de la carne, a la Gloria. De manera que la muerte, en principio, Santo Tomás reconoce que tiene un punto de odiosidad, pero que sin embargo lo principal es que la muerte hay que verla desde el punto de vista cristiano como un paso a la resurrección. Entonces, claro, la valoración de lo que sea la muerte en este contexto depende enteramente del sistema de coordenadas. Por esto digo yo, desde el punto de vista materialista la muerte hay que verla en esta perspectiva. Y aquí los biólogos, y los evolucionistas, y los filósofos de la vida por decirlo así, están totalmente en desacuerdo, aunque últimamente se ha producido (me estoy refiriendo a hace 10 o 12 años, por ejemplo, el libro de acob La lógica de la vida y cosas de este tipo), se ha producido, en Francia sobre todo, una polémica muy interesante desde el punto de vista puramente biológico sobre cómo se pueda interpretar qué es la muerte.

19 ❦ 23:51

Y, entonces, vamos, para resumir la situación, la muerte para unos supone ya el paso a la muerte de los organismos pluricelulares. Es decir, los organismos unicelulares no morirían, una bacteria se divide indefinidamente y, por tanto, no muere nunca, es inmortal. Entonces, la muerte aparecería cuando se distingue (la distinción famosa de Weismann) entre el soma y el germen. Es decir, lo que muere es el soma y lo que subsiste es el germen, que viene a ser una versión de la inmortalidad del germen, de la bacteria.

20 ❦ 24:32

Claro, hoy esto se plantea de otro modo, pero sin embargo se plantea de dos modos distintos, seguramente. Primero, un enfoque de carácter puramente orgánico, en el sentido más bien de consideración de los organismos individuales, es decir, ¿por qué mueren los organismos individuales? Aquí los puntos de vista de Linneo y los del evolucionismo son muy distintos. Ahora, sin embargo, ya Linneo justificaba la muerte precisamente para que se mantuviera el equilibrio de las especies. Es decir, un incremento de la vida y de la reproducción, tal como es ordinario (hay cálculos que todo el mundo conoce mucho, la frecuencia de la reproducción celular o de los organismos hace que cada especie prácticamente cubriría la Tierra, sobre todo insectos, en muy pocas horas), para que se mantenga el equilibrio de las especies hace falta la muerte. La muerte es una necesidad del equilibrio de la naturaleza, no es una contingencia, no es un accidente, no es un movimiento violento –como decía Aristóteles– sino natural. Es decir, la muerte es natural porque lo exige, precisamente, el equilibrio de las especies.

21 ❦ 25:45

Otros sostienen que la muerte es natural en el soma, porque la muerte se produce por un mecanismo genético que son los telómeros –que se han descubierto hace unos años, muy pocos– según los cuales la muerte se produce porque ciertas terminaciones del ADN se van acortando en cada reproducción celular (experimentos abundantísimos con Drosophila y otros, y gusanos, &c.), se va acortando el ADN y entonces llega un momento donde ya no se puede reproducir porque no hay ADN. Y entonces, resulta que, en las células somáticas, la telomerasa frena un poco la tendencia a la disminución de estos bordes del ADN; pues, la telomerasa estaría más abundante en las células germinales que en las somáticas, y por esta razón el soma moriría antes y el germen no. Y hay muchos experimentos en donde se consigue alargar en algún intervalo de tiempo la vida de una mosquita del vinagre, o cosas por el estilo, mediante procedimientos artificiales de la telomerasa. Entonces, según esto, la muerte sería un proceso que estaría ya programado, diríamos (sin contar con los fenómenos de la apoptosis y demás), estaría programado en el propio patrimonio genético.

22 ❦ 27:13

Y, por otra parte, puesto que esto nos llevaría demasiado y nos alejaría de este asunto, por otra parte hay otras interpretaciones, sobre todo de carácter sociológico (por ahí va Jacob sobre todo en La lógica de la vida), en donde la muerte (que tiene mucho que ver con Linneo, por cierto), es una especie de necesidad biológica para que la evolución pueda realmente producirse, porque, si no hay muerte, como pasa con los unicelulares, pues prácticamente las bacterias se conservan hoy como hace cuarenta millones de años. Entonces, la evolución exige que haya muerte de los organismos y, sobre todo, porque socialmente la muerte sería una necesidad simplemente. Es más, hay un tal Ross que al viejo le llama nada menos que “paidófago”. El viejo es un paidófago, el viejo es un individuo que se come a los jóvenes, es decir, el viejo es el individuo que quita la plaza a los jóvenes; claro, tiene que morir. Hay unas escenas muy descriptivas, algo así como: la plaza del pueblo donde están tres viejos en un pueblo de Francia sentados en un banco y luego los jóvenes; para que los jóvenes puedan sentarse en ese banco algún día hace falta que los viejos mueran, porque si no naturalmente habría que poner todo lleno de bancos y no podría ser. Es decir, el equilibrio y el ritmo evolutivo necesitan realmente la muerte. La muerte, según esto, parece que no es una contingencia como pensaban algunos, el propio Descartes. El propio Descartes pensaba que por procedimientos médicos, tal como entendía él la medicina, podía conseguirse la inmortalidad, prácticamente virtual. Y, al parecer, había toda una secta de racionalistas de aquella época que querían realmente mejorar la medicina hasta el punto que prácticamente la muerte no existiera, empeño éste en el que naturalmente están todavía implicados muchos médicos, como es natural.

23 ❦ 29:12

Entonces, la muerte ¿qué es? Que es adonde íbamos, en el concepto de la eutanasia. La muerte hasta ahora estamos viéndola como una muerte orgánica, claro, la muerte orgánica y la muerte social. Pero la eutanasia ¿se refiere a la muerte en ese sentido o se refiere a la otra muerte, a la muerte de la persona? Nosotros hemos hecho una distinción que, en dos palabras, se puede exponer de este modo. La distinción entre muerte y fallecimiento, distinción muy importante para lo que nos afecta de la eutanasia. Es decir, la muerte es la muerte orgánica, como sabemos. Entonces, ¿cómo se define la muerte orgánica? Yo creo que la definición operatoria, positiva, dejando al margen el alma y cualquier principio espiritual de esta índole; yo creo que la definición más operatoria de muerte es ésta: “La muerte es la transformación de un organismo vivo en un cadáver”. Lo que pasa es que no es tan fácil luego definir lo que es un cadáver, como es natural, y en qué momento empieza el cadáver, en qué momento se diagnostica la muerte a efectos médicos, biológicos, legales, &c. Y hay muchos métodos de determinar esta frontera. Si es por ejemplo un encefalograma plano, o bien si es la muerte respiratoria, en fin, diferentes mecanismos para establecer en qué momento se puede considerar cadáver. Dado sobre todo, como sabemos, que la muerte no afecta a todo el organismo conjuntamente, puesto que muchas células del organismo siguen funcionando. Y, por lo tanto, que la muerte no es un proceso instantáneo, pero sin embargo legalmente es un proceso instantáneo. Aquí está la dificultad también de que incluso la muerte orgánica no está bien definida, porque es indefinible por sí misma. En líneas generales sí podemos decir, sobre todo las condiciones de la irreversibilidad, es decir cuando es irreversible la situación. Entonces la definición es lógica, lógicamente no tiene problema, pero en la aplicación concreta de este criterio de la irreversibilidad sí que hay muchos problemas, porque no se sabe cuándo se puede resucitar a alguien o cuando la muerte es aparente, &c., &c.

24 ❦ 31:17

Ahora, el fallecimiento es distinto, porque el fallecimiento se refiere al fallecimiento de la persona. Entonces la persona no muere, sencillamente no puede morir. ¿Por qué? Según esta definición, porque así como hay una transformación del organismo viviente en cadáver, la persona no tiene ningún resto parecido al cadáver. Es decir, no hay un cadáver de persona en una palabra, habrá un cadáver de organismo. Y entonces, la distinción entre organismo y persona, que es fundamental, está totalmente implicada en la cuestión de la eutanasia, y no podemos ya avanzar en este terreno, porque no podemos perder la línea central que nos hemos propuesto.

25 ❦ 31:58

Entonces, resulta que primero no sabemos lo qué es la muerte en relación con la buena muerte, ni sabemos lo qué es bueno en relación con la muerte. ¿Cómo podemos proceder ahora? Pues vamos a proceder, puesto que estamos en coordenadas principalmente de naturaleza ética, moral, o jurídica, o política, vamos a proceder examinando los diferentes reflejos o refracciones que hace la eutanasia en estas perspectivas éticas, morales y jurídicas, o políticas, si más o menos sobreentendemos la tesis de Kelsen de que el derecho y el Estado es lo mismo. Es decir, que no hay un derecho sin Estado ni Estado sin derecho, es decir, que todo Estado es Estado de derecho para decirlo rápidamente, otra cosa es el tipo de derecho que se haga. Es decir, que decir Estado de derecho es una redundancia, porque Estado es siempre de derecho.

26 ❦ 32:57

Entonces, la Idea de eutanasia empieza a ser por sí misma confusa incluso cuando atendemos al plano metodológico que decía antes. Aquí hay que hacer unas cuantas distinciones urgentísimas de carácter, fenomenológico, sin las cuales no se puede progresar.

27 ❦ 33:19

La primera distinción que yo creo que hay que hacer es la distinción entre eutanasia sobrevenida y eutanasia operada. Yo creo que esta distinción es fundamental, aunque no se suele utilizar. Pero yo creo que se puede ver inmediatamente en cuanto la exponga. La eutanasia sobrevenida es la eutanasia que está vinculada a una muerte sobrevenida. Es decir, una muerte sobrevenida es una muerte que ha sobrevenido (la palabra lo dice muy expresivamente), que ha sobrevenido de un modo ya tanto da que sea natural como contingente, es lo mismo. Es una muerte que el sujeto que la experimenta no esperaba, simplemente. ¿Por qué?, pues porque la muerte ha sobrevenido por vía natural, por ejemplo, alguien que ha muerto en la cama, viejo, atendido, sin sufrir, incluso inconsciente, le ha sobrevenido la muerte y, entonces, esta muerte es una muerte que se considera eutanásica. Es una eutanasia sobrevenida, le ha sobrevenido la muerte, no hay más complicación. Y así muchas veces en nuestra tradición tenemos, murió como un santo, murió bien, murió tranquilamente, murió con los auxilios espirituales; es decir, la muerte le sobrevino, no se hizo nada para ello, fue una ley natural, se dice es ley de vida, se dice muchas veces en la conversación ordinaria. Pero incluso cuando la muerte es violenta, por ejemplo cuando alguien muere de un tiro en la nuca, se dice con frecuencia, no sufrió, menos mal que no sufrió. Esto lo he oído y lo han oído todos, lo he oído incluso en circunstancias relativas a asesinatos de la ETA. Es decir, por lo menos no sufrió. Es una barbaridad la muerte, pero por lo menos no sufrió. Tuvo eutanasia, pero fue instantánea. Claro, entonces, estos casos de eutanasia se aplican a una muerte sobrevenida. Bueno, y el ejemplo que he puesto antes de Suetonio, el ejemplo de Augusto cuando muere, es una muerte sobrevenida. A Augusto le sobreviene la muerte y, entonces, es una muerte que él acepta con eutanasia y la acepta tranquilamente, simplemente, sin mayores sufrimientos, con alguna incomodidad quizá, pero sin mayores sufrimientos.

28 ❦ 35:43

Este concepto, que es el de eutanasia sobrevenida, yo creo que es importantísimo, sobre todo porque se diferencia muy bien del concepto que yo creo que había que llamar eutanasia operada, que es un concepto que se lo inventó al parecer nada menos que el Canciller Bacon. El famoso Canciller Bacon, vamos, muchísima gente sabe quién es el Canciller Bacon, claro, para la gente que se dedica a Filosofía es evidente que todo el mundo lo conoce; pero incluso los que no se dedican, el Canciller Bacon es considerado como uno de los grandes instauradores de la Filosofía Moderna. Fue Canciller de Inglaterra, tuvo, por cierto, una gran relación con España a través del conde de Gondomar, por ejemplo, que era muy amigo suyo, Felipe III, Felipe IV, &c. El Canciller Bacon tiene un pasaje muy debatido y muy discutido por los historiadores de la eutanasia y de la medicina, donde viene a decir a los médicos, dice, yo creo que los médicos –les dice el Canciller Bacon– yo creo que los médicos debían preocuparse un poco más en que la muerte de los hombres se hiciese un poco más agradable, un poco más dulce, que fuese una muerte eutanásica, les dice a los médicos, fijaros un poco más, atended un poco más a los moribundos y haced que su muerte sea un poco…, es decir, el trance. Aquí la eutanasia está referida enteramente a la metodología, diría, al trance de morir, y no se plantearía problemas ulteriores de si es buena muerte, si es digna o no, es simplemente el trance de morir.

29 ❦ 37:26

Y entonces esta muerte es muerte operada, claro, es muerte operada, aunque hay una gran discusión de los intérpretes de Bacon en el sentido siguiente. Que hay algunos que interpretan unas frases de Bacon, que habría que analizarlas más en detalle pero, vamos, en este plan de la exposición es lo mismo. Que Bacon no quiso de ningún modo sugerir que había que aplicar eutanasia activa, por ejemplo, o pasiva, sino simplemente que había que dulcificar la muerte, que dulcificarla. Aunque luego se siguiese de esta dulcificación, colateralmente como se dice, o per accidens (mediante drogas o medicamentos, u opiáceos o lo que fuera), de ahí se siguiese la muerte. Pero que esta muerte era colateral, es decir, que no era el finis operantis, aunque fuera el finis operis del médico que administra este tranquilizante.

30 ❦ 38:21

Entonces, esta muerte, según ese tipo médico, de Bacon, no habría sido propiamente una eutanasia activa, sino que sería simplemente otra cosa, sería un paliativo, sería un paliativo de los dolores. Estaría dentro del campo de la medicina, puesto que el médico naturalmente no puede de ninguna manera aceptar en principio la muerte, según el juramento de Hipócrates, no administréis nunca drogas que puedan producir la muerte al paciente. Pero el médico podría, en cambio, un poco aliviar los dolores del moriturus y, por consiguiente, estaría dentro de la jurisdicción, diría, de la medicina.

31 ❦ 38:59

Entonces, la idea de Bacon, a pesar de esto, como Bacon sabía perfectamente el grado de hipocresía, por decirlo así, que hay en la distinción entre eutanasia pasiva y activa, esa es la cuestión. A mi juicio, es una distinción para andar por casa, que tanto se utiliza hoy, eutanasia activa y pasiva. Cuando en las Cortes precisamente el ministro Belloch logró mover en el Código Penal, que la eutanasia pasiva se despenaliza en el Código Penal del 95. Estas discusiones entre eutanasia activa y pasiva son, a mi juicio, pasos puramente pragmáticos, más o menos prudenciales, pero que tienen una gran confusión interna y una gran hipocresía, por una razón. Porque la distinción entre eutanasia activa y pasiva más o menos tiene que ver con, o implica la cuestión de lo natural y lo cultural. Es decir, la eutanasia que se llama pasiva es sencillamente aquella en la cual, los circunstantes –los médicos, vamos a ponerlo así– se limitan simplemente a la medicina expectante, a ver lo que ocurre con el enfermo (a ver lo que ocurre, medicina expectante), y a lo sumo le alivian. Pero no con el fin, repito, de acelerar su muerte, sino simplemente de aliviarle, aunque saben perfectamente sus consecuencias; pero la distinción entre el finis operis y el finis operantis, que es la distinción que los clásicos (concretamente Vitoria, en las Relecciones), pero en la guerra de Bosnia se ha repetido la misma distinción. Cuando dice Vitoria que los españoles pueden bombardear incluso las ciudades de los indios no porque quieran matarles, que eso se sigue por accidente, sino simplemente por razones militares para [ganar] la guerra. Es lo mismo que se hizo en Bosnia, diciendo que era legítimo arrojar bombas sobre la antigua Yugoslavia, porque no se buscaba matar a nadie, esto eran consecuencias colaterales (es decir, lo de colaterales es lo mismo que per accidens de los escolásticos), y entonces aquí se aplica lo mismo. Aquí, las bombas son los medicamentos de alivio y los accidentes colaterales son las consecuencias que ello causa y que los médicos saben perfectamente.

32 ❦ 41:32

La distinción por eso yo creo que es hipócrita y luego, porque la distinción entre eutanasia activa y pasiva lo es mucho más, porque, eutanasia activa quiere decir que se ponen los medios. En principio, se distingue muy bien la eutanasia activa del suicidio asistido, claro está, eso es totalmente diferente, el suicidio asistido es otra cosa diferente. Aquí suponemos que el enfermo, en principio, ni siquiera quiere morir, o quiere morir, pero no quiere suicidarse, quiere que se le alivie el dolor. Entonces, la eutanasia asistida es la eutanasia en donde el enfermo sigue rodeado de todo su aparataje de respiradores, de todo lo que sea preciso para mantener la vida como fuera (el organismo viviente). Pero entonces se dice, como esto es artificial, la eutanasia pasiva consiste simplemente en inhibirse ante la utilización de estos mecanismos. Mientras que la eutanasia activa es poner estos mecanismos. Pero claro, todos sabemos que tan causa de una muerte es aquel que, cuando cae uno por un acantilado, omite no tirarse a salvarle o no tirarle un salvavidas, o como quien lo ha empujado, exactamente igual. Es decir, el hecho de no tirarle el salvavidas es lo mismo que matarle, exactamente igual, en algunos casos determinados; y el quedarse cruzado de brazos es lo mismo que matarle, de manera que la diferencia es prácticamente nula.

33 ❦ 43:10

La distinción quizá habría que ponerla más bien, aunque todavía es más confusa de lo que pretende aclarar (habría que ponerla), entre una eutanasia por omisión, es decir, simplemente dejar que obre la naturaleza […]. O bien una eutanasia por retirada de aparatos, no por omisión sino por retirada de aparatos, sencillamente, y entonces esta retirada también puede producir la muerte. Ahora todas estas cuestiones se diferencian a su vez –esta distinción sí que yo creo que es importante, esta distinción que hemos sugerido en alguna conferencia, incluso en algún artículo– entre eutanasia primaria y secundaria. Esta sí que es una distinción importante como vamos a ver, fundamental yo creo desde el punto de vista del enjuiciamiento ético y moral del asunto.

34 ❦ 44:08

Lo que se llama eutanasia primaria es una eutanasia que va dirigida formalmente a aliviar o a ayudar a morir rápidamente al moriturus, sencillamente, va dirigida a la muerte. Esta es la eutanasia primaria, en sentido primario y propio. La eutanasia que llamamos secundaria o en sentido impropio, es aquella que no va propiamente destinada a acelerar o aliviar al moriturus, sino que lo quiere es quitarle la vida. No acelerar la muerte, porque el enfermo no va a morir, que es muy distinto. El enfermo se supone que está viviendo y que puede vivir muchos años todavía, incluso. Lo que se quiere es aliviar esa vida, que se considera indigna, y entonces no es eutanasia, esto es asesinato, simplemente. Es el caso de Sampedro, aquel famoso caso de hace unos años, de aquel tetrapléjico que había estado durante muchos años, al parecer, tetrapléjico, pero con una vida de relación muy aceptable, incluso por encima de lo corriente. Pues, como podía tener, el caso de Hawking, el famoso físico, o Scarron, o tantos otros que nos da la tradición, en donde la vida de un enfermo, prácticamente un paralítico, sin embargo, mantiene una vida de relación aceptable. Y en el caso de Sampedro concretamente, sencillamente ocurría que tenía una serie de amigos que iban a visitarle, pero resultó al parecer que cambiaron los amigos. Vinieron amigos más intelectuales, como se dice, y empezaron a apenarse de aquel hombre cómo sufría, y entonces se apiadaron tanto de él, le tuvieron tanto amor, que facilitaron su muerte. Es decir, esto recuerda, aunque sea un poco irónico recordarlo, aquella famosa comedia de Jardiel Poncela Arsénico por compasión. Tenían tanta compasión por aquel Sampedro, que procuraron poner los medios para que se suicidase. Claro, hubo un proceso, como es bien sabido. Pero yo creo que el deseo de morir de Sampedro fue en gran parte sugerido por la compasión que tenía de sus amigos intelectuales, que luego firmaron un famoso manifiesto justificando su acción, que incluso lo pasaron a la firma, yo me negué a firmarlo, &c.

35 ❦ 46:32

La idea de eutanasia, claro, en este sentido no está muy bien determinada, porque no sabemos a qué se refiere (no sabemos propiamente a qué se refiere). Tiene relación, como vemos, con la idea del alma, del cuerpo. Sobre todo, con la idea de que la muerte es necesaria. Hay una leyenda famosa que en estos contextos merece ser citada y se cita muchas veces. Es la historia del centauro Quirón a quien, como todos recuerdan, una vez Hércules le hiere con una flecha, y hay que recordar que las flechas de Hércules eran mortales. Entonces, le hiere con la flecha. La flecha le produce unos sufrimientos terribles a Quirón, hasta el punto que le ruega a Zeus que le mate, porque no puede vivir así con ese dolor. Y aquí empieza lo interesante. Zeus accede, por tanto, aquí Zeus está en el caso del doctor Kevorkian, el doctor que quiere acelerar la muerte a un hombre que es todo sufrimiento. Pero, y aquí viene la sutileza del mito griego, resulta que no puede matarle Zeus porque el alma de Quirón es inmortal, y entonces no puede matarle. Resolución de Zeus, le dice que tiene que cambiar de alma primero, tiene que cambiarla por un alma mortal y, efectivamente, le cambia por el alma mortal y entonces tenemos ahí a Prometeo, que está constantemente sufriendo por un águila que le devora el hígado, &c., porque aunque es mortal, sin embargo, quiere seguir sufriendo. Es un mito griego, claro, profundísimo porque, de algún modo, contiene todos los problemas que están aquí encerrados.

36 ❦ 48:22

Para ir un poco planteando e incluso cerrando la situación del asunto de la eutanasia desde el punto de vista ético que nos interesa. Yo creo que si nos situamos en el punto de vista de lo que hemos considerado Ética, lo que venimos considerando Ética, a saber, como las normas que se orientan hacia la preservación de la vida del individuo, entonces éticamente yo creo que de ninguna manera se puede aceptar la eutanasia. La eutanasia quedaría totalmente proscrita, pero absolutamente proscrita, como principio no ya médico sino ético en general. Ni siquiera porque el argumento del dolor hoy día la medicina tiene suficientes recursos para eliminar el dolor y por tanto, el ensañamiento terapéutico y todas estas historias van por otro lado. Es decir, la eutanasia a mi juicio es, éticamente, totalmente condenable, yo no encuentro ninguna razón. Puesto que la generosidad, que es la virtud principal de la Ética cuando la fortaleza se dirige a los demás, la generosidad no consiste en el Arsénico por compasión. Consiste simplemente en hacer que la vida sea posible hasta tanto que dure y entonces no hay, yo no encuentro ninguna razón ética más que de carácter sentimental, de carácter metodológico, de lograr que no sufra el individuo, que no sufra el moriturus. Pero ese sufrimiento es un concepto puramente fisiológico, es una sensación cenestésica. Cuando el individuo está por ejemplo privado de conciencia, es otra cosa diferente, es una cuestión puramente fisiológica lo del sufrimiento. Otra cosa es cuando el individuo está con plena conciencia, y entonces ya hay que contar con el suicidio, que es otra cuestión diferente de la eutanasia, pero entonces es suicidio; una cosa es suicidio y otra cosa es eutanasia. Es decir, se trata de que no se puede confundir la eutanasia con el suicidio, si alguien quiere suicidarse que se suicide; si tiene un cómplice, que haga adelante, es otra cuestión diferente. Pero la eutanasia es distinto, la eutanasia es asesinato siempre, a mi juicio.

37 ❦ 50:42

Y entonces, ya para terminar, queda una situación en donde la eutanasia desde el punto de vista ético, según nuestra definición, es asesinato, por tanto es absolutamente inaceptable. Pero está el punto de vista moral, es decir, el punto de vista de los mores de un grupo social determinado. Y sabemos perfectamente que desde el punto de vista moral hay muchas sociedades, particularmente las más conocidas son sociedades primitivas –reliquias– contemporáneos primitivos, los puelches de Argentina, en México, en Perú, &c. En América es donde hay el concepto, que es curiosísimo, del “despenador”. El despenador es una especie de chamán o hechicero, o experto del grupo, del clan, de la familia, que cuando alguien llega a una situación de senectud muy penosa, entonces le da un meneo en las cervicales y lo liquidan, lo matan, es decir, le quitan las penas; es un procedimiento totalmente eutanásico, es un procedimiento eutanásico relativo. Otro procedimiento eutanásico relativo de carácter moral nos lo ofrece la propia Inquisición. En la Inquisición la eutanasia es relativa. La Inquisición, como sabemos, tenía la pena más dura, era la pena de muerte, que era la pena de la hoguera, era la pena más cruel que podía haber. Cuando el reo se convertía en el tablado (cuando se convertía), entonces se le conmutaba la pena por una pena eutanásica, que era la pena por garrote o por horca. Aquí el garrote era una eutanasia relativa con la otra y estaba moralmente aceptado. Y es muy frecuente en la literatura de la sociedad china, es muy frecuente y se ha puesto en documentales en televisión, &c. –que muchos lo habrán visto– cuando un anciano de la familia se hace decrépito y resulta ya molesto, e imposible de seguir siendo atendido, entonces se hace unas ceremonias, la propia familia, de carácter terrorífico, donde se disfrazan con máscaras, &c., le producen tal terror que el anciano muere; de manera que ahí es un procedimiento de eutanasia, quiere ser de eutanasia. No sé qué tipo de eutanasia lograrán. Es un asesinato, pero que por lo menos está organizado y tiene que ver con la eutanasia, claro está; le evita los sufrimientos por una parte al decrépito pero, por otra parte, resuelven un problema.

38 ❦ 53:24

Y nos queda, por último, en esta visión tan rápida de la eutanasia ética, que hemos considerado que es un asesinato. De la eutanasia moral, que tiene otras coordenadas, porque ya no es considerada como asesinato desde el punto de vista de la moral social de referencia. Y luego la eutanasia de carácter jurídico o político, que es lo que llamamos la eutanasia procesal, es decir, es la pena de muerte, en una palabra. La pena de muerte, en los países en que está vigente, nada menos que en Estados Unidos, la pena de muerte procura ser eutanásica. Es decir, no es un concepto que estemos aquí inventando, sino que está ya ejercitado. ¿Por qué? Precisamente la supresión del hacha, de la horca, del garrote, &c., la sustitución de estos instrumentos de muerte por la silla eléctrica o por la inyección letal, tienen todos ellos una intención eutanásica; quieren de algún modo aliviar. Como lo tenía en la tradición (en España concretamente, la tradición española de siempre, y en otros países), en donde el condenado a muerte era primeramente un almuerzo, antes de morir le invitaban, la última voluntad, usted haga lo que quiera. Entonces, algunos pedían un banquete antes de morir, o bien el consuelo espiritual era otra forma de eutanasia. Pero la eutanasia penal es, ya digo, una cosa más o menos reconocida; y entonces la silla eléctrica es un procedimiento eutanásico respecto a la horca, y así sucesivamente.

39 ❦ 55:04

El problema es hasta qué punto la eutanasia legal, la eutanasia procesal que llamamos nosotros, es algo que tiene sentido y si incluso, que es necesario. Esto, claro, nos introduce en la cuestión de la pena de muerte o de la ejecución procesal. Esto es cuestión de una exposición particular, no podemos ahora de ninguna manera entrar en ello. Pero, simplemente recordar que, desde el punto de vista de la eutanasia, la eutanasia procesal es un capítulo sistemático de la cuestión y que, por tanto, quienes admiten la eutanasia individual por razones eutanásicas –la eutanasia ordinaria– no se entiende muy bien cómo se oponen de tal modo a la eutanasia procesal. Es decir, hay una contradicción, en cuanto en la eutanasia ordinaria también la muerte está impuesta a un enfermo decrépito. Pero es que ¿no es menos decrépito un criminal monstruoso? Esto mide un poco las circunstancias y mide el nivel de la sociedad que utiliza estos conceptos. Resulta que un individuo que está decrépito en su organismo, no se considera decrépito cuando su personalidad está tan decrépita que es una personalidad cero; y, entonces, esto no se considera decrépito, pero en todo caso la eutanasia se aplica en los dos lados. Por consiguiente, desde el punto de vista sistemático de la eutanasia, la eutanasia yo creo que tiene que contemplar también, como posibilidad dentro de su recinto, la propia pena de muerte. Y que si hay contradicción entre los principios éticos según los cuales la eutanasia está proscrita completamente, y la eutanasia judicial en donde la pena de muerte, según algunos defendemos que es imposible eliminarla, si hay contradicción es un caso más de las contradicciones entre Ética, Moral y Derecho de las que hemos venido hablando en días anteriores.

Final ❦ 57:12

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{1} Dies iste [el de la muerte], quem tanquam extremum reformidas, aeterni natalis, Séneca, Epístola 102, 23. Apud., Gustavo Bueno, El sentido de la vida, Pentalfa Ediciones, Oviedo 1996, pág. 210.

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XI. Muerte y Fallecimiento. El problema de la eutanasia · El sentido de la vida

Muerte dulce · DF 489