Fundación Gustavo Bueno
La Razón Madrid, jueves 21 de enero de 2010 | A la contra, por AMILIBIA página 87 |
«Para mí, la Ley del Aborto es más corrupta que el caso Gürtel», dice
—Su último libro se titula «El fundamentalismo democrático» (Temas de Hoy). ¿Qué es eso?
—La idealización de la democracia, la creencia de que es la forma más sublime de convivencia y de que todos debemos ser demócratas por narices.
—¿Zapatero es un fundamentalista demócrata?
—Sí, sin saberlo.
—¿Lo es el Partido Popular?
—No. Como es afín a la democracia cristiana, tiene valores superiores.
—¿Lo es usted?
—No. Yo soy contrafundamentalista.
—Hoy, si dice que no es demócrata le ex comulgan...
—A mí no me importa. Los que me llaman fascista son imbéciles.
—¿Es la corrupción un mal menor del sistema democrático o es inherente a la propia democracia?
—Los fundamentalistas dicen que son casos aislados, individuales, y que la democracia queda al margen, blanca y pura. Pero, para mí, la Ley del Aborto es más corrupta que el caso Gürtel.
—Dicen que es democrática...
—Sí, la sacralizan pasándola por las Cortes. Se vota el aborto y ya es demócrata, dicen. No, eso es perversión democrática.
—Yo pensaba que la corrupción era inherente a la condición humana...
—Y a los primates. La corrupción acabará con la fragancia de la democracia, pero ésta puede oler muy mal y vivir muchos años.
—Perdone, pero, ¿ha sido corrupto alguna vez?
—Creo que no, aunque no tiene mérito porque no he tenido ocasión.
—¿Se puede acabar con la corrupción política en una democracia como si fuera un caso de delincuencia común?
—Hay estudios muy serios que afirman que la corrupción moderada es útil para la subsistencia de la democracia. Lo que le decía Bismarck a un ministro: «Roba, pero moderadamente».
—La filosofía no sirve para salir de dudas, sino para entrar en ellas. ¿De qué nos quiere hacer dudar con este libro?
—De la sacralización de la democracia, de los que dicen que produce éxtasis y orgasmos y que vivimos en el mejor de los mundos posibles.
—Churchill dijo: «La democracia es el peor de los regímenes, excluidos todos los demás.»
—Es una frase vaga, ingeniosa, para salir del paso.
—Quizá un auténtico demócrata sea quien cuestiona la propia democracia...
—Claro. Primero hay que saber lo que significa ser demócrata. ¿Lo saben muchos? No lo saben. La democracia en la que dice creer la gente es una entelequia.
—¿Usted es demócrata?
—Depende de lo que se entienda por democracia. ¿Una forma de organizar la administración política y social? Quizá. Desde luego no es la soberanía del pueblo.
—Ya sabe, que llamen a las nueve y que sea el lechero...
—Tonterías de los ingleses, cursilerías del parlamentarismo inglés.
—Ya, lo importante es que quien llame venga de buena leche...
En 20 líneas
No es radical en nada, se considera platónico y su lema para andar por la vida sería algo así como «Mantente firme». Dice que España está llena de demócratas que no saben lo que es la democracia. «Lo explico en mi libro, pero no lo van a leer; dirán que soy un fascista y ya está, el libro sentenciado y calificado». Subtítulo: «La democracia española a examen». ¿Aprueba? «La suspendo totalmente». No le tiene miedo a nada. Se define como «pensionista»: «Lo de izquierda o derecha son mitos desaparecidos».
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