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La Nueva España
Oviedo, jueves 12 de abril de 2007
Sociedad y cultura
página 48

Gustavo Bueno. El filósofo inicia mañana un curso sobre Filosofía de la Música en el Conservatorio de Oviedo

«La música está en permanente conflicto con el drama y la ópera»

«Hoy la Filosofía de la Música es una disciplina al lado de la Acústica, la Musicología, la Historia de la Música, la Fisiología o la Armonía»

La muerte de la música ya está en Hegel y en Nietzsche · El punto central es el problema de la tonalidad, que implica armonía y melodía · En la Edad Media compositor e intérprete no estaban disociados · Weber ve la música como una forma de racionalización de la sociedad moderna

Gustavo Bueno, ayer, en Oviedo, en la fundación que lleva su nombre
Gustavo Bueno, ayer, en Oviedo, en la fundación que lleva su nombre. Foto: Nacho Orejas

Oviedo, Javier Neira

El filósofo asturiano Gustavo Bueno inicia mañana, en Oviedo, a las diez y media, las clases del «Curso de Filosofía de la Música» en el Conservatorio Superior de Música de Asturias Eduardo Martínez Torner. El curso, que se realiza en colaboración con la Fundación Gustavo Bueno, corresponde a una asignatura del plan de estudios del centro y se impartirá este mes y en mayo, y posteriormente en octubre y noviembre. Bueno regresa a la docencia –en realidad siempre la ha mantenido en la fundación que preside– después de que, tras décadas como catedrático de la Universidad de Oviedo, la institución académica asturiana no aceptase ninguna fórmula de colaboración para que siguiese enseñando tras jubilarse.

¿Qué es la Filosofía de la Música?

—El concepto tiene tradición. Muchos se remontan a los pitagóricos. De todos modos la expresión Filosofía de la Música enlaza con otras, con la Filosofía del Derecho o la Filosofía de la Religión. Todas empiezan en el siglo XVIII.

¿Tan reciente?

—El mejor ejemplo es la Filosofía de la Religión. Es una cuestión que abordan antes otros muchos, la escolástica mismamente, claro, pero no la denominan Filosofía de la Religión. Quien empieza con el término es un jesuita en el siglo XVIII, y después lo consagra Hegel. En el caso de la Filosofía de la Música el sintagma es muy tardío. Manzzini, influido por Hegel, habla de la música como lenguaje de la humanidad, de una forma precursora de Wagner. Hoy la Filosofía de la Música es una disciplina al lado de la Musicología, la Historia de la Música, la Acústica, la Fisiología o la Armonía.

¿Cómo se aborda?

—Unos se orientan hacia la ciencia de la música, y ahí están una serie de tratados que de alguna manera son filosóficos, pero sólo de alguna manera. Por ejemplo, la «Poética musical» de Stravinski. Cita a Maritain, pero no se sabe muy bien de qué habla. Claro que, como es Stravinski, puede decir lo que quiera. Viene a indicar que es un artesano y que lo único que le interesa es estar dentro de un oficio. Otro ejemplo es un estudio del análisis musical de Schenker, un teórico y músico de la época de Husserl, del primer tercio del siglo XX, influido por la teoría de la gestalt. La música no estaría formada por sonidos, sino que es un todo. Ofrece criterios de análisis de la obra musical que son muy fértiles, pero no tienen cosas de filosofía. El prologuista de la edición en español, de 2002, dice que se trata de un análisis científico, como el análisis del lenguaje. Y es que una de las discusiones es si la música es un lenguaje. Son dos casos de entender la Filosofía de la Música como algo científico. También hay una perspectiva sociológica: o considerar, como Beethoven, que la música es una revelación más alta que la filosofía, o verla como expresión de la armonía divina, en la línea de San Agustín, que aún funciona; la música cósmica, la música metafísica. Es interesante García Bacca y su «Filosofía de la Música», un libro impresionante de ciencia y sabiduría, pero sin filosofía. Un genio, pero es otra cosa. Marx aplica la dialéctica de la base y la superestructura donde la música es superestructural y refleja la base social. A su modo, Adorno retoma la idea. Max Weber ve la música como forma de racionalización de la sociedad moderna. Su progreso técnico es paralelo al avance de la sociedad industrial. Attali va por ahí, relacionando música y poder. El más radical es Zerzan. Analiza el descubrimiento de la tonalidad y la tríada tónica, tercera y quinta, en tono mayor y menor, como la expresión de la explotación. Se correspondería con el ascenso del Estado, algo que también apunta Weber. En la Edad Media compositor e intérprete no estaban disociados. La música, después, expresaría la domesticación del hombre moderno. Con Bach la tonalidad, la armonía y el concierto, que es consenso, propio de un público pasivo y domesticado. Todo eso se empezaría a derrumbar con la República Francesa y el Romanticismo, con la aparición de las disonancias y el cromatismo. Y se llega casi a la muerte de la música que ya ven Hegel y Nietzsche. Bueno, Hegel cree que el arte se ha acabado. Napoleón le dice a Goethe que la época de la literatura está acabada y viene la época de la política. Y Wagner afirma: «creo en Dios, en Mozart y en Beethoven», que es como decir que ya se acabó la música. El dodecafonismo y la música serial serían el final. Adorno lo dice. Es una música que no se oye y que ¡ojo! es la auténtica, pero condenada a no ser oída. Aún se oye música de épocas anteriores, pero sería sólo por inercia.

¿Y el enfoque del curso?

—La filosofía se usa para todo. Filosofía de los trenes de laminación de Ensidesa, filosofía de las tarjetas de crédito, filosofía de la selección española de fútbol... Se confunde con estrategia. Las enciclopedias ven la filosofía como una disciplina destinada a responder a la pregunta por la naturaleza de la música, pero, como no dicen qué es la naturaleza, eluden lo que precisamente se discute. En el curso exploro las posibilidades de nuestro planteamiento, del materialismo filosófico y del cierre categorial para el análisis de la música. Se dividirá en dos partes, la general y la especial. En la especial analizo el lenguaje y la música, los sentimientos o la historia que se inicia con Winkelman en el siglo XVIII, cuando aborda la historia del arte de la antigüedad. Antes había historia de los músicos o de los filósofos, no de la música y de la filosofía. Se objetiviza.

La parte general...

—Incluye la gnoseología y la ontología en torno a la teoría de las categorías. Concluiré que sí, que la música forma parte del universo de las categorías, luego está cerrada y es autónoma en permanente conflicto con el drama o la ópera, y realizaré un análisis categorial de la música en paralelo al análisis de las ciencias según los ejes sintáctico, pragmático y semántico. El punto central es el problema de la tonalidad, que implica armonía y melodía. Permite establecer, al menos intentarlo, el puesto de la música en el conjunto de las artes, un tema clásico que se debe retomar.

 


Fundación Gustavo Bueno
www.fgbueno.es