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La Nueva España
Oviedo, miércoles 1 de noviembre de 2006
Sociedad y cultura
portada y página 47

Gustavo Bueno
Gustavo Bueno:
«Me avergüenza la simpleza de Zapatero, escribo sobre él por patriotismo»

 
«He escrito este libro por patriotismo y porque estoy avergonzado de que el presidente de mi país diga estas simplezas». Así explicó ayer el filósofo Gustavo Bueno la necesidad de escribir el libro «Zapatero y el pensamiento Alicia. Un presidente en el país de las maravillas», que presentó en el Club Prensa Asturiana de La Nueva España ante un salón abarrotado de público. En la foto, el filósofo, enérgico, se dirige al nutrido auditorio, con el libro sobre la mesa. / Página 47

Club Prensa Asturiana

Gustavo Bueno
Gustavo Bueno, en primer término. Al fondo, el público que abarrotaba la sala del Club Prensa Asturiana de La Nueva España. / Foto: Nacho Orejas

Bueno: «He escrito este libro por patriotismo, me avergüenza la simpleza de Zapatero»
El filósofo presentó ante numeroso público el libro «ZP y el pensamiento Alicia», en el que descalifica al presidente del Gobierno español

Oviedo, Pilar Rubiera

«He escrito este libro por patriotismo y porque estoy avergonzado de que el presidente de mi país diga estas simplezas». Gustavo Bueno, filósofo, justificó así ayer, ante un público que abarrotaba el Club Prensa Asturiana de La Nueva España, la reciente publicación de su última obra «Zapatero y el pensamiento Alicia. Un presidente en el país de las maravillas» (Temas de Hoy). El objetivo, añadió, es pedagógico, «he procurado que todo el mundo lo entienda sin perder el rigor de los conceptos».

De pie, como es habitual en él, sin dar tregua y combinando el «rigor sistemático y la decencia filosófica», en palabras de su presentador Tomás García, secretario de Nódulo Materialista –organizador del acto– con el humor y la anécdota, Bueno rechazó con energía por «indoctos, insidiosos y de mala fe» calificativos que le aplican últimamente, tales como «facha» o «senil». Pedro de Silva, ex presidente del Principado, y Fernando Lastra, portavoz del PSOE en la Junta General del Principado, este último antiguo alumno del catedrático –«y era un buen chico», dijo–, centraron buena parte de sus andanadas sarcásticas y conceptuales.

Al primero le criticó que escribiera que un gobierno no tiene por qué tener una filosofía y decir que el pensamiento Alicia es muy agradable, «una crítica insidiosa y una trampa indigna del talento de Silva», porque «todo gobierno tiene su filosofía, es imprescindible». A Lastra le reprochó que, sin haber leído el libro, le acusara de derivar hacia el pensamiento rosa. «Esta descalificación tiene un grado de mala fe muy superior a lo que la gente se imagina porque lleva aparejada una ruptura del diálogo democrático. No se responde, no se contraargumenta, se descalifica», afirmó.

¿Qué es Zapatero y el pensamiento Alicia? «Es un libro de filosofía política y de antropología que pretende analizar la filosofía política del presidente del Gobierno y de su entorno, y lo llamo así por analogía del pensamiento Mao o de Gonzalo, el líder de Sendero Luminoso», responde Bueno. Y sitúa en ese círculo próximo al jefe del Ejecutivo español a personalidades que él define como «grandes pensadores de la talla» de Miguel Ángel Moratinos, Kofi Annan, Federico Mayor Zaragoza o López Aguilar.

¿Y cómo es ese pensamiento? Simplista, armonista, presenta proyectos sin hablar de dificultades, queremos la paz, «¿la paz de quién?», se preguntó. Bueno cita varios ejemplos, uno de ellos la Alianza de las Civilizaciones que propone Rodríguez Zapatero y que el propio presidente, dice el filósofo, afirma que se le ocurrió en la ONU, donde tuvo una especie de revelación. «Zapatero llama alianza de civilizaciones a lo que siempre se entendió como buenas relaciones diplomáticas».

Y añadió: «Después se le sumó Kofi Annan, a quien yo le seguía la pista desde que cantó 'Imagine' de Lennon tras el atentado a la sede de la ONU en Bagdad. Tiempo después, Annan y Zapatero volvieron a cantar juntos esa canción en Salamanca dejando constancia de que ya había algo profundo entre ellos».

La contrafigura del pensamiento Alicia es el pensamiento utópico. «La utopía es incompatible con la política. Las utopías nos ofrecen una sociedad sin decirnos los caminos hacia ellas».

Hay dos asuntos en los que, en opinión de Bueno, ha influido el pensamiento Alicia. El primero, el anteproyecto de ley que trata de dar a los simios la condición de personas y, en segundo lugar, la ley de matrimonio homosexual, «de tal gravedad que por sí sola merecería derribar un gobierno».

Bueno señaló que él no está en contra del reconocimiento de derechos y de que se legalicen las uniones de homosexuales, «pero rechazo que eso se llame matrimonio. Y no es cuestión de palabras, como dicen algunos, sino de conceptos. No hay experiencia en la antropología de una sociedad en la que exista un matrimonio de estas características».

El filósofo dejó sin escribir un capítulo sobre los homosexuales que, según dijo, publicará en cualquier momento.

¿Por qué eligió el personaje de Lewis Carrol para denominar ese pensamiento? Por su condición de joven ingenua y bien intencionada que dice las cosas sin reflexionar y atraviesa sin más el espejo, y lo hace porque no requiere esfuerzo, explica.

Gustavo Bueno
Gustavo Bueno, con su último libro, «Zapatero y el pensamiento Alicia», en la mano. / Foto: Nacho Orejas

«Sabe hablar y tiene inteligencia social,
pero desde el pensamiento abstracto es bobo»

Puestos a escarbar, Gustavo Bueno también es capaz de observar alguna virtud en José Luis Rodríguez Zapatero: «Sabe hablar, sabe retorcer argumentos sofísticamente, sabe decir frases, tiene inteligencia social y una sonrisa permanente que produce tranquilidad». Y basta. Porque, a su juicio, el pensamiento del presidente del Gobierno está vacío: «Me han preguntado alguna vez si Rodríguez Zapatero es bobo; pues bien, en el terreno abstracto es absolutamente bobo». Bueno también desmenuzó algunos conceptos recurrentes en el diccionario de Zapatero como diálogo, humanismo o solidaridad.

A la hora del coloquio, polemizó con Inés Illán, profesora titular de Latín de la Universidad de Oviedo, y con el arquitecto Alfonso Toribio, presidente de Tribuna Ciudadana. La primera quiso rebatir sus argumentos sobre el pensamiento Alicia pero el profesor no aceptó su réplica porque aún no había leído su libro. Toribio, que había salido en defensa de Illán, se llevó un rapapolvo de Bueno, que le llamó «burócrata» por pedir que se dejase intervenir a la filóloga.

 


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