Proyecto Filosofía en español Hemeroteca
La Nueva España
Oviedo, miércoles 24 de diciembre de 2003
Asturias
páginas 24, 25 y 26

Gustavo Bueno. Filósofo
«Si España pierde el derecho de veto en Europa,
sencillamente desaparece»

«Algunos afirman que España es la Constitución; hombre, eso no lo dice ni Habermas.»
«Zapatero es un sicofante, que sólo dice, como los chiquillos, tú más, tú más.»
«Majestad, hablando se llega a una situación en que es imposible entenderse»
«Acabar con Ibarreche va a dar una gran ventaja electoral al PP»
«Europa es una biocenosis con los estados en lucha a muerte»
«El Derecho Internacional es una invención de los catedráticos»
«Franco era un dictador, pero sobre todo fue en vencedor»
«Cataluña es Castilla, es la Castilla de Carlomagno.»

Gustavo Bueno, al mediodía de ayer, en Oviedo, en el despacho que utiliza habitualmente en la fundación que lleva su nombre Oviedo, Javier Neira (Fotos: Jesús Farpón)
El tiempo está dando la razón a Gustavo Bueno, al menos en sus críticas al europeísmo ingenuo y a cuenta de sus advertencias sobre el peligro que corre la unidad de España. En la mañana de ayer, en Oviedo, en su despacho de la fundación que lleva su nombre, el filósofo asturiano reflexionó en voz alta sobre las últimas novedades del panorama político español, que incluyen, claro, la formación de un nuevo Gobierno catalán donde se habla abiertamente de separarse de España. Una entrevista quizá como contrapunto a la clásica película navideña «Qué bello es vivir».

Las polémicas políticas empiezan por la cultura y...

—Acabo de oír a Cristina Alberdi, hablando del euskera, y decía que había que defenderlo porque es una realidad cultural. Lo decía así, con todo el aplomo. Creía que había dicho algo, pero no había dicho absolutamente nada. La gente habla sin control alguno. Es como un alcalde que trae una orquesta de Londres, se gasta cinco millones y lo justifica diciendo que es cultura. O sea, que Mozart es importante porque es cultura, en vez de decir que la cultura es importante porque ha dado a Mozart. También la silla eléctrica es cultura. Cultura es una palabra que no dice nada, pero lo justifica todo. Hay una gran confusión, a mí me dicen que como me hice viejo soy del PP. Hacen tablas de clasificación. Como si se fuera del Barça o del Madrid. Sobre todo en Internet, me dicen que me hice viejo y por eso soy conservador. Es gente que no se entera de nada, ni sabe nada de la izquierda ni de la derecha, nada de nada.

Cataluña se va.

—Es gravísimo lo que ha hecho el PSOE. Carod-Rovira saca sólo 15 diputados y le hacen conseller en cap, y le dan el protagonismo máximo. Plantean el Estado federal. Llamazares dice que IU no comparte el «plan Ibarreche». Pero lo que quiere es 17 «planes Ibarreche». Quiere 17 autonomías soberanas. Por fortuna, creo que hay dos planos. Uno es pragmático, del día a día, de la real politik. Y sobre ese plano vuelan unas corrientes ideológicas.

¿Qué corrientes ideológicas?

—Es un ejercicio interesantísimo ver qué idea tiene cada cual de Europa, de España y de Franco. El otro día, en un periódico, escribían los presidentes autonómicos sobre España. Algunos afirmaban que España es la Constitución. Hombre, eso no lo dice ni Habermas. Como si España hubiese empezado en 1978. Hablan de las reglas de juego que nos hemos dado, como si España fuese el parchís. Dicen que la Constitución se alcanzó por consenso. Sí, pero no es arbitraria. Una vez que empieza el juego no se pueden cambiar las reglas. En el Cratilo se plantea esto. Se dice que el lenguaje es arbitrario, que depende sólo de unas reglas de juego. «Puedo llamar a mi esclavo como me apetezca.» Los gramáticos dicen eso mismo desde Saussure, que estableció el dogma. Lo he discutido con Alvar, Alarcos o Lázaro. Ya, ya leímos el Cratilo me decían; Platón afirma que el lenguaje es onomatopéyico. Pero no es así. Dice lo contrario, dice que si fuese onomatopéyico sólo podríamos hablar de gallos o de leones. Lo que dice Platón es que si le cambias el nombre a tu esclavo no te entiende. Luego no es algo arbitrario. La Constitución es resultado de un consenso, pero es determinista. Los padres de la patria tenían sus ideas, confusas claro, como la idea de nación cultural que habían leído en la «Revista de Occidente». Tenían un lío en la cabeza tremendo. Y de ahí salió la Constitución, incluyendo el motorista que envió el Ejército diciendo que había que asegurar la unidad de España. Además cuenta muchísimo una estructura que viene de siglos atrás, o sea, España. Lo que dicen los políticos ahora es para desanimarse. Maragall hablaba del Reino de Aragón, quizá pensando ya en Carod-Rovira, que es aragonés e hijo de un Guardia Civil. Y piensa que La Rioja se puede unir con Navarra y con Aquitania. Todo lo que proponen es para que desaparezca España.

Quizá van de farol.

—Me parece que, por fortuna, la real politik tiene unas exigencias que dictan lo que hay que hacer en cada momento para sobrevivir. De lo contrario, las ocurrencias de cierta gente serían terribles. En Cataluña, el PSOE sólo pensaba en desbancar a Convergencia. Y para eso facilitó pactos con quien fuese. Lo de los vascos es más sencillo. Su historia es trasparente. Pero Cataluña es Castilla. Es Catalogne. Es la Castilla de Carlomagno. Los castillos de la Marca hispánica. Cataluña es el mismo concepto de Marca que Castilla. Y es que Castilla es la Marca de Asturias. Los castillos de La Rioja están fundados por reyes asturianos. Y Burgos lo funda Alfonso III. Son los castillos que ponían para frenar a los moros que venían por el Sur. Y la Castilla de la Marca hispánica es Cataluña. Pero el nacionalismo vasco es mucho más primitivo, es de bárbaros. Y antieconómico. El economicismo no funciona. Lo grave de esta democracia es que se convierte en una parodia de diálogo. Hablando se entiende la gente, decía el otro día no sé quién.

El Rey.

—Pues no es verdad, Majestad. Hablando se llega a una situación en que es imposible entenderse. Otra vez se ve que Habermas no tiene razón. Salvo que se trate de hablar por hablar. Cuando no te interesa la cuestión, entonces sí te entiendes, concedes, cedes. Pero hay cuestiones que no se reducen al lenguaje, según piensa Habermas. La razón, el logos, no está en la laringe.

El drama está servido.

—Eso dijo Maragall. Y Zapatero añadió que el drama estaba servido por culpa de Aznar. Zapatero es un sicofante. Es un sicofante que sólo dice, como los chiquillos, tú más, tú más. Lo más grave de este año para la democracia, lo más siniestro, ridículo y repugnante fue cuando en las Cortes, Aznar planteó la ley para penalizar a los presidentes autonómicos que convoquen referéndum y toda la oposición empezó a gritar «¡manos arriba, esto es un atraco!».

Se armó una buena bronca.

—Fue una respuesta como de estudiantones de colegio mayor. Una cosa de señoritos que atenta contra la dignidad del Congreso. Lo que ocurre es que con el Estado de derecho actual es imposible por vía judicial frenar a Ibarreche. Las leyes, como ya explicó Comte, son un conjunto de reglas generales a las que si no les das los parámetros correspondientes producen variables infinitas. Pueden dar mil vueltas a cada asunto, vueltas de tipo bizantino o escolástico. Por ese camino no se acaba nunca. Por eso todos esos tomos infinitos de la escolástica. Nadie pensó que el presidente de una comunidad autónoma pudiese plantear la independencia. Y no hay manera de solucionar el problema. Lo único que puede hacer un Estado de derecho es legalizar lo que hay que hacer. En vez de meter en la cárcel a uno directamente lo que hay que hacer es una ley para legalizar ese hecho. El PP propuso ese procedimiento, hizo una ley especial, ad hoc, que cuando fue aprobada dejó de ser ad hoc, claro. Y la oposición respondió diciendo no. Siempre ese negativismo sistemático. El procedimiento para acabar con Ibarreche va a dar una gran ventaja electoral al PP. La oposición, como no cree en la democracia, dice que es un atraco. Eso no se puede tolerar. El PSOE e IU no creen en la democracia, ya que se enfrentan a la mayoría absoluta diciendo que lo que hace es un atraco. Es muy grave.

Gustavo Bueno considera que la oposición española no cree en la democracia

Europa...

—El negativismo se ve también en las posturas ante Europa. Europa es sin duda una unidad cultural. Ayer fui a comprar turrón, al centro histórico de Oviedo, y parecía una ciudad germánica del Norte, las casas, la Catedral... es la misma cultura, es evidente. Pero esa unidad cultural no quiere decir nada. Europa fundamentalmente ha sido una biocenosis donde las unidades siguen siendo los estados en lucha permanente a muerte. La Europa de Carlomagno se ve en Francia, Alemania y el Benelux. Quieren que España quede en la cola con Polonia como resultado de un falso democratismo. La democracia está concebida para individuos, no para estados. Como la ONU, no pueden tener el mismo peso China y Luxemburgo. Y si se establece el voto ponderado entonces ganan siempre China y la India. No tiene sentido hablar de democracia en ese contexto. Como no lo tiene en una orquesta: el violín dice una cosa, el clarinete otra. La ONU no es una democracia ni puede serlo. Está regida por las relaciones de poder de siempre. Por el Derecho Internacional, dicen, pero es una invención de los catedráticos de Derecho Internacional. El Derecho Internacional no existe por definición, ya que las normas son pactos cuyas sentencias no tienen fuerza de ley si no las aplican las potencias. Es idealismo puro. El negativismo les lleva a decir que Aznar hizo el ridículo en Bruselas el otro día. Tienen una falta absoluta de criterio. Están ciegos. No saben lo que ocurre. No tienen ideas. Menos mal que los hechos atemperan sus posiciones.

¿A qué hechos se refiere?

—Cataluña depende del comercio español. Y lo mismo el País Vasco. El independentismo es sólo una superestructura.

Europa ayuda a la división.

—Europa está directamente contra España. Lo puse en mi libro España frente a Europa. Decía que a España le interesaba la OTAN, pero no Europa. A las grandes potencias europeas les interesa la división, se ha visto en Bosnia o en Chequia. Aquí les interesa hacer lo mismo con Cataluña o Andalucía o lo que sea. A los alemanes les da igual y al Rey también le da igual mientras se mantenga formalmente la Corona que le convertiría en una especie de emperador sobre distintos estados. El desconocimiento de España en Europa es total. Cuando el año pasado estuve en Maguncia dije que me sentía muy honrado por hablar allí, ya que en esa ciudad se había publicado la segunda edición de las Disputaciones metafísicas de Suárez y las obras de Molina. Pues no sabían quiénes eran Suárez y Molina, aunque eran profesores de Filosofía. Y a uno que estaba trabajando sobre Lametrie, sobre el hombre máquina, le dije que antes había planteado esa cuestión un médico español, Gómez Pereira, y se reía. Están totalmente enrocados en Kant y Hegel. Están empozados en el idealismo junto con los curas.

Volviendo a la izquierda...

—La izquierda sigue siendo una bandera por su carácter mítico. Los tests de derecha e izquierda desde la transición han sido el aborto, el divorcio y la religión. Cuando se discutió el aborto a algunos los llamaban asesinos, pero después iban a tomar café juntos al bar de las Cortes. Hombre con un asesino no se toma café. Después hubo consenso. El divorcio, otro tanto. Además, ahora Cascos se divorcia por segunda vez. La religión aún marca. Pero la religión ahora no es religión. En los planes de estudio se desmitifica la Biblia. Reducen la religión a ética. La diferencia entre derecha e izquierda es que unos la encarnan en Cristo y los otros en el Dalai Lama u otra figura parecida. Además, el clero entró en masa en el Partido Comunista.

¿Y el republicanismo?

—Pero si socialistas, comunistas y anarquistas fueron los que se levantaron en octubre del 34 contra la República, los que dieron el golpe. Presentan el franquismo como una rebelión contra el orden democrático de la República. Es la versión, sobre todo, del PC. Pero la II República era un orden ficticio, acosada por Largo Caballero y Prieto. La CNT en 1933 retiró todo apoyo a la República. Y lo mismo hace Araquistain, del PSOE. En cuanto al franquismo, el pueblo estaba en buena medida con Franco, aunque había mucha gente en la cárcel. Franco llevo a España a ser la décima potencia mundial. En absoluto defiendo a Franco, hablo de esto como puedo hablar de Alejandro o de Aníbal. Franco ganó la guerra. Por cierto, no hay lucha de clases, las clases no existen como unidades atributivas. La prueba es que Marx dijo aquello de proletarios del mundo, uníos. Si existiesen como tal clase no habría que decir eso. No tiene sentido decir planetas, girad en torno al Sol, porque ya giran. En la guerra civil se plantea el capitalismo contra el comunismo. El anticomunismo de Franco era homólogo al comunismo: estado central y totalitario. Franco fue un dictador, pero sobre todo fue un vencedor. La Constitución está pensada contra el franquismo. E inspirada en la Constitución alemana. Pero allí es clave el idioma alemán, aunque tienen un montón de lenguas locales y familiares. Ojo, si se impone el sistema de votación de Giscard, Ibarreche plantea su plan en Europa, gana y se acabó. Si perdemos el derecho de veto en Europa, que es lo que acaba de defender Aznar, España desaparece. Pero la izquierda dice que Aznar no ha defendido a España. Son muy inconscientes.

 


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