![]() |
![]() |
La Vanguardia Barcelona, domingo 30 de enero de 2000 |
Televisión |
Gustavo Bueno, muy bueno |
Tuve este verano el valioso privilegio de conversar con él (esta es una de esas cosas de las que me gusta alardear), de discutirle acerca de la pena de muerte, que él llama «eutanasia procesal» y que defiende con el calor de una fría lógica social. |
VÍCTOR-M. AMELA Haz lo que quieras, pero yo sé bien lo que haré esta noche: a las 0.40 horas conectaré con «Negro sobre blanco»;, en La 2. Aparecerá Sánchez Dragó con las antiparras despeñadas en la punta de su nariz y presentará a un tipo extraordinario: Gustavo Bueno, filósofo. Escuchar a Gustavo Bueno es una experiencia humana e intelectual anticonvencional, una rara «delicatessen» para paladares atrevidos. Gustavo Bueno razona con una lógica materialista y social implacable y sus argumentos son cristales desplegados en una geometría fascinante del pensamiento. Tuve este verano el valioso privilegio de conversar con él (esta es una de esas cosas de las que me gusta alardear), de discutirle acerca de la pena de muerte, que él llama «eutanasia procesal« y que defiende con el calor de una fría lógica social. Abomino de su conclusión al respecto, pero me cautiva el crudo proceso de su filosofía, ajena a convenciones, a creencias, a prejuicios, a mitos, valiente y única –Bueno es «especie única», que diría Unamuno–, tranquila ante sí misma, ante el rigor de su racionalismo extremo, impávida ante el mundo. Bueno es un hombre sapientísimo del que se aprende con sólo respirar a su lado, un filósofo sin miedo a las ideas que antepone el conocimiento a las conveniencias de la moda y lo políticamente correcto. ¡Sus alumnos convocaron una manifestación airada cuando le jubilaron como profesor de filosofía! Hay que preservar a un animal así, y escucharle. Agradezco a Sánchez Dragó que le ponga una cámara delante: sólo serán unas gotitas de lógica y pensamiento en una océano rosa de Rociítos, pero uno hace ya tiempo que no pide más (si puede ser, con perdón). Aplaudo «Negro sobre blanco», programa por el que desfilan las cabezas más augustas, los más privilegiados cráneos, los espíritus más egregios de nuestras letras, y a los que Dragó saca la manteca. Es el único y último cordón umbilical entre la tele y el venero ibérico del verbo, del pensamiento y la palabra. Me he puesto estupendo, pero es que lo de hoy lo vale. |
Fundación Gustavo Bueno www.fgbueno.es |