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La Nueva España
Miércoles, 18 de junio de 1997
Gijón
página 8 [Gijón]

Más de doscientos oyentes atendieron ayer en el Ateneo de La Calzada, a lo largo de casi dos horas, lo que el profesor Gustavo Bueno piensa sobre escatología. No es que –como precisó el autor de «El mito de la cultura»– en su intervención en el Club La Nueva España de Gijón aludiese a asuntos poco decorosos; es que la palabra escatología alude también a las teorías sobre el fin del hombre, de la tierra o del universo. El profesor Bueno destapó su raíz mítica y lo no demostrado de muchos terrores que convergen en el fin del milenio.

Bueno: «Las actuales teorías del fin del mundo son obra de científicos ociosos»

El pensador desveló ante numeroso público el origen mítico y la falta de fundamento de los terrores de la humanidad ante el nuevo milenio

Gustavo Bueno, de pie, junto a José Luis González, durante la conferencia.
Foto: Marcos León
J. C. Gea

«Para empezar, nuestra cronología es completamente convencional; sólo rige para la sociedad cristiana. Incluso recientes investigaciones demuestran que Jesucristo nació en el año 4 antes de Cristo». Ya en sus palabras iniciales, el profesor Gustavo Bueno mostró las armas racionales y desmitificadoras con las que se batió ayer contra «Los terrores del fin del milenio» en una charla inscrita en las Jornadas Deportivo Culturales de La Calzada y organizada por el Club La Nueva España de Gijón.

Sucesos como el reciente suicidio colectivo de miembros de una secta en Norteamérica han puesto de relieve, según Bueno, «el enorme poder movilizador y terrorífico que tienen en mucha gente» las ideas en torno al cambio de milenio. En su conferencia de ayer, el autor de «El mito de la cultura» quiso también mostrar la raíz mítica de semejantes creencias y su carácter especulativo, incluso en sus formulaciones más aparentemente científicas y recientes. Gustavo Bueno argumentó como sigue respecto a algunos puntos de la cuestión.

Teorías del fin del mundo. «Hay que distinguir entre las escatologías individuales, relativas a la humanidad, a la tierra, al cosmos, a la materia e incluso al final de Dios. Actualmente se habla de todas estas cosas mezclándolas y desde puntos de vista muy diferentes. Es increíble que estas cosas se digan».

Origen histórico del milenarismo. «Es gratuito decir que ya el hombre de Atapuerca pudo preguntarse sobre su origen y el más allá porque enterraba a otros hombres y presentar eso como síntoma de hominización. Hablar del fin de la humanidad o de la tierra presupone ideas muy tardías, que no surgieron hasta los grandes imperios, que pretendían poner a todos los hombres bajo su hégira. En realidad, por lo que se sentía inquietud era por el final de la propia estructura social en la que se vivía».

Cristianismo y fin del mundo. «El mensaje de Cristo presuponía que la humanidad estaba a punto de acabar. Sermones como el de la Montaña invitaban a liquidar los bienes materiales, y eso es inverosímil para alguien que piense vivir. El cristianismo siempre ha tenido el problema de explicar por qué la historia sigue tantos años después de que, con la encarnación de Cristo, se produjese el acontecimiento de mayor plenitud y excelsitud de toda la historia».

Teorías científicas sobre el fin del mundo. «¿Por qué nos aterrorizamos ante escatologías terriblemente hipotéticas planteadas por científicos en ratos de ocio. Porque vende y hay más argumento que en un libro de física pura y dura. Las abundantísimas escatologías científicas no son conclusiones de la ciencia. Quienes las formulan, se dedican a la cosmología, la parte menos científica de la física».

Intereses en la ciencia. «Que los físicos reproduzcan ideas que no son nuevas y que vienen de tradiciones muy anteriores, a mí me da mucho que pensar. A organismos como la NASA les interesa que sigamos alimentando especulaciones en asuntos como la vida en otros planetas, después de decepciones como la que nos llevamos en la Luna. Si no tenemos esa expectativa, no cotizamos. No pagamos a la NASA para ver pedruscos».

Fin del mundo y fanatismo religioso. «Quienes hacen de estas ideas una conducta religiosa, creen en majaderías: viven por ellas, mueren por ellas y encima dicen que arreglan sus vidas».

Idea cristiana de la creación. «Es una idea de una gran originalidad, acuñada por el judaísmo tardío. El resto de las religiones podía creer en que de un bloque de mármol saliera misteriosamente una figura; la idea de la creación desde la nada supone que un escultor sin mármol, sin ojos, sin manos y cincelando sin cincel crea esa figura. Es una idea muy sencilla y muy intuitiva, como ven».

Marxismo y fin de la historia. «Hace veinte años se discutía mucho si el marxismo era una teoría sobre el fin del mundo. Marx habló de que el género humano conocería mejores tiempos después de la revolución del proletariado, en el comunismo final. Ahí empezaría la historia; todo lo anterior sería prehistoria, porque el hombre alienado no es aún humanidad. Pero Marx lo plantea como una transformación mágica, en la que no se especifican los pasos».

Cristianismo y teorías de Aristóteles. «Aristóteles fue el primero en sostener que la materia y la forma del mundo son eternos, y por eso es el pagano y materialista más radical. El cristianismo intentó bautizar luego a Aristóteles, pero Aristóteles es insoluble en agua bendita».

Terror al milenio y condición humana. «Nos inquietan estas cosas porque hacen ver que el suelo que pisamos es completamente inseguro y obligan a que nos preguntemos qué hacemos aquí. Nos hacen pensar que nuestras coordenadas son mitológicas y el presente es inseguro. Por eso quiero recordar aquella máxima de Marco Aurelio: "En el mundo, mudanza. En la vida, firmeza"».

El final del País Vasco, Calvino y el bombo de la lotería
J. C. G.

Como en muchas de sus intervenciones públicas, Gustavo Bueno exhibió ayer en el Ateneo de La Calzada sus excelentes dotes como improvisador. Sólo unos cuantos libros de los que se sirvió en el curso de su charla –«El punto omega», del científico John Gribbin, y textos de Gonzalo de Berceo y Lactancio sobre las señales del fin del mundo– sirvieron de apoyo al orador. La amenidad, brillantez y contundencia de Bueno hicieron disfrutar a los oyentes: las citas a Anaximandro, Aristóteles y Jaspers no tienen por qué amilanar si son bien administradas.

Por descontado, el profesor Bueno no dejó de recurrir a la ironía y a algunos de sus blancos más populares y celebrados. Refiriéndose a una reciente conferencia en Madrid y a propósito de la colisión de las placas geológicas africana y europea, el conferenciante recordó que los científicos «prevén que en diez millones de años los Pirineos se hayan aplastado, el Mediterráneo desaparecido y cambiado completamente el mapa del sur de Europa».

«Es algo que causó alguna animosidad a un oyente en Madrid, porque esa teoría que yo recordé, y que es completamente nueva, supone que el País Vasco habrá desaparecido dentro de diez millones de años», expuso el profesor.

Ante la pregunta de una asistente, Gustavo Bueno se empleó a fondo con la historia para explicar «por qué las ideas cristianas han tenido tanta permanencia».

«Hubo un cambio de poderes y una alianza con el Imperio Romano. La Iglesia organizó una forma de sociedad que no hubiera existido sin el Imperio. Cuando empezó a ser Iglesia real es cuando los emperadores Constantino y Teodosio hicieron el cristianismo religión oficial y dejaron fuera de los cargos públicos o persiguieron a quienes no se convirtieron», explicó el conferenciante.

Bueno atacó abiertamente la idea luterana y calvinista de que la Gracia Divina se derrama no según merecimientos, sino según la voluntad de Dios. «Reproduce la inseguridad que tuvieron los primeros cristianos. Los luteranos son peligrosos. El calvinismo ha venido a España bajo la forma del bombo de la lotería», argumentó.

 


Fundación Gustavo Bueno
www.fgbueno.es