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El Comercio
Gijón, jueves 17 de abril de 1997
Cultura
Novedades bibliográficas

Miguel Lorenci
Gustavo Bueno desbarata el mito de la cultura

Gustavo Bueno se ha propuesto 'desenmascarar' los mitos de la cultura en un tiempo de confusión y suplantaciones que anticipa el cambio del milenio. El filósofo y pensador lo ha hecho a través de un libro, El mito de la Cultura (Prensa Ibérica), que ha agotado su dos primeras ediciones nada más salir. Sostiene Bueno que en tiempos de confusión y oscurantismo como los que vivimos, la cultura se convierte en un medio de valoración social manejado por élites, hasta en un arma política que alimenta el peor papanatismo. A tal extremo, que Bueno equipara lo que ahora se puede entender por «cultura» con lo que varios siglos atrás se consideraba «el estado de Gracia». «La cultura –se lamenta– está en manos de algunas élites; no se contempla la cultura científica en un tiempo en que manda la cultura de escenarios».

Según sus tesis la cultura se ha convertido un ideal práctico de alto rango. «Al extremo de que el 'Estado de Cultura' tiene un rango superior al 'Estado de Derecho' y por supuesto de más alto prestigio que el 'Estado de bienestar', a pesar de que nadie sepa a ciencia cierta qué es la cultura, como no se entendía antes qué es la Gracia de Dios». «La cultura es así un mito oscurantista, como los fue el mito de la Gracia en la edad media o como fue el mito de la raza en la primera mitad de nuestro siglo», asegura Bueno, recordando como se llega a anteponer la cultura a otros anhelos «como la felicidad, la libertad o la riqueza».

Diagnóstico

El libro de Bueno se propone no sólo diagnosticar ese mito, sino examinar su génesis y su estructura, con la intención de «contribuir a la trituración del último mito del milenio que termina». Lo hace distinguiendo entre «la cultura subjetiva de tradición latina –el alma humana cultivada por la educación y el aprendizaje– y la objetiva, –que envuelve a los hombres, les moldea, les confiere un valor supremo y les justifica–».

«El actual mito de la cultura tiene mucho planos y es entendible de muchas maneras» advertía Bueno ante un salón abarrotado en la presentación pública de su libro, «apadrinado» por otro pensador, Gabriel Albiac, para quien, sin duda alguna, «Bueno ha escrito un clásico en el que cristaliza su trabajo de los últimos treinta años y que se desvela como un arma demoledora contra la sumisión, contra las variantes universales de la estupidez».

«Es un intento de demostrar cómo las ideas fuerza que determinan la cultura están en función de su oscuridad, mientras que las ideas de más fuerza son las que menos se entienden», sostenía Bueno con su verbo apasionado, en un discurso plagado de paradojas y brillantes juegos de palabras.

Revelación

«Es imposible entender qué es la cultura. Nadie puede decirlo, y sin embargo, sobre una idea tan confusa se establecen necedades que nadie entiende. Es un fenómeno parecido a lo que ocurre con la gracia divina» asegura Bueno. Un estadio de gracia que se alcanza según él por revelación «cuando yo creo, como verdad filosófica, que la piedad es incompatible con la filosofía». «La posibilidad de la revelación es sobrenatural y de ahí se pasa a una posición dominante. Hay que empezar a criticar al Papa y al Dalai Lama, por que los dos tienen fuentes de revelación, y esto es algo imposible» aventura. «La idea de la gracia de Dios, de la revelación, sigue en pie», agrega.

Una forma de revelación que él ha podido constatar en grandes acontecimientos culturales, como las exposiciones de Velázquez en el Prado, las grandes muestras del Reina Sofía o las representaciones de ópera. «Miran esos cuadros y luego se ven envueltos en una suerte de halo especial, sobrenatural. La revelación aparece de nuevo, y en este caso es una vacuidad absoluta».

 


Fundación Gustavo Bueno
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