Escuela de Filosofía de Oviedo
Gustavo Bueno Sánchez
Ernesto Quesada y el Instituto Iberoamericano de Berlín
10 de noviembre de 2025
Ernesto Quesada Medina (Buenos Aires 1858-1934) fue el hijo único de Elvira Medina y Vicente Quesada (1830-1913). Su padre ejerció entre 1892 y 1902 como embajador de la República Argentina ante España, tras haber representado a su nación en Washington durante los siete años anteriores.
En 1899, mientras desde Italia pretendían que el idioma italiano se reconociera como segunda lengua oficial de la Argentina, desde Francia impulsaban un criollo “Idiome national des Argentins” que no se redujera al español, en proyecto más amplio fragmentador de la unidad del español en dialectos nacionales de cada república hispana.
Quesada se levanta el primero contra esos planes italo franceses de fragmentación del español, con su libro de 1900: El problema del idioma nacional, donde responde a la pregunta: ¿Debe propenderse en Hispano-América a conservar la unidad de la lengua castellana, o es acaso preferible favorecer la formación de dialectos o idiomas nacionales en cada república? El 12 de octubre de ese año pronuncia el discurso Nuestra raza.
En 1912 se divorcia Ernesto Quesada de Eleonora Pacheco (rica propietaria de la “Estancia San Rodolfo”), y se va a vivir con su padre a Buenos Aires. En 1914 el germanófilo Ernesto Quesada, muerto ya su padre, conoce a Leonore Deiters, enviada a la Argentina por la “Auslandsbundes Deutscher Frauen”, entidad dedicada a mantener en el exterior la pureza racial de las alemanas. Se casan en 1919. Leonore Deiters, amiga de Spengler, fue determinante en la difusión desde Argentina de La decadencia de Occidente.
En 1914 la Universidad de Washington ya había querido adquirir la rica biblioteca iniciada por Vicente Quesada y enriquecida por su hijo, pero entonces Ernesto Quesada no tenía prisa por deshacerse de tal biblioteca y tampoco le agradaban los yanquis. En 1923 la Universidad de Buenos Aires intenta comprar la biblioteca Quesada, pero el gobierno no dota los fondos necesarios. Quesada se jubila en 1926 como funcionario de la magistratura y, ya preocupado por el futuro de la biblioteca, decide donársela en 1927 al Estado Libre de Prusia, donación que determina la fundación, el 12 de octubre de 1929, Día de la Raza, del Instituto Iberoamericano de Berlín, que se inaugura un año después, el 12 de octubre de 1930, Día de la Raza. Le fue asignado un palacio neobarroco construido de 1896 a 1901 como Königlicher Marstall, las caballerizas reales de la corte prusiana hasta 1918, edificio donde se colocaron los 82.000 volúmenes de la Biblioteca Quesada.
Ernesto Quesada y Leonore Deiters, tras depositar en Berlín, en 1928, los seiscientos cajones de su biblioteca, se retiraron a Suiza, a una casa que dijeron “Villa Olvido”, en Spiez, cantón de Berna. Ernesto Quesada murió allí el 7 de febrero de 1934, una semana después de la celebración del primer aniversario de Adolfo Hitler como canciller de Alemania; Leonore pasó en aquella casa los últimos cinco años de su vida y murió en junio de 1939. → “La Biblioteca Quesada y el Instituto Latinoamericano”.
Fundación Gustavo Bueno