Escuela de Filosofía de Oviedo
Jesús Maestro
Literatura en español ante la leyenda negra
De España frente a Europa de Gustavo Bueno a 6 relatos ejemplares 6 de Elvira Roca Barea
19 octubre 2020
La publicación en 1999 de España frente a Europa de Gustavo Bueno galvanizó, entre otras muchas cuestiones muy actuales, el papel de España –su obra histórica, política, científica, literaria…– ante la leyenda negra. En esa genealogía bibliográfica cabe situar libros posteriores de Ivan Vélez, Roca Barea, Estanislao Jorge Payne, Pedro Insua, &c.
Si examinamos la obra literaria de España en referencia a la leyenda negra, se observa que prácticamente desde el último Siglo de Oro, con la literatura de Quevedo, hasta la aparición de los 6 relatos ejemplares 6 de Elvira Roca Barea, el silencio de autores, intérpretes e hispanistas en general, ha sido extraordinario, con las puntuales excepciones de un Feijoo o de un Cadalso, y poco más, hasta casi los umbrales del siglo XX, donde los efectos de la propaganda luterana y anglosajona comienzan a tomarse en serio solamente por parte de algunas figuras de cierta referencia.
En connivencia con algunas de estas figuras literarias, persisten autores, muy reconocidos, como Valle-Inclán, Pérez de Ayala o Martín Santos –entre otros muchos (alguno incluso Premio Cervantes de las Letras, como Goytisolo)–, que siguieron, irreflexivamente, cultivando, desde dentro de la creación literaria, el caldo y la psicología más acríticamente negrolegendarias. A este tipo de escritor siguió o acompañó otro modelo que, a título de género literario, y con vulgares pretensiones de ganarse el consumo lector de un público fácil, se apuntó al negocio de escribir para negrolegendarios.
Jesús G. Maestro, Literatura en español ante la leyenda negra (2h 53m)
Oviedo, 19 de octubre de 2020
Bajo esta inercia, sin duda histórica, llegamos a los 6 relatos ejemplares 6 de Elvira Roca Barea, que rompen con esta tradición, e introducen importantes componentes: la Historia como material intervenido por la literatura con fines de crítica dialéctica frente a corrientes ideológicas adversarias; la teoría de la ficción literaria frente a las teorías de la Historia política, científica, cultural…; la transducción ―o interpretación transformativa― de la Historia a través de la Literatura; el uso de la filosofía y de la parénesis, afines al ensayo, y la literatura epistolar, como recurso literario que, desde la ficción, interviene la interpretación histórica, &c.
A estas y otras cuestiones nos referiremos en la conferencia, para desembocar en un asunto final que consideramos de importancia y gravedad: los efectos adulterantes y nocivos que la propaganda negrolegendaria ha provocado –y provoca– en los estudios literarios actuales, y su paulatina introducción en una concepción de la Teoría de la Literatura fragmentada, ilusa e irreal.
Nos referimos, en particular, a los nacionalismos, desde los que se ha llegado, en ciertos contextos, a inventar filológicamente –en los «laboratorios ideológicos» de las Universidades autonómicas (valga la paradoja)– una lengua que trata de imponerse políticamente. Inventada una lengua, se ha procedido después a inventar una literatura. Y actualmente asistimos a la invención nada menos que de una suerte de «Teoría de la Literatura» propia de cada comunidad autónoma o de cada «nación» presuntamente existente dentro de la nación española.
Este tipo de fenómenos no constituyen una novedad en la invención histórica de influencias que han tratado de verterse sobre la Hispanidad con pretensiones de europeización, modernización, progresismo, etc., pues podríamos enumerar –y es uno de los puntos esenciales de esta conferencia– varios casos anteriores:
1) La intromisión del erasmismo, desde cuya propaganda académica se pretende explicar, entre otras cosas, las obras literarias más relevantes del Siglo de Oro español, como resultado de un europeísmo reprimido por el Hispanismo (algo así como que Cervantes escribió el Quijote a pesar de ser español y en contra de lo que era la España que conoció y vivió…).
2) La exaltación académica y universitaria del luteranismo y de la Reforma religiosa, como si algo así hubiera sido una suerte de Ilustración quinientista que hizo que España perdiera «el tren de la Historia», cuando en realidad fue una liberación de psicologismos, supercherías y psicosis sociales institucionalizadas políticamente.
3) La idealización de la Ilustración dieciochesca europeísta, como segundo intento histórico de europeizar España (el primero fue el protestantismo en el siglo XVI y el segundo la Ilustración anglosajona y francoalemana en el siglo XVIII).
4) La inyección krausista, a través de una sui generis interpretación culturalista del idealismo alemán, en todos los órdenes de la vida española, desde la segunda mitad del siglo XIX, particularmente en los diferentes sistemas educativos, desde el implantado por la ILE hasta el franquismo y la posmoderna LOMCE, como bien ha expuesto en El culto pedagógico Sánchez Tortosa muy recientemente. Pero lo que no se dice es que hay una muy importante literatura española que parodia el krausismo de forma patente, como es el caso, nada menos, de la obra de Leopoldo Alas, tanto en La Regenta como en sus cuentos y narraciones breves.
5) Los intentos por eclipsar la originalidad del realismo español exigiendo, de nuevo desde el mundo académico y universitario, una interpretación zolesca y naturalista de la novela española de la segunda mitad del siglo XIX, de tal modo que si la novela española no es naturalista, entonces es que no es europeísta, ni moderna, ni actual, y sigue anclada en tradiciones hispánicas decimonónicas… En la literatura española, el llamado «naturalismo» está ya presente desde el Cantar de mio Cid… (obra que, por cierto, inaugura en la literatura española –y universal– el castigo legal contra el maltrato a la mujer…).
6) Actualmente es la posmodernidad, con todos sus idearios de género y sexualidad, etnarquías e indigenismos, migraciones y fronteras, y demás mitologías culturalistas, la que se utiliza como disolvente de la Hispanidad, a fin de potenciar lenguas precolombinas, nacionalismos peninsulares, y presuntas teorías literarias de fabricación anglosajona destinada a destruir un concepto de literatura que, construido en la Grecia clásica, ha perdurado hasta la Edad Contemporánea gracias, sobre todo, a la obra literaria de España.
Por todas estas razones es importante poner sobre la mesa, es decir, hacer críticamente pública, esta interpretación, totalmente actual, del papel de la literatura española contra la actividad de los negrolegendarios, en particular de esas élites españolas que «trabajan para el inglés», y que en estos momentos pretenden incluso instalarse en el ejercicio de la Teoría de la Literatura escrita en español.
Cartel. Una gavilla de pintores holandeses observan envidiosos la potente literatura española (retratados en 1675 por uno de ellos, Juan de Bray, segundo por la izquierda).