Escuela de Filosofía de Oviedo
Marcelino Suárez Ardura
Filosofía de la Geografía
2 diciembre 2019
En su Epistemología de la geografía, el geógrafo Paul Claval viene a decir que en general los geógrafos experimentan cierto rechazo a transformarse en filósofos y a dotar de una “explicación epistemológica” a las elecciones que realizan y a los métodos que emplean, y sin embargo –reconoce– los geógrafos discuten entre ellos de tales cuestiones. En efecto, la historia del llamado “pensamiento geográfico” estaría jalonada por los “grandes debates” que giran alrededor de los objetivos y de los procedimientos científicos que se ejercen en el taller geográfico.
Consiguientemente, a pesar de sus reticencias, contemplamos a los geógrafos –entre ellos, al mismo Paul Claval– en su labor de metageógrafos, por no decir de filósofos espontáneos de la geografía. Solo este hecho pone de manifiesto la necesidad de una filosofía de la geografía que reflexione, desde unas coordenadas sistemáticas como las del materialismo gnoseológico, sobre los procesos científicos del taller geográfico tanto como sobre las nematologías que se tejen a la escala de las capas metodológicas del mismo.
Daremos cuenta de los criterios que han regido la composición de nuestro libro Filosofía de la Geografía (Pentalfa, Oviedo 2019) que hoy se presenta. Para ello trataremos de introducirnos en la materia transitando por una serie de territorios literarios y geográficos muy apreciados para los geógrafos, pero que de ninguna manera son exclusivos de su taller.