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Encuentros de Filosofía

Cuestiones filosóficas de actualidad en torno al lenguaje de palabras

XVIII Encuentros de Filosofía

Oviedo, viernes 22 y sábado 23 de marzo de 2013
Salón de Actos de la Fundación Gustavo Bueno


Cuestiones filosóficas de actualidad en torno al lenguaje de palabras, Oviedo, viernes 22 y sábado 23 de marzo de 2013

Programa

 
Viernes, 22 de marzo de 2013

10:15 Inauguración

10:30 Comunicaciones

Felipe Giménez Pérez
«La doctrina del Brocense sobre el lenguaje.»

Ivan Vélez
«Ni lenguaje ni mensaje. Contra las teorías lingüísticas de la Arquitectura.»

Felipe Giménez Pérez, Ivan Vélez

22 de marzo de 2013

12:30 Comunicaciones

Víctor Martínez Patón
«Historia de las palabras y etimología: algunas precisiones conceptuales y metodológicas.»

Víctor Martínez Patón, Historia de las palabras y etimología

22 de marzo de 2013

Vincenzo Fasano
«Algunas consideraciones sobre el sintagma matrimonio homosexual a partir de las palabras esponsales y matrimonio en el Antiguo Testamento.»

Vincenzo Fasano, Algunas consideraciones sobre el sintagma matrimonio homosexual

22 de marzo de 2013

Tomás García López
«Lectura materialista del Crátilo de Platón.»

Tomás García López, Lectura materialista del Crátilo de Platón

22 de marzo de 2013

17:00 Conferencia

Pedro Santana (Universidad de la Rioja)
«Lingüística y gramática: algunos apuntes gnoseológicos.»

Pedro Santana, Lingüística y gramática

22 de marzo de 2013

 
Sábado, 23 de marzo de 2013

10:00 Mesa redonda

«Metáforas y analogía: pensar con cuerpos y palabras.»
Marcelino Suárez Ardura, Íñigo Ongay de Felipe, Pedro Santana.
Modera: Lino Camprubí.
 

Metáforas y analogía: pensar con cuerpos y palabras

23 de marzo de 2013

12:00 Conferencia

Ángel López García (Universidad de Valencia)
«¿Fue el lenguaje una emergencia neuronal?»
«El origen del lenguaje como emergencia neuronal», El Catoblepas, 134:1 (abril 2013)

Ángel López García, ¿Fue el lenguaje una emergencia neuronal?

23 de marzo de 2013

16:00 Comunicaciones

David Coble Sarro
«Los límites de mi lenguaje significan los límites de mi mundo.»

Iñigo Ongay
«¿Los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo? Wittgenstein y el alma de los brutos.»

David Coble Sarro, Iñigo Ongay

23 de marzo de 2013

17:30 Conferencia

Gustavo Bueno (Fundación Gustavo Bueno)
«Estructura ontológica de los lenguajes de palabras.»

Gustavo Bueno, Estructura ontológica de los lenguajes de palabras

23 de marzo de 2013


Convocatoria

1. La Fundación Gustavo Bueno ha creído oportuno consagrar al estudio del Lenguaje los XVIII Encuentros de Filosofía. Muchas veces, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, se han celebrado congresos, simposios o semanas de filosofía, consagrados a este tipo de estudios y, generalmente, el «rótulo canónico» que los definía era el siguiente: «Filosofía y Lenguaje» (o bien «Lenguaje y Filosofía»). Y si no es fácil responder a la pregunta de Ian Hacking –«¿Por qué el lenguaje interesa a la filosofía?»– acaso sea debido a la indefinición o vaguedad de los términos que aparentemente delimitan con claridad a entidades tales como «lenguaje» y «filosofía».

Nosotros hemos rechazado tan venerable rótulo canónico por diversas razones encadenadas. En efecto, y ante todo, por la ambigüedad o indefinición de los términos «filosofía» y «lenguaje» sobre los que se edifica el rótulo tradicional: «filosofía» no designaba en aquellos congresos nada definido y su unidad, si la tenía, era puramente gremial. Por ejemplo, «filosofía» venía a ser algo así como «aquello de lo que hablan libremente los filósofos», y «filósofos» eran tanto los miembros de una «Sociedad de filosofía» como los titulares de cátedras de filosofía o los estudiantes de la Facultad correspondiente; lo que significaba que la fórmula «filosofía y lenguaje» daba cabida tanto a los pensamientos sobre el lenguaje de San Juan («In principio erat Verbum») como a los pensamientos de Marcos el Gnóstico («cuando en el origen, el Apaton inconcebible, sin esencia, ni macho ni hembra, quiso volver aprehensible su inaprehensible materia y manifestar visiblemente su naturaleza invisible, abrió la boca y emitió la palabra (Logos) igual a sí misma»); tanto a las opiniones de Platón en el Cratilo, como a las de Tomás de Erfurt en su obra Los modos de significar, conocida también como Gramática especulativa; tanto las opiniones de Chomsky como las de Skinner; tanto las investigaciones de Svante Pääbo sobre el gen FoxP2, como las investigaciones de L. L. Cavalli-Sforza confrontando las familias lingüísticas y los árboles genéticos de la evolución humana. De hecho «filósofos», en estos contextos, eran todos aquellos que hablaban sobre el lenguaje, fueran místicos, fueran escolásticos, fueran lingüistas, paleogenéticos, antropólogos culturales o historiadores, siempre que su lenguaje fuese «interdisciplinar» (aunque no fuera más que porque en el congreso figuraban ponentes de diversas disciplinas que hablaban unos después de otros).

Asimismo «Lenguaje» se utilizaba en un sentido indeterminado, de suerte que aquellos congresistas que se ocupaban profesionalmente de los «lenguajes de palabras» (griego, latín, español, alemán, francés...) se mantenían por lo menos en el mismo plano que aquellos que se interesaban por los lenguajes musicales, o por los lenguajes animales (por ejemplo, el de las abejas en su danza redonda, tal como la describió Von Frisch), o por el lenguaje del ADN o del ARN, en el «lenguaje» de los códigos genéticos (cuyos codones se equiparaban a las palabras de la frase y cuyas bases se equiparaban a las letras)... Y todo esto sin hablar de aquellos entendidos en el «lenguaje de las flores» o incluso en el «lenguaje de las estrellas», tal como se deletreaba a través de los radiotelescopios.

Ahora bien, desde el momento en el cual los XVIII Encuentros de Filosofía son convocados por una institución asociada al materialismo filosófico, parece obligado presuponer que la filosofía ha de entenderse desde las coordenadas del materialismo, y no porque no demos cabida a quienes trabajan desde el idealismo o desde el espiritualismo, sino porque, aún dándoles la bienvenida, les anunciamos la necesidad de confrontar sus ideas con las del materialismo. Asimismo, el Lenguaje, en torno al cual planteamos nuestros encuentros, se sobreentiende ante todo (atendiendo a razones gnoseológicas que tienen que ver con la conexión entre las ciencias y la filosofía) como «lenguaje de palabras», entendida como las unidades principales de las «ciencias lingüísticas», y sin que ello signifique la exclusión de sociólogos, paleoantropólogos, genetistas o psicólogos; solamente les requerimos para que, en sus análisis, tomen contacto con los campos categoriales hoy en día más consolidados, los de las llamadas ciencias lingüísticas, aunque sea desbordándolos a través de sus líneas causales, sociológicas, neuronales o genéticas.

En resolución, no hablaremos de «Filosofía» en general, sino de «Cuestiones filosóficas» cuyo contenido o materia quedará más o menos esbozado a través de su enumeración en este misma convocatoria. Ni hablaremos de «Lenguaje», en cualquiera de sus acepciones, sino de aquellas que mantengan alguna conexión con el «lenguaje de palabras», tomado como primer analogado.

2. Ahora bien, dada la enorme extensión que tenemos que asignar a los conjuntos genéricos «cuestiones filosóficas» y «lenguaje de palabras», nos ha parecido conveniente, por no decir necesario, clasificar las diversas especies de estos conjuntos genéricos en dos grandes grupos, a saber: I. El de las «cuestiones gnoseológicas», y II. El de las «cuestiones ontológicas».

No tratamos de separar estos grupos de cuestiones, puesto que en muchos casos las involucraciones mantenidas entre ambos conjuntos son tan importantes que sólo cabría hablar de disociación entre ellos, pero de una forma suficiente para sugerir a quienes deseen participar en los XVIII Encuentros, diversos caminos viables para sus intervenciones.

I. Cuestiones gnoseológicas

Incluimos en este epígrafe a todas las cuestiones filosóficas (a escala gnoseológica) que tengan que ver con las ciencias del lenguaje, es decir, con la llamada Lingüística científica y, por tanto, también con las involucraciones entre el lenguaje de palabras y las propias ciencias (lingüísticas y no lingüísticas). Seleccionamos del conjunto de cuestiones gnoseológicas las diez siguientes:

(1) ¿En qué condiciones los lenguajes de palabras constituyen dominios de un campo categorial cerrado (denominado Ciencias del Lenguaje o Lingüística general) capaz de reconocer la característica de la «inmanencia» que la mayor parte de los lingüistas exigen (ponemos por caso, Hjelmslev o Weinrich)?

(2) La inmanencia del campo lingüístico, ¿requiere establecer discontinuidades (o «cortes gnoseológicos») con otros campos categoriales (sociológicos, políticos, biológicos...), o bien es posible, y a veces necesario, mantener la continuidad (en el eje semántico) entre las palabras significantes (sometidas a las leyes sintácticas o pragmáticas) y las cosas, a una escala molar-antrópica definida?

(3) El principio de discontinuidad (que tiene que ver con la cuestión clásica de la inconmensurabilidad de géneros) entre el campo de las ciencias lingüísticas y otros campos categoriales dados a escala molecular (moléculas de ADN, unidades genéticas, neuronales...)? ¿En qué condiciones puede considerarse a la Paleogenética o a la Neurología, cuando analizan los lenguajes de palabras, como «Ciencias del Lenguaje»? La teoría de la anamórfosis.

(4) ¿Hasta qué punto es necesario considerar a los lenguajes como inasimilables por las ciencias? Subordinada a esta cuestión podemos considerar también, por ejemplo, la cuestión de la oposición entre «ciencias» y «letras», entre las Naturwissenschaften y las Geisteswissenschaften o Kulturwissenschaften.

(5) Una tarea de gran fertilidad en los Encuentros sería el análisis de la expresión «lenguaje matemático» (teniendo en cuenta que el álgebra, lógica o matemática, podría considerarse antes como una disciplina de «letras» que de «ciencias»). Las disciplinas algebraicas, lógicas o matemáticas, ¿son ciencias lingüísticas, si es que se ocupan de «lenguajes artificiales», o son ciencias no lingüísticas?

(6) ¿Hasta qué punto el espacio lingüístico (considerado como un espacio tridimensional constituido por tres ejes ortogonales: sintáctico, pragmático y semántico) puede tomarse como modelo del espacio gnoseológico (en el que suponemos habitan las ciencias categoriales), e incluso del espacio antropológico (en particular, del espacio institucional)? ¿Qué alcance podemos dar a la definición de la ciencia de Condillac como un «lenguaje bien hecho»?

(7) La cuestión de la distinción entre ciencias lingüísticas y tecnologías científicas (escritura de los lenguajes de palabras, traducción de unos lenguajes a otros, &c.) y la influencia recíproca de las tecnologías en las ciencias (por ejemplo, la influencia de la escritura alfabética en el descubrimiento de la doble articulación de los lenguajes de palabras).

(8) Parecen obligadas todas las cuestiones que tienen que ver con los orígenes y el desarrollo de las tecnologías lingüísticas en la época de la constitución de los primeros esbozos de ciencias lingüísticas, en la Antigüedad griega.

(9) También es imprescindible plantear cuestiones que tengan que ver con el desarrollo de las disciplinas lingüísticas en la Edad Media (Porfirio, Boecio, Donato, Tomás de Erfurt, &c.) en relación con los estudios tecnológicos de la hermenéutica propia de las «religiones del Libro».

(10) Y, por supuesto, es también casi imprescindible el planteamiento de cuestiones relativas a los procesos de constitución y desarrollo de las disciplinas lingüísticas en la época moderna (Richard Simon, Hervás y Panduro, Bopp, Schleicher..., Saussure o Hjelmslev).

II. Cuestiones ontológicas

Dadas las dificultades y presupuestos para definir qué pueda ser una «ontología del lenguaje», incluiremos en este epígrafe a todas las cuestiones filosóficas que tengan que ver con las relaciones o conexiones entre el lenguaje (entre las palabras, como punto de referencia) y las cosas (consideradas como entidades no lingüísticas por sí mismas), así como también en el encadenamiento de las cosas en una Realidad o Mundo con el cual el lenguaje está implicado.

Dada la variedad indefinida de las cuestiones ontológicas así entendidas procede clasificarlas en función de criterios generalísimos, como puedan serlo las relaciones o conexiones holóticas (relaciones o conexiones de los todos y las partes). En nuestro caso, obtendríamos esta primera clasificación:

A. Cuestiones relativas a las relaciones o conexiones entre el lenguaje y la realidad a título de «parte» de una «totalidad formal», tanto en el caso en el que estas partes se consideren inconexas pero yuxtaponibles, como en el caso en el que se consideren disyuntas e incompatibles.

B. Cuestiones relativas a las relaciones o conexiones del lenguaje y la Realidad cuando al lenguaje se le asigna el papel de una parte (incorpórea o corpórea) de esta Realidad.

C. Cuestiones relativas a las relaciones o conexiones del Lenguaje y la Realidad cuando al Lenguaje se le asigna el papel de «totalidad» y a la Realidad el papel de aquella totalidad.

En cualquier caso esta clasificación trimembre habrá de considerarse también como materia para una cuestión ontológica preliminar.

Cuestiones preliminares

(11) Sobre los criterios de clasificación de las cuestiones en torno a las relaciones y conexiones entre el Lenguaje y la Realidad.

(12) Sobre la necesidad de dejar fuera de la consideración filosófica a los entes metafísicos inefables, tales como el Deus absconditus, el duodécimo grado de felicidad de Juan de Cazalla, el Ser o la Materia ontológico general (M).

Cuestiones A

(13) Lenguaje y Realidad (palabras y cosas), ¿pertenecen a mundos o esferas no sólo distintas, sino disyuntas e inconexas? Discusión del modelo monista radical, como pudo serlo el acosmismo eleático: el lenguaje se corresponde con el reino de la apariencia, del no ser; en los versos 38 y 39 del Poema de Parménides leemos: «Todas las cosas –τῶ πάντα– son simples nombres –ονομ εσται δσσα–.»

(14) Lenguaje y Realidad (palabras y cosas), ¿pertenecen a mundos o esferas distintas e irreductibles, sin perjuicio de sus interacciones? Discusión de los modelos dualistas radicales: las palabras pertenecen al Reino del Espíritu (al Nous de Anaxágoras, al Nous de Aristóteles), las cosas pertenecen al Reino de la Materia (corpórea o incorpórea).

(15) La tradición eleática del escepticismo lingüístico: Gorgias, Sócrates, Antístenes.

Cuestiones B

(16) El «lenguaje de palabras», ¿ha de entenderse como una parte incorpórea de la realidad, incluso como la parte espiritual que permite abarcar a la totalidad de las cosas del mundo? Santo Tomas (De veritate, q. 2, a. 2) siguiendo a Aristóteles, dice: «Et ideo in III De Anima dicitur, animam esse quodam modo omnia.»

(17) El «lenguaje de palabras», ¿puede entenderse como un parte corpórea de la realidad, identificable con determinadas áreas del cerebro (área de Broca, área de Wernicke), del genoma (las «sesenta y cuatro palabras» que se formarían a partir de las cuatro bases nucleótidas del ARN) y en particular del gen y proteína FoxP2?

(18) El lenguaje y su implicación con las realidades definidas a diversas escalas. Las mismas palabras en cuanto cosas («¿cómo hacer cosas con palabras?»); el lenguaje como instrumento de la vida política.

Cuestiones C

(19) Sobre la tesis (de Wittgenstein) «Los límites del Mundo son los límites del Lenguaje». Las concepciones del mundo y las concepciones de los tiempos verbales de los gramáticos (referencia a la obra de Weinrich, Tempus, Besprochene und erzählte Welt).

(20) Sobre la función del lenguaje institucional en la delimitación de las cosas (pragmata) del mundo visible (Mi), considerado desde el principio antrópico (en cuanto contradistinto de la materia ontológico general). Nexo de esta cuestión con las doctrinas de los modos de significar de Tomás de Erfurt, según la cual «los modos de significar se basan en las propiedades de las cosas, no en la combinación de las voces».


Estructura de los encuentros

Como en años anteriores están previstas conferencias, mesas redondas y sesiones para presentar y discutir comunicaciones libres. Todas las sesiones se celebran de manera sucesiva, sin fragmentar a los asistentes en sesiones paralelas, para facilitar la participación y discusión.

Organiza: Fundación Gustavo Bueno
Coordina: Amparo Martínez Naves

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