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Gustavo Bueno

Conferencia dentro del ciclo El pensador y la obra

Salamanca, 22 de octubre de 2013
 

Intervención de Gustavo Bueno dentro del ciclo de conferencias El pensador y la obra, organizado por el Departamento de Filosofía de la Universidad de Salamanca y coordinado por María Martín Gómez. El acto se celebró en el Salón de Grados de la Facultad de Derecho, el martes 22 de octubre de 2013, desde las siete de la tarde. Fue presentado por el catedrático José Luis Fuertes Herreros y la profesora María Martín.

Gustavo Bueno en Salamanca, 22 de octubre de 2013
Gustavo Bueno en Salamanca, 22 de octubre de 2013
Gustavo Bueno en Salamanca, 22 de octubre de 2013

Salamanca Radio Television salamancartv.com 22/10/2013
El catedrático ha brindado retazos de su vida y su teoría a un numeroso público
Gustavo Bueno llena Derecho de su materialismo filosófico
· El salón de grados de la Facultad de Derecho, abarrotado ante la visita del riojano.
· Su exposición ha intercalado detalles autobiográficos con conceptos filosóficos.

El filósofo Gustavo Bueno, uno de los referentes del mundo del pensamiento en España, ha acudido al Salón de Grados de la Facultad de Derecho de la USAL para descubrirse. Dentro del ciclo “El pensador y la obra”, el ponente ha revelado las líneas maestras de su vida tanto en su recorrido como en la parte profesional.

“Mi relación con la filosofía comenzó a raíz de esa paradoja que afirma que ‘la excepción confirma la regla’”, se sincera Bueno. Ante un auditorio que ha dejado pequeño el recinto, habla sin tapujos. Alardea de su buena imagen del clero, en el que vio “hombres sabios y amables” que le enseñaron en su etapa de estudio, y reconoce que leía a Spinoza camuflándolo en el devocionario de una tía suya. De Zaragoza a Madrid y de la capital a Salamanca, tras obtener una cátedra para enseñar en el Lucía de Medrano en la década de los cincuenta.

Su humor y su franqueza sorprenden. Deshace mitos cada tres o cuatro frases, como el de que “el franquismo era una época de tinieblas; se podía leer cualquier cosa si uno estaba interesado y lo buscaba”. Cita autores de uno y otro campo: psicología, medicina, humanidades.

Su teoría, el materialismo filosófico

A continuación, entra en materia. Expone su opción intelectual, en la que toma la división ontológica de Wolff. Esta distingue una ontología general –la que habla del ser y sus propiedades– y la específica –se refiere a los tipos de ser: el mundo, el alma y Dios–. Se queda con estas últimas: “Si los filósofos no hablamos de ellas, ¿de qué hablamos? ¿del ADN? De eso ya se encargan los biólogos”, dice levantando las risas del respetable.

Distingue los tres tipos de materia, “que no siempre es corpórea, eso lo piensan los materialistas groseros”. La primera, compuesta por el mundo que vemos y oímos. La segunda, que alude a la concavidad y convexidad –por ejemplo, al escuchar una idea de otro, vista desde distinto ángulo por el que lo cuenta y el que lo recibe–. La tercera remite a las relaciones lógicas y matemáticas. Ahora bien, “negar el materialismo filosófico es suponer que hablamos de la ontología general, algo irrepresentable pero reconocido como un límite”. Así termina su exposición, aun reconociendo que “sería imposible resumir en un rato mi obra y mi pensamiento”.

 

 
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