Proyecto Filosofía en español Hemeroteca
El Mundo
Jueves, 22 de enero de 2004
 

Contra la sacralización del sistema
Panfleto contra la democracia de Gustavo Bueno

Fernando Palmero

Gustavo Bueno / El mito de la Izquierda A pesar de su enunciado provocador, lo que esconden las páginas del último texto de Gustavo Bueno, ni es un panfleto ni va dirigido contra la democracia realmente existente. Él más que nadie sabe que contra lo realmente existente no cabe actitud más divertida que la de no reírse, ni quejarse sino comprender, que diría el filósofo.

La denominación de panfleto, aclara en el interior, es para «anticiparnos a la que los demócratas fundamentalistas darán probablemente a este libro si lo ojean o leen a saltos», y el objetivo de la obra «no es otro que el de iniciar la trituración del fundamentalismo democrático, en tanto que éste se apoya en un Idea pura de democracia considerada como núcleo y motor de las democracias empíricas, en cuanto son Estados plenos de derecho».

Sentido crítico y del humor

El resultado es un estimulante ensayo crítico, cargado del inteligente sentido del humor de su autor y destinado a sistematizar una realidad política concreta, las de los regímenes democráticos homologados en el Primer Mundo. Y hacerlo de manera científica y rigurosa, definiendo previamente los conceptos, explicando todas y cada una de las afirmaciones vertidas, citando las fuentes y manteniéndose siempre dentro de los límites que le impone la disciplina.

En un texto de 1932, Carl Schmitt afirmaba que «la distinción política específica, aquella a la que pueden reconducirse todas las acciones y motivos políticos, es la distinción de amigo y enemigo», de la misma forma que podemos afirmarlo del «bien y el mal en lo moral» o de «la belleza y fealdad en lo estético». Tal distinción es en efecto autónoma, concluía el pensador alemán, en «el sentido de que ni se funda en una o varia de esas otras distinciones, ni se la puede reconducir a ellas».

Los engranajes de la política

El principio esencial que define lo político está presente en este Panfleto y es lo que impide a Gustavo Bueno deslizar el análisis hacia consideraciones que no aportarían sino confusión. La política es pues un mecanismo por el cual se consiguen «estados de equilibrio» entre las fuerzas existentes. Conocer cómo han operado históricamente tales fuerzas y cuáles han sido los resultados de su interrelación podrá ayudarnos a comprender, afirma Bueno, el por qué de unos u otros regímenes, más allá de las ideas que dicen sustentarlos. Los fenómenos no se dan en la naturaleza como imperfecciones de una idea o aspirando a ella, sino que se dan por relación de necesidad, como resultado de una red causal que las hace originales y únicas en un momento determinado de su existencia.

Sin embargo, y esta es la idea principal de la obra, hay quienes ven en las democracias actuales, las que él llama realmente existentes, la culminación de una evolución de la humanidad y de la sociedad política que desde situaciones de tiranía u oligarquía habría desembocado en esta imperfecta pero más elevada realidad política. Tales posiciones tienden a sacralizar la idea de democracia y a explicar los errores o contradicciones como desviaciones o imperfecciones de una Idea pura de democracia que opera como referente utópico, de la misma forma, dice Bueno, que se trataban de desviaciones corregibles del ideal comunista los abusos de Stalin. Eric Hobsbawm recordaba en una de sus últimas obras cómo la expansión estadounidense tiene parte de su fundamento en la exportación de su revolución, la democrática, y cómo esa idea está cada día más presente en la realidad internacional desde la desaparición de la URSS.

Genealogía de la democracia

Frente a tales postulados, la actitud de Gustavo Bueno es la establecer una genealogía de la democracia, una búsqueda de los orígenes de los principios democráticos para situarlos en el tiempo y valorarlos en su justa medida, sin proyecciones ni regresiones, y por supuesto, sin idealizaciones.

Y así, la génesis de nuestras democracias, las que hoy existen en Francia, Italia, EEUU, México, Chile, España, etc. no tiene su origen en la idealizada Atenas de Pericles, sino en el desarrollo de la economía capitalista. «La democracia sólo pudo aparecer históricamente una vez creada la Nación política a raíz de la Gran Revolución de 1789, a la manera como la televisión sólo pudo aparecer una vez creada la energía eléctrica artificial y el control de la misma», afirma Bueno. Pero además, sin la evolución de las sociedades capitalistas hacia las actuales sociedades de mercado de consumidores y electores, la democracia parlamentaria no existiría. Y todas las contradicciones existentes forman parte de su esencia, de la misma manera que no era una disfunción, sino su esencia misma, concluye Bueno, la esclavitud durante la democracia ateniense.

 


Fundación Gustavo Bueno
www.fgbueno.es