Proyecto Filosofía en español Hemeroteca
La Clave
nº 26, 12 de octubre de 2001
Clave libre
página 21

¿Soldados o policías?
Gustavo Bueno
 

Gustavo Bueno

Bush ha actuado como comandante en jefe de los ejércitos del Imperio

El ataque de Estados Unidos a Afganistán, y más precisamente a Kabul, Jalalabad y Kandahar el pasado domingo día 7 es ambiguo: ¿Es el principio de una guerra (aún sin declaración formal previa: el anuncio oficial del presidente Bush se hizo diez minutos después de iniciados los bombardeos; pero algo análogo ocurrió en Pearl Harbour, entonces por parte de los japoneses) o es el principio de una operación policíaca? La ambigüedad parece calculada. Si se trata de capturar a Bin Laden para llevarlo a los tribunales de justicia, estaríamos ante una operación policíaca, porque no cabe hablar, salvo por metáfora, de «guerra contra el terrorismo internacional»: la guerra va dirigida contra los Estados. Pero es sumamente peligroso declarar la guerra a un Estado musulmán, aunque se distinga entre el gobierno de los talibanes y el pueblo afgano (en la II Guerra Mundial también se distinguió entre los nazis y los alemanes).

En cualquier caso, el presidente Bush ha actuado no en nombre de la OTAN, ni menos aún en nombre de la ONU: ha actuado como imperator, como comandante en jefe de los ejércitos del Imperio, de los Estados Unidos. Quienes sonríen en nuestros días (en nombre del derecho internacional escrito) ante el uso del término «imperio», que ellos consideran anacrónico, tendrán que buscar otros conceptos mejores para poder describir los hechos.

Estados Unidos es el imperio que, junto a sus aliados, defiende la civilización occidental globalizadora contra los ataques de los terroristas. Y éstos, por boca de Bin Laden, han dicho que el Islam también es un movimiento globalizador y que los terroristas (en Palestina, en Irak, en Somalia...) son precisamente los «occidentales», los no creyentes, los «cafres». El presidente Bush invoca a Dios; Bin Laden a Alá. Esto, para quien suponga posible la neutralidad, equivaldrá a «relativismo cultural»; pero quien no admita la posibilidad de ser neutral ya no hablará de relativismo cultural sino de oposición contradictoria.

El ataque del siete de octubre se transformará en guerra o quedará en operación policíaca según que los pueblos de los gobiernos musulmanes rechacen o acepten los bocadillos que les lanzan los aviones occidentales, según que desborden o no las medidas prudentes de sus gobiernos.

Oviedo, 8 de octubre de 2001
Gustavo Bueno


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