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La Rioja
Lunes, 3 de septiembre de 2001
Entrevista

«De los filósofos, me quedo con Platón»
«Telebasura y democracia», última obra del riojano Gustavo Bueno

Colpisa. Madrid
A punto de presentar su último libro «Telebasura y democracia», el riojano Gustavo Bueno sigue suscitando la polémica cada vez que se pronuncia con sus ya inconfundibles declaraciones incendiarias que atacan simultáneamente a todos y a nadie. El prefiere decir que no rehuye el enfrentamiento.

Lo cierto es que de su mente preclara fluyen aluviones de pensamientos que han obsesionado al hombre desde siempre y que él se encarga de desvelar, a contracorriente la mayoría de las veces.

En un mundo electrónico como el de hoy día, ¿Está vigente todavía preguntarse por la esencia del hombre?

—Mucho más. El que no se preguntaba por el hombre era el de neardenthal. Hoy día se discute cuando empieza el hombre. Antes se creía que con Adán y Eva, pero eso ahora no se lo cree nadie. En Atapuerca están intentando averiguar si eran hombres o no, algo muy importante. La pregunta por el hombre es mucho más urgente ahora que hace cincuenta años.

¿Qué es lo que más le atrae de la filosofía?

—Yo particularmente me dediqué a la filosofía porque tenía un profesor en Zaragoza de Ciencias Naturales que decía: «la excepción confirma la regla». Me llamó la atención la frase y le pregunté y me respondió que si me interesaba estudiara filosofía. De los filósofos que me han dejado huella me quedo con Platón por su orientación y su afición por las matemáticas. Si he dedicado un millón de horas a estudiar, la mitad han sido matemáticas porque la filosofía no creo que consista en leer continuamente. También me gustan muchos los escolásticos españoles, de los que me hice un experto durante mi época de estudiante en Salamanca.

¿Es compatible la filosofía con la juventud?

—Ahora hay más jóvenes que antes, por lo que si sólo un millón de los 6.000 millones de habitantes del planeta se interesa por la filosofía es un avance. Solamente cuando hay mucha navegación puedes empezar a pensar por tu cuenta, es decir, la labor de asimilación de las ciencias y las técnicas es tan grande que consume los primeros cuarenta años de vida y entonces es insensato que alguien a los veinte años pueda hacer nada interesante en el pensamiento filosófico, quizás pueda hacer música, matemáticas o inventar un teorema. Además, las grandes obras de filosofía son muy tardías y eso es natural. Es un poco lo que pasa con la novela. Puede haber un poeta joven de primera categoría pero un novelista es imposible porque copian lo que han visto en el cine porque carecen de experiencia.

¿Cree que la filosofía es una ciencia estanca porque siempre cuestiona los mismos interrogantes?

—No creo que la filosofía sea una ciencia. Las ciencias tal y como las entendemos se circunscriben a una categoría y la filosofía no puede cerrarse, más bien estudia y compara los diferentes campos y por tanto tiene ahora más problemas planteados que antes. Por ejemplo, ahora podemos escribir de televisión o de otras cosas nuevas para la filosofía, para lo que no podemos acudir a Platón o Aristóteles. Esto es algo que molesta y asombra a muchos de mis colegas.

Usted se ha convertido en uno de los defensores del concurso de convivencia «Gran Hermano» ¿Por qué?

—No, simplemente lo que he hecho ha sido no atacarlo de forma indiscriminada, lo he visto y lo he analizado. Como no lo he atacado parece que lo ha defendido, pero no es así. Le encuentro interés como observatorio de la sociedad española, pero no por «Gran Hermano» en sí mismo, si no por los once millones de espectadores que lo ven, una cantidad nada despreciable.

 


Fundación Gustavo Bueno
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